Decretado el ingreso en prisión provisional de los dos policías agresores

Todo ello después de que los dos arrestados hayan declarado durante la tarde-noche de este sábado por videoconferencia desde la Comisaría Provincial de Jaén, para tratar de velar por la seguridad, el orden público y la paz social, dada la gran tensión reinante entre la población por este suceso. No en vano, lo vivido ayer en Linares, entre las cinco de la tarde y las diez de la noche, puede calificarse de insólito e histórico.

Y es que diferentes calles del casco urbano, especialmente la zona centro y por supuesto las vías aledañas a la Comisaría de la Policía Nacional, se convirtieron en un auténtico campo de batalla, donde se pudo ver, oír y sentir grandes dosis de tensión, actos de vandalismo, lanzamiento de todo tipo de objetos contundentes, volcado y quema de contenedores y cargas policiales.

El origen de todo esto fue la concentración celebrada en el entorno de la sede policial, convocada de forma espontánea a través de redes sociales para las ocho de la tarde, con el fin de protestar y mostrar la condena y repulsa popular a la brutal agresión cometida por dos funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía (un agente de escala básica y un subinspector fuera de servicio y, por tanto, vestidos de paisano) contra un hombre y su hija de 14 años, en la tarde del viernes, en la calle Espronceda, junto a la terraza de un establecimiento hostelero.

Pero, como se suele decir, la situación se fue completamente de las manos. Aunque decenas de personas sí acudieron a manifestarse de manera más o menos pacífica, lo cierto es que otras tantas fueron con el propósito de desatar toda su ira contra la Policía Nacional, demostrándolo con acciones tildadas de «violentas» por el propio cuerpo de seguridad. De hecho, se crearon varios grupos de personas que tiraron piedras a las fuerzas del orden desplegadas, hicieron barricadas con contenedores ardiendo y arrancaron señales de tráfico.

Ante eso, policías locales y nacionales taponaron todos los accesos al área de la Comisaría de Linares para asegurarla, mientras que antidisturbios establecieron varias barreras humanas para desplegarse y lanzar cartuchos de salva e incluso golpear con porras con el objetivo de aplacar los grupos de «violentos» y reducirlos. Además de intervenir en ese sentido, la intención de la Policía Nacional y de los altos mandos del Cuerpo en Jaén, desplazados a Linares, era también tratar de calmar los ánimos.

Aún así, los grupos de personas más exaltadas permanecieron actuando, ya de manera más residual, sobre las diez de la noche, puesto que mucha gente sí optaba por marcharse a casa. Los últimos coletazos se produjeron en el entorno de la parroquia de San Agustín y la estación de autobuses.

Al cierre de esta edición, la Policía Nacional daba la situación por «controlada y tranquila», consiguiendo disolver los grupos. En cuanto al recuento de la batalla campal entre los manifestantes y la Policía, se saldó, según fuentes policiales, con trece detenidos, dos de ellos menores de edad, y 19 agentes «con heridas de diversa consideración». Cabe destacar, además, la participación de miembros de la UIP de Granada en el operativo especial desplegado en las calles linarenses.

Aunque la máxima tensión se desató en el entorno de la Comisaría a partir de las ocho, el inicio estuvo desde minutos antes de las cinco de la tarde junto a la sede judicial. Y es que allí se empezaron a congregar decenas de personas para estar presentes cuando los dos agresores fuesen trasladados allí para prestar declaración ante la jueza por su puesta a disposición judicial.

Así las cosas, numerosas personas insultaron a los guardias del Juzgado de Linares, gritaron y lanzaron objetos como mecheros y hasta plátanos. Conforme se aglutinaba más gente, la tensión fue a más y empezaron a lanzarse piedras a los cada vez más agentes que acudían hasta el lugar para poner orden en la calle Teniente Ochoa. Los grupos violentos se trasladaron por varias calles, cometiendo actos vandálicos, hasta llegar a Comisaría y zonas adyacientes, nuevo punto de encuentro.