El autocar, varado en la nieve. IDEAL

Viajeros del autobús entre Granada y Madrid permanecen atrapados 24 horas debido al temporal

Los pasajeros compartieron la comida y tuvieron que limpiar la nieve para que el vehículo se moviera

álvaro lópez

Domingo, 10 de enero 2021, 00:29

Las historias de Pablo y Elena ejemplifican cómo ha dejado la borrasca Filomena las conexiones entre Granada y Madrid, con el transporte ferroviario y aéreo cerrado y la autovía A-4 colapsada ... e imposible para la circulación de vehículos desde Castilla-La Mancha

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Cuando Pablo Sánchez y Elena Arenas se subieron este viernes a sus respectivos autobuses de Alsa que les iban a llevar a Madrid, donde estudian y trabajan, jamás se imaginaron que una nevada histórica, provocada por el temporal Filomena, les haría pasar más de un día atrapados en la carretera. El joven de 25 años, que estudia cine y trabaja en la hostelería, y la chica de 23, estudiante de flauta en el Conservatorio Superior de Música, cuentan a IDEAL la odisea que han vivido y que les ha obligado a pasar unas horas que no olvidarán nunca.

Los dos, granadinos, son la representación de centenares de personas a los que la borrasca dejó varadas buena parte del viernes y el sábado cuando se dirigían a la capital de España. Un tiempo aciago que ha obligado a cortar las conexiones aéreas y ferroviarias entre Granada y Madrid, y que ha dejado a la autovía A-4 colapsada e inaccesible para el paso de vehículos desde Castilla-La Mancha.

Pablo, que volvía a la capital de España tras pasar el día de Reyes con su familia, se embarcó en el autobús que tenía previsto salir a las cuatro de la tarde desde tierras granadinas para llegar, aproximadamente, cinco horas más tarde a Madrid. Pero la nieve impidió que eso ocurriera. Cuando llevaban recorrida casi la mitad del camino –unos 200 kilómetros– todo empezó a torcerse. «Hasta Almuradiel no tuvimos ningún problema, pero a partir de ahí ya encontramos retrasos en el cambio de conductor que bajaba de Madrid. Tuvimos que esperar media hora más de lo previsto», cuenta el joven.

Esa circunstancia le puso en alerta sobre lo que podía estar pasando, aunque ninguno de los 80 viajeros que iban en su autobús se imaginaba la verdadera magnitud de los problemas. Pablo relata que cuando llegaron a la altura de La Guardia, en Ciudad Real, «el temporal empezó a empeorar. El autobús se detenía cada pocos kilómetros e iba pegado a los quitanieves. En el momento en el que nos despegamos de la máquina, ya la nieve se amontonó y fue imposible continuar la marcha».

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Tuvieron que esperar a que la Guardia Civil apareciese y les diera instrucciones sobre qué hacer. Los agentes solicitaron al chófer del autobús que tenía que llegar hasta la capital de España, que diese la vuelta y se detuviera en un restaurante de carretera para pasar la noche y esperar a recibir ayuda a la mañana siguiente. Lograron llegar al establecimiento sobre las dos de la mañana, cuando habían pasado casi diez horas desde que salieron de Granada.

El joven recuerda que la nieve provocó además un cortocircuito que dejó al local sin luz. Dadas las circunstancias, algunos viajeros decidieron pasar la noche en el restaurante sin luz y otros, la mayoría, dormir en el autobús. Ya por la mañana, el chófer trató de reanudar la marcha para finalizar el viaje. Sin embargo, la caída de un cable de alta tensión en plena autovía hizo que tuvieran que permanecer esperando en Aranjuez hasta que la carretera pudo ser despejada ya bien entrada la tarde, llegando a su destino ya con el anochecer del sábado. Un día más tarde de lo previsto.

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Unos kilómetros más cerca de Madrid, Elena también tuvo que pasar más de 24 horas esperando en su autobús para poder llegar hasta la capital. La joven, que salió a las tres desde Granada, cuenta que los problemas comenzaron en Bailén y que, cuando ya estaban cerca de su destino, la Guardia Civil les desvió por una carretera nacional para evitar el colapso provocado por la nieve.

Llegaron hasta Seseña, donde «se paró el autobús y lo que no sabíamos es que lo haría de manera definitiva hasta el sábado a las tres de la tarde», cuenta Elena. Entonces entró en juego la solidaridad de los viajeros, que se pusieron a apartar la nieve para que el vehículo avanzara, y de las personas con las que dieron en el camino, que les suministraron alimentos, les permitió comer e hidratarse. Ella misma aprovechó unos 'tuppers' que llevaba en la maleta para dar comida a quienes también estaban atrapados. «Todo el mundo ha sido muy solidario. Hemos sido una piña». Tuvo más suerte que Pablo, su viaje a Madrid acabó algunas horas antes.

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Ambos recordarán siempre que Filomena les mandó parar...

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