«No quiero que los políticos decidan por mí si invertimos en vacunas o campos de fútbol»
Ernesto Páramo | Exdirector del Parque de las Ciencias ·
«La curiosidad es el motor de todo pero la mitad de la población hace el idiota con ella»–¿Cómo algo tan árido como la ciencia se explica para que interese a los niños?
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–La clave es algo que llevamos en nuestro ... software. Todos los animales tienen fortalezas. No somos más rápidos que el tigre, ni tenemos mejor vista que el lince, ni volamos. Pero tenemos un cerebro bestial y su retroalimentación es la curiosidad. La curiosidad es el motor de todo. Si no fuésemos curiosos la primera tribu no hubiera cruzado el río para ver si había mejor pesca, no hubiésemos visto el fuego... Esa curiosidad es muy potente pero la mitad de la población hace el idiota con ella. ¿Por qué tienen tanto éxito siempre las revistas del corazón? Porque va en nuestro software. ¿A quién no le va a interesar cómo funciona el corazón? Me acuerdo la primera vez que hicimos disecciones de corazón con Miguel Guirao, con corazones de cerdos. La gente empezaba a dos metros y acababa encima de la mesa. Si esa curiosidad la canalizas va bien y si no pues te preocupas sobre quién es la nueva novia del príncipe. En los noventa cuando hablábamos de divulgación científica te decían qué era y ahora hay programas en la televisión y tenemos un ministro astronauta.
–Muy relacionado con el Parque, por cierto.
–La gente cree que yo soy amigo de familia. Para la primera charla que dimos, antes del Parque, nos dejó la ONCE un sótano. Invitamos al candidato a astronauta Pedro Duque. España no podía tener un astronauta porque no tenía pasta. Nadie se lo creía. Cenando, con unas tapas, decíamos de broma: «Tú eres candidato a astronauta y nosotros a museo de ciencia. Ni tú vas a ser astronauta ni nosotros museo».
–¿La ciencia se explica bien en las escuelas?
–No. Lo siento. Vicente López, un profesor de instituto, explica la ciencia que te enamora, te engancha. Lamentablemente –se me va a echar encima mucha gente–, en la escuela pasa como con la lectura. Los niños llegan a la escuela queriendo leer y dejan de leer. La ciencia, si la hacemos árida, repetitiva, de memoria... es imposible aprenderla. ¡Cómo una cosa que es experimental se puede aprender teóricamente! ¿Podrías enseñar a jugar al fútbol sin balón? Y la ciencia la queremos estudiar con un papel y un bolígrafo. El fracaso del sistema educativo es que hacen falta más medios. No puede ser que pase una generación por un sistema educativo tan caro sin mirar nunca ni por un microscopio ni por un telescopio, que son las dos grandes cosas que abrieron a la humanidad, mirar más allá y mirar lo más pequeño.
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–¿No estuvo nunca a punto de aborrecer la ciencia?
–No sé, siempre he sido muy curioso. Uno de los privilegios de mi profesión, que he tenido muchos sinsabores, ha sido que, al ser director del Parque, he tenido una llave para poder preguntar a la gente cosas. Si hubiera sido registrador de la propiedad, ¿cómo llamo a un botánico?
–¿Qué es a lo que da vueltas y no encuentra explicación?
–Ahora mismo estamos trabajando en una exposición, Biomímesis, que hace tres años nadie hablaba de ella. Los humanos llevan tres siglos investigando y el investigador que más suerte tiene cuenta con dinero para un proyecto 15 años. En cambio, la naturaleza lleva miles de millones de años resolviendo problemas y experimentando. La Biomímesis coge ejemplos de la naturaleza para aplicarlos a la investigación tecnológica. Hay un problema que no acabo de tener claro. Estoy convencido de que tiene que haber algún mecanismo por el que los seres vivos utilicen las leyes de la física en favor de la biología. Le estoy dando vueltas. Los rayos son fractales, las raíces crecen en fractales, la erosión es un fractal... Todo eso es física pura. Seguro que las plantas y los animales han tenido que buscar mecanismos para aprovechar leyes físicas en favor de la supervivencia. Eso es una tontería a la que le estoy dando vueltas (ríe).
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–Y alguien que piensa en fractales, ¿cuando ve debates en el Congreso qué le parecen esos asuntos tan prosaicos?
–A mí la política me interesa. Soy de la teoría griega de que el apolítico es el idiota. El que está fuera de la polis. Tengo una máxima, que si algún día tengo tiempo quiero escribir. Los pilares del progreso son la educación, la ciencia y el derecho. ¿El derecho? Sí. Cómo aprendemos, cómo gestionamos el mundo y cómo nos organizamos y vivimos en sociedad. Y eso es la política. Desde la asociación de vecinos hasta las Naciones Unidas. La política me interesa mucho pero sí creo que está en un momento bastante perverso. Antes había mucha gente que iba a la política desde la vocación. Ahora, quizás sea inevitable, ya no hay tanta vocación, hay más profesionalización en el mal sentido. Yo no he sido tan valiente como para dedicarme a la política, aunque me lo han ofrecido alguna vez. Ahora mismo veo que el debate político es muy pobre. La supervivencia de la especie humana está en el conocimiento. Tiene que haber más científicos en política. La cultura es importante. Es una pena que alguien no sepa quién fue Bach o qué hizo Duchamp. El analfabetismo cultural es dramático pero el científico, hoy por hoy, es peligrosísimo. Estamos viendo a Trump, que pone al frente de la agencia de protección ambiental a un negacionista.
–Y que quería que bebiésemos detergente para curar el coronavirus...
–Seguro que se interpreta mal: la cultura es prioritaria, es fundamental, pero la ciencia tiene un plus y hoy nos la están jugando. Somos siete mil millones de criaturas en un planeta finito. Y los problemas que tenemos no son dialécticos, son cómo manejamos el clima o la salud. Una sociedad tiene que tener suficiente masa crítica. No quiero que los políticos decidan por mí si invertimos en vacunas o en campos de fútbol.
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–Y cuando escucha la gestión de la pandemia, que todos hablan de expertos que no vemos y dicen estar amparados en sus decisiones. ¿Existen o son un parapeto?
–(Piensa) Tampoco creo que puedan gobernar un país los expertos sanitarios. Tienen una perspectiva y también respeto que la economía y el sociólogo tienen otra. ¿El Gobierno de los filósofos, que discutían en la Grecia antigua? ¡No! El Gobierno de los políticos. Pero políticos donde haya filósofos, médicos y no solo políticos profesionales. ¿Cualquier licenciado en Medicina es experto?
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