¿Por qué la luz tardó más de 23 horas en volver al último pueblo de Granada?
Un experto de la UGR explica las claves de la tardanza, entre ellas la inestabilidad de la red de la provincia, sin grandes centrales energéticas y con un 91% de renovables
La comarca de Loja y Alhama fueron los puntos por los que se comenzó a electrificar Granada el día del gran apagón. El suministro entraba ... pasados seis minutos de la medianoche en la provincia, tras doce horas de apagón total, pero cuando se hizo la luz en el último pueblo de la comarca de Baza habían transcurrido más de 23 horas sin luz. ¿Por qué Granada fue de las últimas provincias en recuperar el suministro?
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A estas alturas de semana, ya han corrido ríos de tinta y horas de radio, tele y búsquedas en web, para que todos los españoles aprendan cómo funciona el sistema eléctrico nacional, pero aún son necesarias explicaciones científicas, divulgativas y pegadas al terreno como las que aporta para IDEAL el profesor del área de Ingeniería Eléctrica del Departamento de Ingeniería Civil de la UGR, Rafael Muñoz. El experto parte del cambio de modelo de la red eléctrica que se ha sufrido en los últimos años para analizar el origen del problema. Antes la red se alimentaba de las grandes centrales, las nucleares, térmicas, de ciclo combinado e hidráulicas, que poseen grandes generadores síncronos, que son los que dan estabilizan al sistema. «Tenemos un sistema que funciona con corriente y tensión alterna, va fluctuando, hace una onda que llega a un máximo, se mete en tensión negativa y vuelve a cero. La corriente va hacia una dirección, se para, cambia de sentido y ese es otro ciclo. Funcionamos a 50 ciclos (50 hertzios por segundo). Los grandes generadores síncronos son los encargados de mantener esa frecuencia», explica.
Además estos 'mastodontes' energéticos están basados en una enorme masa que gira a 50 hertzios y tienen una inercia tan fuerte que las perturbaciones no les afectan «y al mantener esa velocidad generan una onda de tensión maravillosa». Frente a estos grandes generadores, está la energía fotovoltaica –el 55% de la que produce la provincia– que se basa en una corriente continua, no alterna, incapaz de aportar estabilidad a la red. En el momento en el que unas centrales se desconectan, los generadores síncronos aumentan la potencia pero por la razón que aún tiene que explicar la operadora de la red, esto no sucedió el lunes.
«En el sector se sabía que esto podía ocurrir, estábamos en una situación crítica por el paso de grandes centrales a un modelo de pequeñas con mayor incapacidad de controlar la red. No se ha acompasado el crecimiento de las renovables con la adaptación que necesita la red, hay un problema de planificación e inversión para potenciar la red eléctrica para ganar en estabilidad», concluye el experto. A partir de ahí, el apagón también ha dejado claro que, por desgracia, si se cae el sistema no existe un interruptor para levantarlo, sino que es tremendamente complejo.
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La red, que está mallada e interconectada cuando está en funcionamiento, se desmalló para generar una especie de islas energéticas, para ir reponiendo la luz por zonas, con la ayuda del suministro procedente de Marruecos por el sur, y de Francia por el norte, según los criterios que marcó Red Eléctrica. ¿Por qué Granada fue de las últimas?
La clave que aporta el experto es ese déficit de generación síncrona o de grandes centrales de producción energética, en una provincia donde el 91,5% del total de la producción eléctrica depende de las renovables. «La estrategia a la hora de energizar un país es unir los grandes generadores síncronos para dar estabilidad a lo que vas levantando y en Granada no tenemos grandes generadores. Solo está la central termosolar de Guadix y no hay gran producción hidroeléctrica», detalla. Además la lejanía al punto por el que entró la energía, Tarifa, también contribuyó a que las provincias de Andalucía oriental fueran las últimas.
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Y para rematar el cóctel, la fragilidad de la red en la provincia también suma. «El desarrollo económico de una zona depende de una buena electrificación y Granada no ha estado entre las prioridades, al igual que no lo ha estado en muchas cosas», concluye.
En la misma línea, la secretaria general de la Asociación para la transición Energética, María Jesús González Fernández, recuerda que hace cuatro años su organización celebró unas jornadas en Granada para advertir sobre el déficit de la red. «No tiene la fortaleza necesaria para soportar las nuevas tecnologías de producción pero sobre todo la demanda de consumo. Hay regiones que necesitan más inversión para actualizar su red de transporte y distribución y Granada es una de ellas», sentencia.
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Electrodependientes, telecomunicaciones y hospitales primero
Una vez que Red Eléctrica hizo entrar la alta tensión, llegó el turno de la distribuidora Endesa, que se encontró con un problema añadido en Granada. Tras doce horas, las baterías de los telemandos que activan las 47 subestaciones de Granada se habían consumido, por lo que tuvo que desplegar a sus técnicos para reiniciarlas de forma manual. Los técnicos que habían terminado en Andalucía occidental se trasladaron para las zonas de Granada, Jaén, Almería y Córdoba para reforzar a sus compañeros. A partir de ahí, sus criterios pasaron por priorizar los suministros considerados esenciales. Entre estos, destacan el aeropuerto, los hospitales, las fuerzas y cuerpos de seguridad y los sistemas de telecomunicaciones y los domicilios de las personas registradas como pacientes electrodependientes, esto es, aquellos que necesitan aparatos electrónicos para sobrevivir. De ahí que las viviendas cercanas a estos puntos también recuperaran la luz antes.
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