«Sufrí un ictus hace once años y desde entonces no he vuelto a descansar»
Gerardo Baena padece síndrome de piernas inquietas y despertar precoz, secuelas contra las que asegura haber probado «de todo»
No dormir bien puede convertirse en la peor de las pesadillas. A día de hoy, por desgracia, para aproximadamente el 48% de la población adulta ... es una realidad que vuelve a acechar cada noche. Así lo revelan los últimos datos publicados por la Sociedad Española de Neurología, según los cuales cinco de cada diez personas duermen menos de las horas recomendadas. Entre las afectadas está el granadino Gerardo Baena, natural de Diezma. A sus 58 años, no hay luna que logre conciliar el sueño durante más de tres horas y media.
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«Sufrí un ictus hace once años y desde entonces no he vuelto a descansar», comparte con IDEAL. Corría el año 2014 cuando este hombre sufrió el accidente cerebrovascular que truncó su vida. Pasó 14 días ingresado en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Durante aquel tiempo, no durmió «ni una noche». De primeras, pensó que era por la cama, «no estaba cómodo», pero cuando se fue a su casa «le echaba la culpa a la almohada». No había manera, no dormía.
El psiquiatra le mandó el relajante muscular «más potente que hay», pero se lo quitaron porque se iba a «caer redondo»
Gerardo decidió entonces acudir al médico de cabecera, que optó por derivarlo a la unidad del Sueño del mismo hospital, entonces dirigido por el doctor Jesús Paniagua, hoy jubilado. Él fue quien le diagnosticó síndrome de piernas inquietas con despertar precoz. Pasó por el psiquiatra por si era un trastorno de otro tipo y este le mandó un relajante muscular, «el más potente que hay», pero se lo tuvieron que quitar porque «iba a caer redondo».
Agenda de sueño
Para dar en el clavo, este granadino se sometió a un estudio del sueño. «No llegué a dormir 45 minutos en toda la noche», recuerda. Estos trastornos le han afectado «un montón» en su día a día. Trabaja en la construcción y lo lleva «realmente mal». El cansancio es constante. Todos los días le da un bajón a las doce de la mañana y otro a la hora de comer. Durante años, se valió de una agenda de sueño en la que apuntaba a qué hora se acostaba, a qué hora se levantaba, cómo se sentía, si se había despertado muchas veces durante la noche, si había soñado, si había visto la televisión o estado con el móvil antes de dormir, etcétera.
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Gerardo también sufre epilepsia. Para todo esto,usa parches, se echa gotas y toma pastillas
«Yo no soy de pantallas y ya me muevo bastante. Intenté regular el maldormir con la agenda de sueño, pero nada. Además, otra secuela del ictus, que no saben cómo llamarla, es epilepsia, ausencia de mi mente. Hago y digo cosas que no vienen a cuento», confiesa. Para todo esto, Gerardo usa parches, se echa gotas y toma pastillas. «He probado las benzodiacepinas y de todo. Lo he intentado todo, pero nada. Se ve que no volveré a dormir bien».
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