El presidente se aferra a una agenda exterior marcada por Gaza
En Moncloa admiten que la semana ha sido difícil, pero creen que la ola internacional les favorece
Fue una detrás de otra. El martes por la mañana, la ratificación por parte de la Audiencia Provincial de Badajoz del auto que decretó la ... apertura de juicio oral a su hermano, David Sánchez. El mismo día, por la tarde, el pleno sobre la delegación de competencias de inmigración a la Generalitat en el que implosionó el bloque de investidura.De telón de fondo, la polémica de las pulseras antimaltrato, una bomba contra el discurso feminista. Y de remate, el miércoles, el último movimiento del juez Peinado contra su mujer, Begoña Gómez, a la que pretende sentar ante un jurado popular por malversación. Y, sin embargo, en su primer pronunciamiento, ese mismo día a 6.000 kilómetros de distancia, Pedro Sánchez hizo como si todo fueran minucias.
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En Moncloa admiten que las cosas no han sido fáciles de sobrellevar; que singulamente las informaciones sobre fallos en el sistema Viogén les han hecho pasar un mal rato; y que el giro de tuerca de Peinado les removió por dentro. Pero también sostienen que nada logró descentrar al presidente del Gobierno del objetivo que se había marcado para esta semana durante su viaje de cuatro días a Nueva York para asistir a la apertura del 80º periodo de sesiones de la Asamblea de la ONU y participar en la conferencia de los dos Estados, en plena agitación por la matanza de civiles en Gaza. «Su cabeza estaba en Naciones Unidas, haciendo lo que tenía que hacer en un momento histórico», dicen fuentes de su equipo.
Su análisis es que, pese a que por momentos el Ejecutivo ha llegado a perder el control sobre la agenda, las cosas han vuelto a su cauce; que la voz de Sánchez frente a la barbarie en Gaza –reforzada por la intervención del Rey ante el plenario de la Asamblea General y compartida por la mayoría de los españoles– se ha oído alta y clara; y que la ola internacional juega a su favor. «El viernes el asunto ya era la división en el PP entre los que, como Rueda y Moreno, hablan de genocidio y los que como Aznar y Ayuso defienden a Israel. Y ese debate va a continuar en las próximas semanas», vaticinan.
Cita en Copenhague
Para empezar, la semana próxima no habrá pleno en el Congeso y Sánchez viajará a Copenhague para participar en el Consejo Europeo y en un encuentro de la Comunidad Política Europea en el que, además de hablar de Ucrania, volverán a ponerse sobre la mesa las sanciones a Israel. Justo después de un periodo en el que la oposición hablaba de pérdida de peso internacional de España por su exclusión de las reuniones convocadas por Donald Trump sobre Rusia en la Casa Blanca o por no haber participado en las llamadas entre líderes europeos tras la incursión de drones de Vladímir Putin sobre Polonia, el jefe del Ejecutivo, que sí tuvo en Nueva York una nueva cita con Volodímir Zelenski, vuelve a aferrarse a la política exterior como su mayor balón de oxígeno.
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En realidad, el perfil de Sánchez en la ONU fue algo discreto. La decisión de que esta vez fuera el jefe del Estado quien se dirigiera a la asamblea le restó visibilidad. Tampoco llevó la voz cantante en la Conferencia de los dos Estados , en la que buena parte de las miradas fueron para Emmanuel Macron, que ejerció de patrocinador del evento junto a Arabia Saudí y aprovechó la ocasión para oficializar el reconocimiento del Estado palestino, como dos días antes habían hecho Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal. Pero, fuentes diplomáticas españolas aseguran que en la comunidad intenacional el papel del presidente en este asunto –España reconoció Palestina en mayo de 2024 entre críticas de la oposición– es alabado.
En Moncloa celebran como gran éxito, en concreto, que Bloomberg y CNN, con un referente de la información internacional como Christiane Amanpour, no solo quisieran contar con Sánchez sino que accedieran a reagendar sus entrevistas después de que éste las cancelara el martes en el último momento. Y remarcan como un hito que ABC News escogiera a su presentadora estrella, Linsey Davis, «la misma que moderó el debate de Biden y Trump», para hacer lo propio, centrándose además en su posición respecto a Palestina y al presidente de EE UU.
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