Imágenes tomadas por granadinos en Ceuta, esta semana. R. I.

Lo que Granada vio en Ceuta: «Una locura total que no se me olvidará en la vida»

Cinco granadinos relatan su experiencia esta semana, tras la entrada masiva de inmigrantes por la frontera de Marruecos. Un cámara, una comerciante, un médico, un profesor y una investigadora de la UGR

Domingo, 23 de mayo 2021, 00:51

El lunes hacía tarde de sol, arena y mar. Antonieta Lamenca (Granada, 1986) terminó su turno en la tienda de ropa, en el centro ... de Ceuta, y se llevó a los niños a la playa de Benzú. De pronto, un jaleo lejano e incipiente golpeó sus oídos al ritmo del oleaje. «Empecé a ver mucha gente. Mucha. Cada vez más y más. No sabíamos qué había pasado, pero era muy llamativo», recuerda Antonieta. En el camino a casa descubrió que la marea humana ya inundaba calles y avenidas. «Unos corrían, otro iban perdidos sin saber por dónde ir... muchísima masa de gente. Nos asustamos un poco». Cerraron la puerta, corrieron al salón y pusieron la tele.

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«Unos corrían, otro iban perdidos sin saber por dónde ir...»

Antonieta lamenca

El martes, José Manuel Romero (Granada, 1993) salió de casa muy temprano, pensando en dos cosas. La primera se la encontró nada más pisar la acera, cuando se cruzó con un grupo de cuarenta jóvenes, «menores y no tan menores», que iban descalzos o con una sola chancla, con abrigos de mujer, con heridas visibles, tan desubicados como el náufrago que acaba de llegar a una isla. «No dejé de cruzarme con grupos así. Me preguntaron la hora varias veces. Iban deambulando por todas partes». Llegó a la oficina antes de las ocho, agarró su cámara y, con la imagen de los niños en la cabeza, retomó su segundo pensamiento: «Hoy es mi último día en la televisión municipal».

«Un último día que no olvidaré»

José Manuel Romero

Romero llegó hace dos años a Ceuta, tras echar una bolsa de trabajo en la cadena pública. El martes 18, efectivamente, fue su último día de trabajo. «Un último día que no olvidaré». El cámara granadino formó parte del equipo que emitió en directo desde las 9.30 hasta las 18.15 horas ininterrumpidamente. «Vamos, el grueso de toda la movida», aclara. Un cámara fue a El Tarajal y otro a Belzú, los dos pasos fronterizos. «Yo me movía de un sitio a otro y así fue como llegamos al polígono, donde se agrupaba la gente». Aunque pasó hasta el tercer control de seguridad, no pudo entrar a grabar en el interior, así que se subió de nuevo al coche y retomó el camino de vuelta. Con las manos al volante, por el retrovisor, vio entonces una columna de humo blanco que subía al cielo. «Fue cuando empezaron a lanzar gases los militares. Me impresionó mucho». Esta no era la primera vez que Romero grababa imágenes tan dramáticas. «También me tocó vivir las repatriaciones del año pasado. Es muy duro... Pero a los que nos gusta esta profesión, el periodismo, sientes que estás en el lugar correcto». Su jornada terminó con la llegada de Pedro Sánchez a Ceuta, después volvió a la redacción, guardó la cámara y sus compañeros, con la palma apoyada en su espalda, le repetían una y otra vez: «Vaya último día, José». Él se fue «orgulloso» por contarlo a través de su pequeña ventana.

José Manuel, con la cámara al hombro y la imagen que grabó para la televisión.

La marea humana, en la frontera, desde el Hospital de Ceuta.

Nicolás López (Granada, 1988) ha pasado la semana pegado a la ventana de su despacho, en el Hospital Universitario de Ceuta. «Lo hemos vivido desde bastante cerca porque el hospital está junto a la frontera. Veíamos la masa de gente en El Tarajal y no dábamos crédito». López trabaja en el departamento de Anatomía Patológica y, desde el lunes, intenta encontrar las palabras para explicar lo vivido: «Es lamentable. Es una pena. Una auténtica locura que no sé describir. Le decía a mi familia de Granada que por mucho que lo explique no podrían imaginarse lo que era, la sensación de que no paraban de entrar... Llegaron aquí, a Urgencias, no sé si engañados, buscando comida. Veíamos a la gente nadando, intentando llegar. Y los tanques en la calle... Una locura total que no se me olvidará en la vida».

«Le decía a mi familia de Granada que por mucho que lo explique no podrían imaginarse lo que era»

Nicolás lópez

López, que pasó una temporada en Guinea, con una oenegé, no pudo evitar recordar aquella experiencia con los niños y sintió una «tremenda desolación». «Han sido engañados. Ya está todo calmado y se ve menos gente, pero el martes el coche no avanzaba porque eran ríos y ríos de chavales».

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La puerta del contenedor de la calle sonaba a cada rato con un potente «¡clank!». Eran niños rebuscando comida «o lo que fuera». «Eran jóvenes, muy jóvenes. Incluso más pequeños que mis alumnos, niños de 10 u 11 años deambulando, esperando a nada». Joaquín Romero (Granada, 1980) es profesor de Biología en el IES Abyla, de Ceuta. El jueves, sus alumnos volvieron a las aulas después de tres días en los que la mayoría faltaron a clase. «Los padres dejaron de traer a sus hijos. Y los pocos padres que los trajeron lo hicieron en coche, aunque normalmente vinieran andando». El móvil de Joaquín, como el de cualquier vecino de Ceuta, ha recibido en esta semana cientos de fotografías y vídeos de distintos puntos de la ciudad. «El primer día lo vivimos con mucho nerviosismo, con el temor de no saber muy bien a qué se debía la entrada de tanta gente ni qué intención tenían. Sentíamos indefensión porque no había forma de pararlo. Luego, día a día, se fue suavizando».

«Eran jóvenes, muy jóvenes. Incluso más pequeños que mis alumnos»

Joaquín romero

Eva Orantes (Granada, 1990) es doctora en Biomedicina por la Universidad de Granada y actualmente es investigadora en el Hubema Lab, perteneciente al campus de la UGR en Ceuta. Orantes, precisamente, empezó la semana trabajando en un proyecto con militares: «Estudiamos cómo afecta la carga física a los soldados con distintos equipamientos especiales», explica. Ella, en el campus, asegura que no se vivió ninguna tensión «real», «fue más el miedo colectivo, la preocupación, pero no pasó nada. Incluso en el centro –sigue– no he visto nada de inseguridad ni caos. Creo que nos hemos dejado llevar por los bulos y el dramatismo».

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«Muy orgullosa de la labor del ejército, la policía y la guardia civil»

Eva Orantes

No obstante, sigue impactada por las imágenes, por los rostros que vio con sus propios ojos: «No es lo mismo desde la pantalla o desde un sillón en Madrid –carraspea la investigadora–. Aquí ves el sufrimiento más cercano, la perspectiva más humana. Te das cuenta de que la necesidad humana no entiende ni de raza ni de género. Había madres con bebés, por el amor de Dios...». Ahora, recuperado el ritmo de trabajo habitual, Orantes se despide con un sincero agradecimiento: «Muy orgullosa de la labor del ejército, la policía y la guardia civil. Es algo que ya sabía, al trabajar con ellos para la investigación, pero ellos hacen una labor encomiable».

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