Los hosteleros volverán a manifestarse: «Cierran sin darnos nada a cambio»

Se concentrarán a las puertas de la Subdelegación del Gobierno, como ya hicieron el 22 de septiembre, para hacer visible la situación agónica en la que se encuentran. «Vienen muchos recortes sin darnos un céntimo, nada a cambio. Nosotros en estos momentos no queremos ganar dinero, queremos ayudar a que esto funcione. No queremos morir, las empresas tienen que salir adelante».

Gregorio García, presidente de la FederaciónProvincial de Empresas de Hostelería yTurismo, hablaba en una de las mesas de su restaurante, el Oleum. Señalaba a la terraza:los últimos comensales están separados y cumplen con las medidas para reducir el riesgo de contagio. «Si los expertos han dicho que el cierre funciona, nosotros creemos en eso, pero entendemos que un restaurante, de por sí, no es contagioso. Podríamos ser parte de la solución. No entendemos cómo nos cierran. Creíamos que iban a reducir el horario. Si cierran por prevención, podrían haberlo hecho en otras provincias, no sólo en Granada».

El cierre ha cogido por sorpresa al sector. Asumían un 'toque de queda' a las tres o las seis de la tarde, pero no esperaban un cerrojazo como el de marzo. Un restaurante medio tiene que hacer frente al mes a desembolsos que van desde los siete mil a los nueve mil euros:alquiler del local, facturas de luz y agua, tasa de basura, pagos de la Seguridad Social de los trabajadores en ERTE y otros préstamos, amortizaciones o gastos pendientes, por ejemplo, de reformas. Sin ingresos, hay quien no puede soportar los gastos. Entre sus peticiones está la exención de pago de todos los impuestos de este 2020. No obstante, muchos hosteleros son escépticos con las promesas de 'rescate'. Hay 3.500 establecimientos en la provincia. Una ayuda de mil euros a cada uno supondría una inversión de 3,5 millones sólo para Granada.

Ayer, los bares apuraron cañas y tapas para dar salida al género.Como en marzo, algunos repartieron la comida entre sus trabajadores, u ofrecieron descuentos para facilitar la venta de los productos perecederos. Es el caso de las cafeterías LaCruzada, que ayer vendían sus pasteles al 50% «por un encierro más dulce». Otros apuraron los últimos barriles de cerveza antes de un cierre entre incertidumbre. Ayer quedaban incluso algunos cabos por atar: los hosteleros no tenían claro si desde hoy están autorizados a abrir para ofrecer comida para llevar.

En el Britannia, junto a Alhamar, dos parroquianos discutían sobre el Real Sociedad-Granada, lo que ocurrió en el campo y en los despachos. «Esta es la penúltima, que todavía queda mucha tarde», bromeaba uno de ellos sobre la caña que tenía sobre la mesa. El Britannia no suele abrir los lunes, pero ayer no tuvieron más remedio:«Teníamos género y todo. Hemos abierto por obligación, para gastar las cervezas, los productos perecederos y hacer algo de caja antes de cerrar». La terraza y el interior estaban llenos –manteniendo distancias–, a diferencia de otros locales del Centro en los que apenas había un par de mesas ocupadas. «Gracias a Dios está lleno.Esto durará por lo menos un mes. A nosotros nos pilla en condiciones, dentro de que cuesta mucho trabajo recuperarse. Ya nos hemos recuperado de la primera, ahora a por la segunda», comentaba.

También la taberna de Ricardo yJulia ha mantenido un buen nivel de clientela durante las últimas semanas, dentro de los límites obligados por la situación sanitaria. Estaban prevenidos ante este cierre y no tenían tantos productos como entonces:«Me lo veía venir. En marzo tuvimos que tirar género y gastamos varios miles de euros, nos costó mucho dinero el cierre durante dos meses y medio», contaba ayer Ricardo. Cree que habrá establecimientos que no podrán aguantar el parón: «Necesitamos ayudas, por supuesto, que nos echen una mano para sobrevivir, que no haya despidos y la gente siga manteniéndose. Hay que dar de comer a las familias que trabajan en esto».

Henry llevaba semanas escuchando alertas de cierre entre sus clientes: «Ya teníamos todo preparado». Está solo en el bar Porras: no podía mantener a su compañero de cocina desde que reabrió en la desescalada. Obtendrá 300 o 400 euros de la mutua, por el cese de actividad... Pero no tiene más ayudas. «Hay que pagar terraza, impuestos, Seguridad Social...»