Siempre pasa algo fuera

Todo empezó en Andorra, con el equipo líder, cuando un envío aparentemente inofensivo a la espalda de la defensa a los cinco minutos pilló despistado a Ricard Sánchez, que rompió el fuera de juego para que Iván Gil hiciese el único gol del partido. También entonces se generaron muchas ocasiones sin embocarlas. Ocho días después, en Ipurua, al tanto de Matheus en una jugada a balón parado a la media hora se sumaron dos nuevos goles en cuestión de segundos, tras un error de Cabaco nada más sacar de centro, que provocaron la goleada con la guinda posterior del cuarto.

No se salió de ese trance en Gran Canaria, donde la UD Las Palmas desniveló un igualado choque con una diana de Loiodice al filo del descanso; tras este, André Ferreira cayó lesionado y Miguel Rubio cometió un penalti dudoso con el que Jonathan Viera batió a Raúl Fernández. El Granada pareció dar un paso adelante en Ponferrada, donde perdonó oportunidades clamorosas tanto en la primera parte como en la segunda pese a perder a Ricard Sánchez antes del intermedio y aún le fue anulado un polémico gol al propio Miguel Rubio, pero la impotencia posterior en Tenerife con otro tanto encajado tras un pelotazo hacia la nada a la media hora y un penalti en el segundo tiempo devolvió a los rojiblancos al mismo punto.

Como en Ponferrada, también en Cartagena se derramaron francas situaciones para batir la mala racha fuera. Alguna de ellas incluso sin portero, como una que tuvo José Callejón. El crédito de Aitor Karanka se terminó en la siguiente salida, en Oviedo, cuando no hubo más desgracia deportiva que la que sufrió el conjunto local con la expulsión de Aceves antes del descanso: la incapacidad de los rojiblancos para derrotar a un rival con uno menos costó al entrenador su cargo.

Revertir la pésima dinámica fuera de casa era una de las grandes tareas encomendadas a Paco López al ponerse al frente de un equipo que seguía invicto en casa, pero nada ha cambiado aún tres salidas después pese al anecdótico estreno en Yecla por la Copa del Rey. La expulsión de Raúl Fernández en Butarque a los tres minutos, de nuevo con Miguel Rubio implicado, supuso una rémora que luego no se notó tanto en lo que fue el juego al punto de que el gol del Leganés se produjo en un contragolpe imperdonable a la vuelta del descanso.

Los futbolistas del Granada sintieron una impotencia similar en Málaga cuando los estrepitosos fallos de cara a gol de Myrto Uzuni durante una primera media hora fantástica fueron castigados por Rubén Castro, aunque Callejón salvase un punto en la segunda mitad con un tanto que al menos acabó con la sequía anotadora fuera. Ningún consuelo para un equipo instalado en el día de la marmota que volvió a perder en Lugo y ya espera la segunda vuelta para resarcirse.