«Escuché un golpe en la puerta trasera, me apeé y vi a un ciclista tirado en el suelo»
El repartidor sin carné acusado por el homicidio imprudente de un joven en 2019 dice al juez que se enteró ese día en la comisaría de que ya no tenía puntos
Escuché el golpe en la parte trasera, me apeé y vi a un ciclista tirado en el suelo». Así describió ayer M. J. S., ante ... el juez de lo Penal 2 de Granada, lo que percibió el 15 de febrero de 2019 cuando arrancó una de las furgonetas de la empresa de paquetería donde trabajaba como repartidor, en el Zaidín, y dio marcha atrás. Su maniobra, arriesgada a juicio de la Policía Local de Granada, costó la vida a un joven ciclista veinteañero que circulaba correctamente y que, por el impactó que recibió de la parte trasera de la furgoneta, acabó lanzado contra un autobús que pasaba en ese justo momento por la vía.
Publicidad
El juicio, tras el que ahora dictará sentencia el magistrado Antón Henares, contó solo con tres personas como público: los padres y la hermana del ciclista fallecido, que ejercen la acusación particular. El chico murió horas después del terrible impacto en el hospital.
«Me monté, miré por los espejos y vi que no veía nada y empecé a salir poquito a poco hacia atrás», aseveró el acusado, para quien el abogado de la familia, Enrique Zambrano, solicitó dos años y medio y un día de prisión, así como cuatro años de prohibición para conducir cualquier vehículo a motor, además de otros seis meses de cárcel por ir sin carné.
El fiscal mantuvo los cargos y la defensa solicitó la absolución o, en caso de ser condenado, que se le impusiera una multa de tres meses con una cuota acorde a sus escasos recursos, así como 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad.
Publicidad
M. J. S. aseguró durante su interrogatorio que solía repartir con una moto suya y que si esa tarde cogió la furgoneta fue «para cambiarla de acera» en la vía donde tuvo lugar el siniestro. En todas las actuaciones figura que fue en la calle Pintor Manuel Maldonado, pero ayer el abogado de la familia corrigió la ubicación y precisó que fue a la altura de la calle Torre de Comares. Frente a su versión, el propietario de la furgoneta –esposo de la dueña de la empresa– testificó que M. J. S. llevaba unos dos meses trabajando para ellos y solía realizar el reparto en furgoneta.
En cuanto a la conducción sin permiso, el acusado sostuvo que se enteró aquella misma tarde en la comisaría de que no tenía puntos ya, un extremo al que se refirió el abogado de la familia en su informe final para rebatirlo con un hecho totalmente objetivo. Subrayó que el procesado ya había sido condenado por ponerse al volante sin puntos en 2017 y que llevaba conduciendo en esa situación irregular desde 2012.
Publicidad
En un momento dado de su declaración, el procesado admitió que conocía la densidad de tráfico de aquella zona y que cuando ocurrió el «fatal accidente» –así lo tildó su defensa– acababa de salir de trabajar. Fue a las 18.15 horas.
Para la acusación particular, no hay cabe duda de que en este caso «la desatención absoluta conduce a la imprudencia grave». Un perito propuesto por esta parte concluyó de hecho que M. J. S. salió marcha atrás «soltando el embrague rápido», por lo que el chico no pudo hacer nada para esquivarlo.
Publicidad
La visibilidad que había desde el asiento de M. J. S. y si actuó o no con la debida precaución cuando arrancó y dio marcha atrás –la Policía Local que no tuvo cuidado ninguno– serán dos puntos claves en el desenlace judicial de este suceso, que truncó de forma inesperada la existencia a un chico con toda la vida por delante.
En la vista declaró como testigo el conductor del autobús contra el que impactó el ciclista, que escuchó un «golpe seco» y miró por el espejo cuando la gente empezó a chillar. El hombre tuvo un gesto de consuelo hacia la familia: se acercó al banco para expresarles su apoyo antes de abandonar la sala. También testificó una pasajera del autobús y que observó que «el chiquillo iba bien por el lado derecho» y que fue golpeado de repente por una Ford Transit, impactando contra el bus.
Publicidad
Una reconstrucción virtual del siniestro fue reproducida varias veces durante el juicio, que quedó visto para sentencia después de que la defensa expresase a la familia del ciclista su «más sentido pésame como padre». En su derecho a pronunciar la última palabra, M. J. S. fue parco. «Siento muchísimo cómo ha acabado esto», espetó.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión