La complicada recogida del higo chumbo en la finca de ocho marjales de un pueblo de Granada
Su propietario, Diego, optó hace ocho años por dedicarse en su pueblo de Nigüelas a la crianza y recolección de este espinoso fruto adquirido en su totalidad por un particular para su posterior comercialización
En Nigüelas ha arrancado la temporada del higo chumbo en la finca de Diego, un ser muy trabajador y emprendedor. La mimada finca tiene ocho ... marjales de superficie. Un marjal equivale exactamente a 528,42 metros cuadrados. Los higos chumbos de Diego son superiores y exquisitos. El cultivo de los higos chumbos se centra en la chumbera (Opuntia ficus-indica), adaptada a climas cálidos y secos, requiere suelos bien drenados y buena exposición solar. La siembra se realiza con trozos de las palas o segmentos de planta. Las prácticas de cultivo incluyen podas de formación para dar forma arbustiva a la planta y podas de fructificación para eliminar el exceso de inflorescencias. El riego, aunque no es esencial en las zonas adecuadas, mejora la calidad, el tamaño y el dulzor del fruto. La cosecha suele realizarse entre agosto y octubre, dependiendo de las condiciones climatológicas locales. Existen diferentes variedades que se distinguen por el color de su pulpa. El higo chumbo se consume fresco. También puede ser utilizado en mermeladas, dulces…
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En la finca de Nigüelas se crían excelentes chumbos desde hace ocho años. Toda la producción se la compra a Diego un particular. Este agricultor también trabajó en la construcción. Diego es un hombre muy trabajador. Las localidades de Nigüelas, Dúrcal, Villamena, Ízbor… son ideales para el cultivo y la recolección de higos chumbos. En Dúrcal, en las fiestas de San Ramón se consumen muchos chumbos, acompañados algunas veces con copitas de anís. El higo chumbo es originario de América tropical, pero se extendió por todo el mundo, asilvestrándose en la cuenca mediterránea y llegando a España a través de los puertos de Andalucía como Cádiz, Sevilla y Sanlúcar a partir del siglo XVI. Las chumberas siempre han sido utilizadas para la formación de vallados naturales.
Hace años algunas personas de la comarca del Valle de Lecrín recogían higos chumbos en el campo para su consumo y venta. Los transportaban en banastas sobre burros o mulos. Los chumbos eran vendidos en las plazas, mercados y de manera ambulante. Todavía se pueden ver desde mediados de agosto hasta la entrada del otoño a personas que buscan un complemento a sus ingresos con la venta del higo chumbo recogido con mucha precaución para no pincharse en balates, cañadas y lindes. Algunos se ayudaban y se siguen ayudando de una caña cuya parte superior se practican unas incisiones para abrirla a modo de pequeño cesto, colocando en su interior una piedra que asegura el hueco necesario para que quepan los chumbos.
Otras personas recogen el fruto con guantes, tenazas, pinzas y otros métodos. Una vez recogidos, los chumbos se dejan caer en el suelo y se barren con una escoba o un matojo para retirar las púas. Muchas personas los pasan por agua también para eliminar las púas que puedan haber quedado adheridas a la superficie. Después, con un cuchillo o navaja se corta la parte del tallo y el culito, se hace una incisión longitudinal y se retira la piel para acceder a la pulpa del fruto. Hace unos años las chumberas en diversas partes del mundo, incluyendo España, sufrieron la plaga de la cochinilla algodonosa. (Dactylopius Opuntiae). Después los cultivos resurgieron tras la gran plaga.
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