Fotograma de una película alemana elegida completamente al azar. IDEAL

La típica película de las cuatro de la tarde

La Pretemporada ·

Con los años se han convertido en un género que todos reconocemos con facilidad. Esas largas tardes después de comer, frente a la tele, terminan con septiembre

Martes, 24 de agosto 2021, 23:43

Un amigo me contó que en su casa, en verano, hacían apuestas locas con las películas de la siesta. Cosas del tipo: «Me juego un ... calippo de limón a que la chica rubia termina siendo la mala» o «me juego trece ahogadillas en la piscina a que estos dos terminan enamorándose». Siempre que cuenta el chascarrillo –suele ser una vez al año– termina con la vez que ganó la apuesta más absurda de todas. Al poco de empezar la película, con los títulos de crédito alemanes todavía en la pantalla, se lanzó con un «me juego una coca cola con sus hielos y un plato de patatas fritas todos los días al mediodía, cuando esté metido en la piscina, a que el padre de la protagonista abandona la granja para irse a la ciudad». El resto, extrañados ante el riesgo innecesario, aceptaron la apuesta sin meditarlo mucho. Cuando el padre de la protagonista se quita el sombrero, se sube al coche y pone rumbo a la gran ciudad, mi amigo se partía de risa. «Sólo hay una cosa más triste que ver una película de Antena 3 a las cuatro de la tarde... ¡haberla visto ya!».

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Si se acercan a la sección de cine y televisión de su librería particular encontrarán decenas de manuales de guion audiovisual. En la mayoría se tratan los distintos géneros: acción, comedia, drama, suspense... Los mismos géneros que llevan utilizándose desde el principio de los tiempos. Por eso es algo tan admirable que, tras años de aprendizaje, cuando alguien dice «es la típica película de Antena 3 a las cuatro de la tarde» todos entendamos lo que quiere decir. ¡Es un género en sí mismo!

En los veranos de esta pretemporada, la película de Antena 3 suponía echar la tarde entera. Eran tantos y tan largos los anuncios que, a veces, se te olvidaba lo que estabas viendo. De hecho, los anuncios son parte intrínseca del género porque le añaden el toque necesario de pesadez, de eternidad y de mátame camión. Con todo, veíamos estas películas como el que engulle ahora una temporada completa del tirón, de principio a fin, consciente desde el minuto uno de que te parece una bazofia pero, ya que has empezado, habrá que terminarla.

«Los anuncios son parte intrínseca del género porque le añaden el toque de pesadez, de eternidad y de mátame camión»

Estas películas, tan fácilmente olvidables, luego tenían su eco con la llegada de septiembre. La vuelta al cole, al trabajo, a los estudios, a la pesada rutina del madrugar y de hacer cosas sin parar... Septiembre suele llegar como un bofetón o una vacuna: rápido y sin avisar, para que no lo pienses mucho. Pero entonces, metido en la faena de la normalidad, de repente, apartas la mirada de los apuntes, del ordenador, de la ventanilla, del mostrador, de la cola del supermercado y, con un sincero y honesto suspiro, te imaginas tumbado y medio dormido, siguiendo una estúpida historia que no tiene ni pies ni cabeza. Ah, quién pudiera.

Y así, precisamente, llegamos a septiembre. Esta pretemporada termina como empezó, rememorando aquella sensación del dejarse llevar por la programación;la sensación de aquellos días de verano en que no había plataformas digitales ni videojuegos online ni redes sociales ni libros electrónicos ni memes ni cadenas virales ni aplicaciones que convierte tu cara en un gato. Y, sin embargo, nos aburríamos igual que hoy. Eso es el verano.

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