Misterio resuelto en Granada: «Yo pinté al Rey Boabdil de Gran Vía»
Nacho García es AxisPixel, un artista que ha colgado cientos de obras por toda Granada, entre la que está el misterioso cuadro del Rey Chico
Boabdil, colgado en la esquina de Gran Vía con Natalio Rivas, observa a los paseantes ir y venir. El cuadro está pintado con la técnica ... del Pixel Art, es decir, que imita la estética de aquellos videojuegos clásicos de los 80 y 90 que eran capaces de contar grandes historias usando un puñado de cuadraditos de colores –píxeles–. «¿Te has fijado en los ojos?», pregunta un joven con gafas de sol. «Está llorando», se responde él mismo. Luego se quita las gafas y clava su mirada en el cuadro. «Todavía me pregunto cómo ha podido aguantar tanto tiempo... Hace poco limpiaron toda la pared y, curiosamente, lo dejaron ahí, tal y como yo lo dejé». El tipo resopla y sonríe con cierto orgullo. «Sí, es mío. Yo pinté al Rey Chico».
Publicidad
Hay una leyenda urbana –muy de Graná– que dice que el cuadro del Rey Chico lleva colgado en esa esquina toda la vida. Pero nadie era capaz de ponerle una fecha exacta ni, por supuesto, dar el nombre de su autor. Era un absoluto misterio que no hacía más que agrandar el mito. Hasta ahora. Nacho García Noblejas es AxisPixel, un artista madrileño que se instaló en Granada hace seis años, poco antes de la pandemia. «Como estaba encerrado, pinté muchísimo. Mi objetivo era tener obra para exponer». Cuando terminó el confinamiento, una mañana se topó con la esquina de Gran Vía. «Estaba pintadísima y maltratadísima, muy sucia. Y me dije: voy a colgar un cuadro ahí arriba. Y así lo hice, hace más o menos cinco años». Ya tenemos la fecha, pero nos falta su historia.
A Nacho le gustó siempre la estética de los videojuegos: 'Monkey Island', 'Super Mario', 'El día del tentáculo'... «Y tengo grandes referentes, como Invaders o Banksy, dos artistas a los que admiro muchísimo». Cuando llegó a Granada, varias tiendas y galerías de arte le pidieron ilustraciones suyas para venderlas. Al principio, comenzó usando papel, lienzo y otros soportes 'normales'. Hasta que se le ocurrió la idea de usar radiografías. «Mientras las pintaba me di cuenta de que eran como plástico, y que si lo ponía en la calle aguantaría a las mil maravillas». Con la idea de llenar el centro de Granada con sus obras, de provocar que la gente se frenara en seco y se preguntara qué demonios es eso, comenzó a colgar radiografías por paredes y farolas. «Hice una pieza reversible. Por un lado una moneda, como la de Súper Mario, y por otro un corazón. Ya sabes, la batalla interna de vida o dinero».
Colgó monedas y otras obras por todas partes, pero, claro, no duraban nada en la calle. «La gente se las llevaba. Había muchas, muchísimas monedas. Y como duraban tan poco colgadas me empecé a cabrear». ¿Solución? Colgarlas cada vez más alto. En esas estaba, un 2 de enero de 2020, cuando se topó con la procesión de la Toma. «Me hizo pensar en que los protagonistas de aquello eran los antepasados de Granada. Estudié su historia y llegué hasta Boabdil y Aixa. Y decidí pintarlos con píxeles, porque así no todo el mundo sabría identificarlos y crearía un poquito de misterio».
Publicidad
La primera versión de Boabdil fue en una radiografía, que voló de la calle. La segunda, un lienzo del que hablaremos más tarde. Y la tercera, una versión digital de la que hizo varias copias. Una de ellas es la que sigue en la esquina de Gran Vía. «En la fachada había unas perforaciones, supongo que de colgar cables o algo así. Un día me vine con un palo de pintar extensible y, con una pinza en la punta y un tornillo largo, vi que encajaba a la perfección». Lo cierto es que hubo un tiempo en que al lado del cuadro de Boabdil estaba otro de Aixa, su madre, pero ese sí se lo llevaron. «Me encanta esta pared. Mi sueño es transformarla en el museo más barato del mundo».
El viaje
Además de en la calle, en Granada hay obras de AxisPixel en la galería La Escondida (Atarazana del Santísimo, 6), donde está el lienzo de Boabdil, entre otras; y en El Silo Eléctrico (Cuesta de Gomérez, 17). También le pueden encontrar en las ferias de artesanía que se instalan en la Carrera de la Virgen o en el Paseo de los Tristes. «Mi trabajo es una mezcla entre el Pixel Art y el Hiperrealismo. La unión de los dos mundos da resultados muy interesantes». Aunque en su obra hay más mundos todavía.
Publicidad
Nacho García se licenció en Arquitectura Técnica en Madrid, pero hizo su proyecto fin de carrera en Chile. Allí pasó siete años en los que descubrió que trabajar en la obra no era lo suyo. Antes de regresar a España, decidió recorrer América de norte a sur haciendo lo que más le gustaba: pintar. «Me inventé el 'Painting for Sleeping' (pintar para dormir), que consistía en llamar antes a los hostales de las ciudades por las que iba a pasar y les ofrecía un mural a cambio de alojamiento. Y funcionó. Viajé desde California hasta Perú».
Al llegar a España, pintar era la clave. Su hermana se acababa de mudar a Granada y vino a visitarla. «Granada me recordó a Valparaíso, en Chile». Decidió quedarse a ver si lograba sacar tiempo para pintar. Llegó la pandemia, los lienzos, las radiografías, el museo más barato del mundo y un artículo en IDEAL que se preguntaba quién sería el autor del misterioso cuadro de Gran Vía; un texto que termina en este reportaje.
Publicidad
AxisPixel nunca dejó lo de los murales. De hecho, recibe encargos de toda España. «Mañana me voy a Madrigal de la Vera, en Extremadura. Casualmente voy a pintar el Patio de los Leones en un restaurante que se llama La Alhambra –termina, colocándose las gafas de sol–. Las vueltas que da la vida».
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión