Sánchez urge a Junts con nuevos guiños para salvar la legislatura
El presidente del Gobierno reconoce que el diálogo está «roto» y asume «los incumplimientos» con los de Puigdemont, pero apela a una «oportunidad histórica» para resolver «el conflicto» catalán
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no da por perdida la legislatura, a pesar de la ruptura de Junts. Sánchez no cuenta con una ... mayoría parlamentaria -el jueves sufrió una severa derrota con el techo de gasto, el primer escalón de los Presupuestos-, pero aún cree posible agotar su mandato en 2027 y este martes ha lanzado guiños a los de Carles Puigdemont para tratar de reconducir unas relaciones, que ha admitido que están «rotas». En sendas entrevistas con medios catalanes desde la Moncloa, en Rac1 y en RTVE, el presidente del Gobierno ha anunciado un real decreto para «facilitar y flexibilizar» las inversiones de los entes locales y ayuntamientos, una medida pactada con Junts. Además, ha anunciado la ampliación del plazo para promover la digitalización de los procesos de facturación en empresas. Se trata de una petición que también habían trasladado los soberanistas. Asimismo, se ha mostrado optimista en relación a poder pactar en el Congreso su propuesta sobre una reforma legal del Código Penal para combatir la multirreincidencia delictiva, ha señalado que trabajan en la publicación de las balanzas fiscales y que avanzan en la desclasificación de los documentos sobre la llamada 'operación Cataluña' contra el separatismo.
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Sánchez ha enmendado así el discurso al que venían aferrándose él mismo y los suyos desde que Puigdemont consumara en Perpiñán hace un mes el divorcio con los socialistas, anuncio al que siguió el de que los junteros tumbarán todas las leyes relevantes del Gobierno en la Cámara baja y el bloqueo presupuestario de la semana pasada. El Ejecutivo optó por no darse por enterado, por incidir en que su mano seguía tendida, por alentar que había una 'línea caliente' aún viva y por asegurar que los compromisos suscritos en el pacto de Bruselas para la investidura que están en su mano los ha ejecutado, mientras se afana en progresar en los que dependen de terceros, como la oficialidad del catalán en la UE. Pero hoy el presidente ha cambiado de raíl argumental.
«No hemos cumplido con todo, lo asumo», ha llegado a afirmar, admitiendo al tiempo que "el diálogo está roto». Sánchez ha vuelto a extender la mano y ha enfatizado que el documento firmado en la capital belga hace dos años constituye una «oportunidad histórica» para afrontar la resolución del "conflicto" catalán, según la terminología del independentismo. Esta es una reclamación de Junts y forma parte de los argumentos por los que la formación nacionalista ha decidido romper con los socialistas. Los junteros achacan al Gobierno que en las reuniones de Suiza no se ha abordado la cuestión del reconocimiento nacional y que para los soberanistas pasa por la celebración de un referéndum.
El presidente del Gobierno ha señalado que va a cumplir los acuerdos hacia la mencionada "resolución del conflicto", pero no ha ido más allá. Ha confiado en que el catalán acabe reconocido en la UE y en la plena aplicación de la ley de amnistía -que pende del Constitucional español y del TJUE europeo-, mostrándose esperanzado en que Puigdemont «pueda volver pronto». Pero en paralelo, lo que no ha hecho ha sido comprometer la reunión con Puigdemont que airéandose desde el principio de la legislatura como un posible gesto si las cosas acababan en mal dadas con los soberanistas. «No estamos en ese estadio», ha aseverado Sánchez, quien se aviene esa cita pero siempre dándole largas. Además, ha apuntado a que Junts ni siquiera lo ha pedido. Y ha aclarado que no ha hablado con Puigdemont.
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Los guiños a Junts, si mayores concreciones más allá de lo que aprobará esta martes el Consejo de Ministros, es la última baza que le queda al presidente -intentar rehacer las relaciones con los independentistas catalanes- para salvar una legislatura asomada a la parálisis por la minoría parlamentaria y el cerco de la corrupción. Los junteros han avisado por activa y por pasiva de que no apoyarán el proyecto de Presupuestos del Estado, pero el jefe del Ejecutivo no se da por vencido. «Siempre veo el vaso medio lleno», ha asegurado, tratando de pasar la pelota al tejado de Junts, que ha roto con los socialistas en parte por el auge de la extrema derecha secesionista con la que compite en Cataluña. A pesar de los gestos, la decisión de los junteros es estratégica y Sánchez no parece haber efectuado anuncios del suficiente calado como para que los junteros puedan dar marcha atrás a su divorcio.
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