Detención de Dolores tras dar muerte a su marido. Ramón L. Pérez
Crónica negra de verano

La mujer de Granada que emparedó a su marido y culpó a su hija

Tras el crimen cometido en el barrio de Cartuja, la condenada se presentó en la redacción de IDEAL para contar su coartada

Pepe Moreno

Granada

Viernes, 25 de julio 2025, 23:40

«Mi vida era un infierno». Con este argumento se presentó Dolores con su hija en la redacción de IDEAL. Era el 16 de septiembre ... de septiembre de 1987. No habían pasado ni 24 horas del crimen. La mujer quería contar lo que había ocurrido, asegurar un testimonio previo que quedara por escrito antes de entregarse a la justicia. La primera versión fue que, tras una discusión entre Dolores y su marido, Rafael, en la que este le habría sacado un arma blanca, la hija del matrimonio apareció con una escopeta y le quitó la vida a su padre. La menor de edad asumió a este periódico que había disparado a su padre para proteger a su madre. Así lo refleja la crónica de este periódico publicada el 17 de septiembre de 1987. 'Una niña de Granada se confiesa autora de la muerte de su padre durante una discusión familiar'. Este fue el titular que encabezaba la portada de aquella edición. La misma versión fue la que llevaron madre e hija a la sede judicial de Plaza Nueva. El objetivo de contar los supuestos hechos a los periodistas era el de «acallar los rumores del vecindario» por lo ocurrido. Pero no fue más que un intento de encubrir a la madre, que según quedó probado en el juicio celebrado casi dos años después, disparó a su cónyuge con una escopeta y posteriormente le dio un golpe en la cabeza que resultó mortal. La versión de los hijos pequeños de la pareja, que tenían entonces 9 y 11 años, resultó crucial para esclarecer lo ocurrido.

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Esta historia es llamativa por la forma de confesar y por el desarrollo de los propios hechos, pero lo más destacado es que el fallecido fue emparedado después de que le arrebataran la vida. Los hechos habrían ocurrido en el día de la Patrona de Granada, mientas miles de fieles mostraban su devoción en la Carrera de la Virgen. Un día de tradición y fervor marcado a fuego en el calendario granadino. Mientras, en la calle Diego de Mora, en el barrio granadino de Cartuja, tenía lugar un crimen que quedaría manchado en la historia de la crónica negra de la ciudad de la Alhambra.

Informaciones publicadas en este periódico tras el crimen. IDEAL

Cómo ha cambiado la forma de contar los sucesos. También la necesidad de mostrar a la ciudadanía imágenes explícitas, que podrían aportar o no información de valor a los hechos. La portada de aquel 17 de septiembre de 1987 contiene dos fotografías. En la primera se observa a Dolores, acompañada de dos de sus hijos, mientras narra su versión. En la otra, el cuerpo sin vida de Rafael, con el abdomen perforado por un disparo de escopeta. Una portada que hoy ni sería publicable. Tampoco se plantearía por sobrepasar cualquier límite ético y moral.

Antes de pasar por la redacción de IDEAL, Dolores, su hija y un joven albañil acudieron al domicilio familiar para esconder el cadáver. El plan era emparedar el cuerpo, levantar un muro en una de las habitaciones y dejar dentro de un habitáculo al fallecido. La idea fue materializada, pero duró poco tiempo. A los dos días del crimen, la Policía encuentra el cuerpo en la casa tras tirar abajo el tabique y se detiene a Dolores, a su hija y al joven obrero.

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En el juicio, que se celebró dos años después, se descubrió toda la verdad. La menor no había disparado el arma, tampoco quedó probada la discusión e intento de agresión de Rafael. Lo que sí quedó claro y condenado fue que la autora del crimen fue Dolores y que intentó evitar a la justicia al culpar a su hija, que por su corta de edad de 13 años no sería prácticamente condenada. Por ello, la chica quedó exonerada. Al joven albañil se le impuso un año de prisión como encubridor de los hechos y se tuvo en cuenta que solo tenía 16 años cuando ocurrieron los hechos. En cambio, Dolores fue condenada a 28 años de cárcel por la muerte de su marido, a quien, según se probó en el juicio, disparó con la escopeta. Pero también se demostró que no murió en el acto y que la que fuera su mujer lo golpeó con un hacha en la cabeza para rematarlo.

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