Un millar de rastreadores intentan frenar la evolución de los brotes en Granada

En verano algunos municipios triplican su población y Motril es la zona que se está viendo más perjudicada por la Covid-19. La semana pasada se tuvieron que cerrar dos de sus chiringuitos más emblemáticos y una ludoteca por estar relacionados con uno de los brotes.Además, 60 ancianos permanecen aislados –aunque no se han contagiado– en una residencia tras dar positivo un trabajador y tres usuarios del centro de día. Ante esta situación, la alcaldesa, Luisa García Chamorro, ha solicitado a la Junta que aumente el número de rastreadores en la provincia. Al equipo de 44 profesionales que integran el Sistema de Vigilancia Epidemiológica en Granada (son 450 trabajadores específicos en toda Andalucía) se suman otros 956 sanitarios (8.000 en la comunidad autónoma), la mayoría enfermeras, que hacen labores de rastreo y siguen los contagios en los centros de salud de Granada, según la Junta de Andalucía.

Entre rastreadores específicos y sanitarios que colaboran en el seguimiento de casos, en total, hay 1.000 rastreadores que acorralan al virus en la provincia. Su labor se ha multiplicado durante el estado de alarma y la Consejería de Salud continuará haciendo autorizaciones en atención primaria para que más sanitarios se unan al control de la pandemia conforme avancen los brotes.

Sin embargo, los sindicatos ponen en duda las cifras de la administración andaluza. Mantienen que no son puestos reales y se «sobrecarga a profesionales que ya trabajaban con más funciones sin hacer contrataciones nuevas».

CCOO apunta que para que la población de Granada, que tiene 912.075 habitantes, según el INE, esté bien atendida se necesitarían de 180 a 270 epidemiólogos específicos, es decir entre 20 y 30 por cada 100.000 habitantes.

«El personal de atención primaria está sobrecargado. A la pandemia y las vacaciones se le suma que algunos tienen que hacer funciones de rastreo. Salud deberá contratar a más personas para que el seguimiento de los casos se pueda hacer con resultados porque los sanitarios tienen que llamar a los pacientes cada dos o tres días para ver cómo evolucionan y registrar los nuevos casos, además de hacer las PCR y otras tareas», lamenta Félix Alonso, responsable de Sanidad de CC OO.

El sindicato propone que se contraten a profesionales de otras categorías, ofreciendo formación previa, para hacer funciones de rastreo, como celadores y descongestionar el sistema sanitario, ya que «no hay suficientes médicos y enfermeras para destinarlos a estas funciones». Según CC OO, sólo se han reforzado a los rastreadores con tres contrataciones, una por cada distrito, en Granada; dos en Almería, cinco en Cádiz, tres en Jaén, cuatro en Málaga, siete en Sevilla, dos en Huelva y tres en Córdoba. Este periódico preguntó a a la Junta por el número de contrataciones realizadas y la cifra total de rastreadores por provincia sin haber obtenido aún respuesta.

Por su parte, Fayna Gómez, secretaria provincial del sindicato de Enfermería, manifiesta que para esta labor las enfermeras son el personal más adecuado, pero que no hay suficientes en la provincia, misma postura que defiende Jacobo Ramos, presidente del colegio de Enfermería. Sindicato Médico destaca la función encomiable de los médicos de atención primaria en la gestión de la pandemia. «El circuito empieza y acaba con ellos. Se detecta un posible caso de coronavirus, se hace una PCR, la enfermera comunica los datos a Distrito, se dispone de una epidemióloga, y se amplia el circuito a sus contactos. Cuando se ha trazado el patrón son los médicos de cabecera quienes hacen el seguimiento con las enfermeras», explica Francisco Cantalejo, presidente de Sindicato Médico.

Antes de incorporarse a las funciones de rastreo, los sanitarios del SAS hacen un curso de dos semanas de duración en la Escuela Andaluza de Salud publica (EASP), con sede en Granada. En junio salió una tanda en la que se preparó a cerca de 500 profesionales de toda Andalucía y ahora otros 500 sanitarios recibirán la formación para hacer frente a nuevas oleadas del virus. La escuela es el único centro de España que ofrece este tipo de formación y ya se han concertado cursillos con otras comunidades autónomas.

Además de la terminología básica, reciben pautas para contener al 'bicho' y lidiar con los pacientes asintomáticos que rehuyen del aislamiento. «En cuanto se ha empezado a salir a las calles, los brotes han aumentado. No es lo mismo seguir un caso de legionela que rastrear el virus, donde muchos pacientes son asintomáticos y el contagio es a mayor escala, por eso los sanitarios necesitan estar preparados», dice Isabel Ruiz, médica epidemióloga de la EASP y coordinadora de la formación que reciben los sanitarios. «Estamos reforzando las nociones para que sepan cómo comunicar a los asintomáticos que tienen que permanecer en sus domicilios, aunque no presenten síntomas. Es lo más complicado y donde más faltas hay. También existe un cuarto módulo para aquellos profesionales que tengan que ir a los domicilios para prevenir contagios», explica la epidemióloga.