Miércoles, 15 de enero 2020, 13:45
Calle Francisco Tomás y Valiente
Se encuentra junto al Parque Santi Rodríguez pero gracia no tiene ninguna. Ni los más atletas consiguen llegar al final de esta pared con el aliento intacto.
Calle Tenor Alfredo Kraus
Llamada 'la cuesta de los civiles'. Muy conocida por los jienenses que la sufren casi a diario y que, en más de una ocasión, tienen que atravesar justo después su prima hermana: la calle Puerta del Sol, que termina en el Pilar del Arrabalejo.
Calle Zumbajarros
El Barrio de la Magdalena es precioso pero alberga horrores como esta cuesta que debe su nombre a la cerámica rota en su suelo. Acabarla es todo un logro para los gemelos de cualquiera.
Calle Los Caños
Más vale pararse a beber agua en la plaza con ese mismo nombre porque después de subir la calle Arroyo de San Pedro viene un sinuoso sendero con una inclinación y una longitud cardiacas.
Calle Maestro Cabrián
Reina del Egido Belén. Tuvieron que partirla en dos por piedad con los viandantes porque ni los escalones que tiene en sus costados son capaces de suavizarla.
Calle Montuno Morente
Subirla conlleva el premio de acabar en los pies de la Basílica de San Ildefonso pero teniendo en cuenta que los coches apenas pueden pasar de primera en el intento de hacerlo, hay que pensárselo dos veces antes de atreverse.
Calle crítico taurino Ángel del Arco Navarrete
El Club de Campo de Jaén está custodiado por una pendiente infernal en la que aparcar se convierte en un deporte de riesgo. Ni la ayuda de los escalones consigue mitigar una inclinación pirenaica.
Avenida de los Escuderos
Terror de los corredores de la San Antón. No se sabe si da más miedo porque el desnivel va creciendo a medida que se sube o porque no se acierta a ver el final de ella.
Cuesta del Molinillo
El nombre ya avisa de que en llano no vamos a andar pero lo que no se alcanza a adivinar es que esta calle, del Barrio de la Alcantarilla, puede fortalecernos los glúteos de la misma manera que una clase de spinning.
Cuesta de Belén
Corta pero intensa y además engañosa. Puede parecer un atajo para subir desde 'Pioneros' hacia el Egido Belén pero hay que valorar la sobrecarga que utilizarla puede suponer para nuestras piernas.
Subida al Tambor
Esta sucesión interminable de escalones es capaz de exigir lo mejor de nuestros cuádriceps a la vez que nos adentramos en el Barrio de la Merced. Está rodeada de calles igual de escarpadas.
Calle de Jesús
Dividida en dos tramos, un con y otro sin escalones, tiene un encanto que hace que por momentos uno no se de cuenta de que le falta el oxígeno. Vincula la Merced con la Carretera de Córdoba a costa de nuestro sudor.
Calle Compañía
Los músicos jienenses la sufren a diario para llegar hasta el Conservatorio. Si a cualquier persona le cuesta escalarla imagínense a aquellos que han de hacerlo cargados con sus instrumentos.
Calle Alberca
A espaldas del Barrio de Santa Isabel se encuentra esta diablura curva que los coches han de bajar con cuidado si no quieren que los bajos rocen en su final. El desnivel provoca la fatiga hasta de los aficionados al fitness.
Calle Castaño
Las Casas de Juan León también tienen su propio 'Everest'. Pese a que se puede ver el final desde el inicio, la lejanía de este es tan devastadora que hace que más de uno se piense el dar un rodeo.
Calle Ejido de la Alcantarilla
Si uno se cae a espaldas de la Catedral puede ser que baje rondando por ella casi hasta los límites de la ciudad. Sin duda eso sería más placentero que subirla en pleno mes de agosto.
Calle Tiro Nacional
Cuando uno se adentra en ella en sentido ascendente no se imagina que acaba en las mismas faldas del Castillo de Santa Catalina. Teniendo en cuenta que parte desde el Seminario, imagínense al desnivel que se enfrentan los que no tienen más remedio que subirla.
Calle Neveral
Su color rojizo sirve como advertencia para los que piensen en subirla sin saber que a medio camino les puede faltar el aire. Ni los escalones esconden lo escarpado de esta calle
Calle Salobreja
Una de las más conocidas por los cientos de jienenses que la sufren al subir de la Feria de San Lucas y por convertirse en un rato hasta para los ciclomotores.
Calle Virgen Blanca
Es una de esas cuestas que serían imposibles de escalar sin escalones. Las vistas al Castillo y la mezcla de colores de las macetas de los vecinos hacen algo más agradable el esfuerzo que hay que hacer para subirla.
Calle Cabroneras
Escondida en el Barrio de la Merced es el castigo de los vecinos de la zona que al menos reciben la ayuda de una barandilla sin la que los escalones se harían murallas.
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