«Los malos son muy buenos psicólogos y juegan con la codicia del usuario»

La víctima, que cree ser el elegido para obtener un beneficio inmediato, no realiza ningún tipo de verificación. Y los delincuentes saben muy bien cómo engatusar. «Los malos son muy buenos psicólogos y juegan con la codicia y la pereza del usuario. Les ponen en una situación de prisa -invierte ya, que se acaba el chollo- y toman la decisión de invertir sin pensarlo», lamenta. Incluso cuando las autoridades les explican que han caído en un fraude, en ocasiones preguntan si acabarán recibiendo el dinero.

Otras veces, además, se apela a los sentimientos. Es el caso del falso hijo que pide dinero a su madre a través de WhatsApp. «Disparan para que estés en una situación emocional intensa que requiere una respuesta rápida y no puedas pensar, porque si piensas, parece que lo estás haciendo mal», afirma. Si hablamos de las denominadas estafas amorosas, utilizan la información que la víctima tiene publicada en sus redes sociales para preparar un perfil y organizar el ataque. «Si la persona está necesitada de cariño y no tiene muchos contactos, lanzan el ataque. Caen tanto hombres como mujeres», apostilla Hernández.