Gerardo Cuerva mira al futuro de Granada. Ramón L. Pérez

«Nos ofrecemos desde la Cámara de Comercio para gestionar el Palacio de Congresos. Estoy muy preocupado»

Gerardo Cuerva | Presidente de Cepyme y líder de los empresarios granadinos ·

«Granada ha tenido demasiado político de foto. Pero la sociedad civil y los empresarios también somos responsables»

Quico Chirino

Granada

Sábado, 7 de mayo 2022

Gerardo Cuerva es, probablemente, el granadino que más sale últimamente en el periódico y en la tele. Lo mismo con los líderes sindicales que sentado ... en aparente armonía con la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Voz de referencia en la patronal, presidente de Cepyme, líder del empresariado granadino –tanto en la Cámara de Comercio como en la Confederación– y empresario de éxito en el sector energético, del que también se habla últimamente mucho. Pese a sus ocupaciones, su implicación en Granada es cada vez mayor. En febrero lideró una protesta histórica de 500 empresarios en el colegio Ave María, con la Alhambra de fondo, para reivindicar mejores infraestructuras para la provincia. Y hace un mes firmó con todas las instituciones el Pacto de los Mártires por el futuro de Granada. Sin pretenderlo –o sí–, se ha convertido en un contrapeso a los dirigentes políticos.

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–Otro acuerdo histórico, ¿servirá de algo en esta ocasión?

–Granada no merece más fotografías vacías. Me ilusiona escuchar el proyecto del acelerador de partículas, la inteligencia artificial… Detesto el cortoplacismo, el tuit, marcar un titular porque te da dos días de notoriedad. Lo importante son los compromisos a los que hemos llegado. Ya no vale hacer guerras por las infraestructuras. Hay una cosa que pusimos sobre la mesa, que esa agencia global para que seamos capaces de facilitar el aterrizaje suave de cualquier empresa o persona que quiera instalarse en Granada.

–¿La veremos funcionar?

–Si no, habrán faltado a su palabra y al espíritu del pacto. Los empresarios sabemos que la suerte es un componente que tiene que estar, pero no podemos confiarlo todo a ella. Hay que trabajar. Una agencia global es algo que funciona en muchísimas ciudades. El proyecto de Málaga no es que haya tenido suerte, hay muchísimos años de trabajo detrás. ¡Es que hay que planificar y trabajar!

–Conociendo a Granada, la discusión será quién dirige o preside esa agencia.

–No queremos tener protagonismo ninguno. Las medallas que se las ponga el que quiera. Pero hay que trabajar. Hace más de un año que reuní en privado al entonces alcalde, al presidente de Diputación, a la consejera Marifrán Carazo y a la rectora y les pedí que se quitaran los trajes que representaban porque íbamos a hablar del futuro de nuestra tierra. ¿Será Granada un espacio ideal para que mis hijos vivan en un futuro? Esa pregunta se la hago a todos los que tienen cargo público. ¿Alguien está pensando en eso o se está pensando en las próximas elecciones?

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–Llega una campaña y será difícil que se avance en ese pacto.

–Soy muy crítico con el mundo político, porque es muy responsable de la situación en la que estamos, como lo es el mundo empresarial, no voy evadir mis responsabilidades. El mundo empresarial tampoco habrá estado a la altura si tenemos una Granada en la situación en la que está. Pero los políticos me han demostrado que son capaces de trabajar por Granada, como en el caso del acelerador de partículas. Hemos conseguido meter en la cabeza de todos los representantes públicos que había que sacarlo de la guerra política.

–Pero se marcará unos plazos para ver resultados.

–El acto en la escuela del Ave María fue un puñetazo en la mesa del mundo empresarial. No nos gusta estar todo el día reivindicando pero llegó un momento en el que creímos que había que hacer algo, y ha provocado que se pongan a trabajar por las infraestructuras. Con el tema de la agencia global dejaremos pasar un plazo prudencial y a la vuelta del verano veremos los resultados. Si no está funcionando, lo diremos.

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–En los diagnósticos siempre aparecen los mismos retos y problemas. Déficit de infraestructuras, cultura… ¿Por qué si se coincide en el diagnóstico pasan las décadas y siempre están los mismos problemas?

–Tengo esa sensación, que cuando hablamos de infraestructuras siempre subimos el mismo escalón. Es muy difícil tener resultados si no se trabaja. Nos quedamos en el quejío y el lamento. Vamos a velar por los compromisos y vamos a seguirlos. En el mundo en que vivimos la clase política cree que anunciando la medida ya tiene su efecto. Claro, lo tendrá en votos o un rédito cortoplacista. Y eso nos ha pasado a Granada, hablamos del titular pero, ¿dónde está el trabajo?

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–Popularmente se habla de políticos de foto. No sé si en Granada ha habido demasiado...

–Sí, sí lo ha habido. Y en los últimos 25 años, ¿dónde están los resultados? Pero no quiero que el responsable sea solo el político. La sociedad, en estos años, también es responsable y la clase empresarial. Me creo corresponsable de la situación en la que vivo.

–La sociedad civil no es demasiado reivindicativa.

–Como dicen, tenemos lo que nos merecemos. Probablemente.

–Al margen de la corresponsabilidad, algunos opinan que ha faltado clase empresarial potente.

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–Pero clase empresarial potente no hay en España. El 0,2% de las empresas son grandes compañías y, el resto, son pymes o autónomos. Granada tampoco es muy diferente al resto de España. No podemos achacar a que no tenemos grandes corporaciones el éxito o el fracaso de donde estamos. En España hay grandes empresarios con cuentas de resultados pequeñas. Los políticos son los que abonan el terreno de juego para que podamos desempeñar nuestras funciones. Igual en Granada, en estos últimos años, no se ha abonado el terreno de juego.

«Tengo la sensación de que cuando hablamos de infraestructuras siempre subimos el mismo escalón»

–¿Hasta qué punto se da por satisfecho con las conexiones recuperadas o anunciadas?

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–Totalmente insatisfecho. Granada no compite en igualdad de condiciones con otras provincias. Es difícil de entender que no tengamos los vuelos de conexión para poder estar por la mañana en cualquier lugar de Europa o del mundo. Si no hay un vuelo a primera hora en Granada estamos condenados. El tren no tiene ni frecuencias ni horarios para ser competitivo. Granada no está conectada como merece. La clase política no puede admitir que el Corredor Mediterráneo en Granada se empiece a planificar una vez llegue a Almería. A ver si va a resultar que Granada, teniendo una posición estratégica entre el corredor de central y el mediterráneo, se va a quedar sin ninguno.

–Dijeron que el estudió estaría en febrero, estamos en mayo, no se ha resuelto y no pasa nada.

–Lo venimos denunciando. ¿Vale cualquier cosa a los políticos? A nosotros, los empresarios, no nos vale. El Avant a Málaga arrancó con una frecuencia para el que estaba en Málaga, venía y se iba. Vamos a ser intransigentes.

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–También he escuchado cuando se mejoró ese tren, y se lo he oído a más de un político, que venían los malagueños a llevarse el turismo de Granada, en lugar de competir por atraer a los turistas de la Costa del Sol.

–Eso es no valorarse. No tengo nada que envidiar a Málaga pero sí que aprender de cosas que se han hecho. El aeropuerto de Granada está ahí y el de Málaga también. Eso no quiere decir que no reivindique mis instalaciones, pero son complementarias. Miro qué podemos sumar.

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–Y de la propuesta de la estación frente a Hipercor, ¿qué piensa?

–Hay que estudiarla. Lo que no vale es levantar el dedo y decir por aquí. Soy partidario de la opción más cercana al Centro. No debemos hacerlo con el corazón sino con estudios y criterios técnicos. Que no sean voluntades de un día.

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–Y según lo que se plantee, surgirá el debate de la Vega.

–Me encanta la Vega, pero algún día, y con criterio, habrá que ordenarla. Es un espacio que puede dar mucho a la ciudad de Granada y la tenemos infrautilizada y abandonada. Estaré con aquellos que quieran sentarse para ver el futuro de la Vega. Soy capaz hasta de proponerlo yo.

–Otra cosa que puede aportar mucho y que también está dentro de un conflicto es el Palacio de Congresos. Incluso se ha visto amenazada su viabilidad.

–Estoy muy preocupado. Si no hemos hecho acto de presencia en algunos actos del Palacio de Congresos es por eso. Se está trabajando bien, los profesionales que hay dentro lo están intentando sacar adelante, pero se necesita sentarse y planificar. Nosotros nos ofrecemos como corporación de derecho público, como lo hay en infinidad de ciudades del mundo donde las cámaras de comercio gestionan los palacios de congresos. Madrid o Marsella, por ejemplo. Sí, estamos dispuestos a acabar con esa incertidumbre. Necesita inversiones, adecuarlo al siglo en el que estamos, tiene un potencial que no podemos dejar pasar. Nos ponemos a disposición para ser solución y nunca parte del problema.

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–¿Y los que tienen que resolverlo asumen el ofrecimiento?

–Habrá que preguntarles. Lanzamos el guante para ser la solución y no el problema.

«Nos quedamos en el quejío y el lamento. Málaga no es que haya tenido suerte, hay muchísimos años de trabajo detrás»

–Pese a una proyección nacional cada vez mayor, mantiene todos sus cargos en Granada. Alguno se preguntará por qué.

–Por compromiso. Hay unas elecciones en la Confederación de Empresarios, a las que creí que no debería presentarme, pero me pedían, por favor, que me mantuviera. Granada, a nivel de organizaciones empresariales, tiene que renovarse, pero tiene que estar en un periodo de transición. Me han dicho los míos que lidere ese periodo. Ahora puedo aportar mucho más. Soy alguien para utilizarme para mejorar Granada. No puedo eludir el compromiso con mi tierra.

–Preocuparse tanto por Granada, donde es tan difícil avanzar, ¿no le lleva a la frustración?

–Muchas veces, sí. Me inculcaron una cultura empresarial y hay que borrar el fracaso rápido para buscar el éxito en la siguiente iniciativa. Me permite sanear mi mente la salida constante a nivel nacional e internacional. Les digo a los políticos de aquí que tienen que salir un poquito más. Verían que no todos los problemas están calle Recogidas arriba y abajo.

–¿Le gustaría ser alcalde?

–Mi proyecto está en el mundo empresarial. No valoro en ningún momento ser alcalde de Granada, como alguno puede pensar e, incluso, recelar.

–¿No se ve en política?

–Ahora mismo no. Mi proyecto vital es ser empresario.

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–Ahora mismo tampoco van a cesar a la ministra de Defensa...

–En mis planes no está ser político. Soy político económico. Estar en unas listas no entra en mi planificación de vida ahora mismo. No sé qué nos puede pasar en nuestras vidas; están abiertas.

–Uno se queda con la imagen de éxito del empresario. Pero, ¿cuáles son los momentos más duros que ha vivido?

–No es perder dinero, que me ha pasado. Un momento muy difícil es cuando tienes que echar a alguien que, en la pequeña empresa, es como si fuera de tu familia. Eso quita muchas veces el sueño.

–Si su padre hubiese visto lo que estamos viviendo, ¿qué hubiese hecho o pensado?

–Ojalá me pudiera parecer un poco a mi padre. Estaría cabreado si el Granada desciende [ríe]. Y, con Granada, estaría cabreado si no somos capaces de quitarnos los trajes políticos para crear y crecer. Él firmó el pacto de Saray. Buscaba lo que yo busco ahora, que haya gente que mire por esta tierra con ojos de futuro.

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