Las antiguas trabajadoras del telar de La Zubia rememoran la foto de 1982, encerradas en la catedral. Pepe Marín

Las 'telaras' de La Zubia que conquistaron el futuro con un encierro en la Catedral

CC OO conmemora hoy la protesta de las tejedoras que hace 41 años marcó un hito en la lucha laboral y feminista

Miércoles, 15 de noviembre 2023, 00:45

En 1982 la industria del telar era el motor económico de La Zubia. En la fábrica La Alpujarreña, que llevaba en pie desde 1918, trabajaban ... a destajo, tejiendo las alfombras artesanales más lujosas de España, 110 mujeres, que entraban de aprendizas siendo apenas unas niñas con catorce años y salían para casarse. Sus sueldos eran el sostén de sus familias.

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«En un pueblo humilde, los hombres trabajaban en el campo y dependían de la lluvia, el único dinero fijo que entraba en las casas era el del telar», recuerda a sus 73 años Ángelina Garzón, una de aquellas tejedoras –las conocían como 'telaras'– para las que la fábrica era «la escuela de vida».

Aquellas mozuelas zubienses que tejían y tejían sin tregua ni para el bocadillo y cobraban menos que sus compañeros hombres –los que preparaban los telares y tintaban la lanas– se echaron a valientes y sin ser conscientes abrieron camino a la lucha feminista cuarenta y un años antes del 'Se acabó'. En mayo de 1982 pusieron pie en pared para exigir igualdad y mejoras laborales y protagonizaron un sonado encierro en la Catedral de Granada que derivó en una huelga general secundada por toda La Zubia y que marcó un hito en la lucha laboral y feminista en Granada.

Hoy a las seis de la tarde, CC OO conmemorará el 41 aniversario de aquella conquista con un acto con entrada libre a las seis de la tarde en la Arhidiócesis de Granada, donde participarán sus protagonistas. Entre ellas Conchi Quesada, una de telaras que lideró la huelga y que recuerda que fueron de la mano de los sindicatos, que en aquellos primeros compases de la democracia recorrían las fábricas haciendo una labor pedagógica. «Nos enseñaron que había otra forma de luchar, que no estábamos solas y aprendimos por ejemplo cómo se hacía una asamblea», recuerda Conchi, que entonces tenía 26 años.

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Las antiguas trabajadoras reunidas por IDEAL para rememorar los 41 años del encierro de 1982. Pepe Marín

Al grito de «¡Textil, madera, metal, huelga general!», las jóvenes 'telaras' de La Zubia se unieron a las masculinas manifestaciones que exigían mejoras laborales en las calles de Granada. «Los trabajadores del metal nos dejaban en medio de las marchas y se ponían ellos primero, por si había palos de la policía o si había que correr, que estuviéramos más protegidas», explica Mari Carmen Molina, otra de las tejedoras que entonces, tenía 19 años.

Pese a la presión de las protestas, la negociación del convenio colectivo de la fábrica no avanzaba y lejos de amilanarse, las trabajadoras reforzaron su pulso. «No nos hacían caso y teníamos que dar el campanazo», alegan. El 27 de mayo de 1982 pusieron en marcha su plan. Con sus mochilas al hombro y camufladas entre los visitantes, las 110 trabajadoras, trece de ellas embarazadas , entraron en la Catedral y acamparon negándose a salir hasta que se firmaran las mejoras. «Vino la policía, pero estábamos en sagrado, no nos podían sacar», rememoran. El encierro duró cinco días. «La primera noche tuvimos miedo pero entre todas nos dimos fuerza y nos envalentonamos para seguir», relata Mari Carmen.

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Mientras ellas presionaban encerradas, en la mesa de negociación del convenio se planteó la posibilidad de trasladar la fábrica de La Zubia a Filipinas, en busca de mano de obra más barata, según su relato. La amenaza prendió la mecha de la lucha en el pueblo entero. Ya era mucho más que una cuestión de derechos laborales, La Zubia se jugaba su futuro. «Todo el pueblo se volcó para apoyarlas, el telar era el comer de La Zubia», rememoran Angelina, Chari Vargas y María Luisa Molina, tres de las 'telaras' que ya estaban fuera de la fábrica en el 82 pero se movilizaron para apoyar a sus compañeras.

El maestro Antonio Moleón cerró la escuela de La Zubia y como el flautista de Hamelín se llevó a los niños a la puerta de la Catedral, todos los negocios bajaron la persiana y La Zubia entera y otros pueblos cercanos se unieron a la causa con una marcha a pie hasta la catedral. Miles de vecinos dieron ánimo a las 'telaras' que aguantaban tras las rejas de la puerta. El 31 de mayo de 1982, en los locales de CCOO se firmaba un preacuerdo con la patronal y la alegría estallaba en la catedral. El encierro culminaba entre abrazos y lágrimas. La victoria de 'las telaras' se escribió en un convenio con una subida salariale del 9,5%, la jornada laboral de 41 horas semanales y otros avances. Y el telar de La Alpujarreña sigue en La Zubia. Pero el ejemplo de lucha de aquellas jóvenes consiguió mucho más.

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Imágenes y noticias aparecidas en la prensa durante los días del encierro.

«Ellas pasaron de niñas a mujeres , pero su lucha nos benefició a todas las mujeres porque la mentalidad del pueblo cambió. Ya no había que poner la excusa de afilar las tijeras para poder ir a Granada a comerte un bocadillo en el Aliatar o salir sin los maridos», asegura Angelina. «Conquistaron la libertad en todos los sentidos. Los hombres y los maridos cambiaron y avanzaron también», asienten Chari y María Luisa. Desde entonces, el legado de las 'telaras' ha inspirado a generaciones de zubienses. Mujeres como Trini Montes, hoy secretaria de la mujer de la Federación de Enseñanza de CC OO Andalucía, que organiza el acto de esta tarde junto a la Unión provincial de CC OO.

En la plaza de la Catedral, Trini y Clara Castarnado, responsable de Mujer de CCOO Granada, escuchan a 'las telaras' reunidas para el reportaje de IDEAL y no pueden evitar volver a emocionarse hasta las lágrimas: «En un contexto en el que las voces de las mujeres eran a menudo silenciadas y sus derechos desatendidos ellas se unieron para alzar la voz y exigir un mundo más justo. No solo fue un acto de resistencia, sino también un grito de solidaridad».

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