«La noticia corrió por todo el pueblo, Ramón desapareció sin dejar rastro»

«Un día salió a comprar y ya nunca volvió a casa», expresa María, una de las vecinas de Santa Ana, el barrio donde el joven vivió. El pueblo accitano se conmovió con la intensa búsqueda del muchacho de apenas 22 años que se llevó a cabo durante el invierno de 1992 y lo volvió a hacer el pasado mes de mayo, cuando los restos encontrados en una cueva ubicada por el camino de Lugros hacia Guadix, portaban la identificación de Ramón. «Todavía guardaba en la cartera el dinero con el que había salido a comprar el día de su desaparición», afirma un trabajador que se encontraba por la zona de Lugros cuando los restos aparecieron.

Los callejones estrechos de Santa Ana escucharon durante años el murmullo sobre qué era lo que había sucedido. «La noticia corrió por todo el pueblo, Ramón desapareció sin dejar rastro. No sabíamos si se había ido por algún motivo o que era lo que había pasado», añade Loli, otra vecina de la zona. Sin embargo, su familia siempre aseguró que el joven no se había marchado.

La búsqueda se centró por la zona de Lugros ante el aviso de un hombre que afirmaba haber visto por allí a un joven tumbado sin confirmar si estaba vivo, pero la Guardia Civil peinó la zona hasta en tres ocasiones sin encontrar rastro de Ramón. Por esta razón, y a la desesperada, acudieron a una vidente e incluso al programa de Lobatón para pedir ayuda con la esperanza de saber algo sobre el paradero de Ramón. El pueblo entero se pegó entonces al televisor para seguir el rastro del joven de Guadix que había desaparecido de la noche a la mañana. «Lo buscaron por todos lados, pero nadie sabía nada. Pasó un día tras otro y nunca más lo volvieron a ver», destaca la misma vecina del municipio.

El caso dejó huella en Guadix hasta que poco a poco se fue apaciguando con el paso del tiempo. Pero la herida, que llevaba 30 años dormida, despertó el pasado mes de mayo cuando unos jóvenes con un detector de metales encontraron los restos alrededor de una cueva situada por la carretera de Lugros. Finalmente, las pruebas confirmaron que se trataba de Ramón y que fue asesinado. «Una noticia así nunca es plato de buen gusto, sobre todo porque han pasado 30 años, porque es una persona que desapareció y que han encontrado ahora sin vida», añade otra vecina de Lugros. Por el municipio casi nadie recordaba el caso, pero cuando empezaron a escuchar que se trataba del joven de 22 años desaparecido en Guadix, sí lo identificaron. «Habíamos oído que era un chico que se había perdido o que no sabían si se había ido».

Del mismo modo que la noticia de la desaparición de Ramón se extendió por Guadix en 1992, lo hizo también la del hallazgo de sus restos y la de su sepultura, que tuvo lugar este pasado lunes tras más de 30 años de espera. «Por lo menos ahora van a poder descansar», sentencia una voz a los pies de la Iglesia de Santa Ana.