15 entidades nuevas comienzan a dar comida ante el aumento de la pobreza en Granada

En la cabeza de la sucesión de carros hay cuatro mujeres. Tres están sentadas y la cuarta se apoya en la barandilla de acceso a la parroquia de San Juan Bautista. Comentan con humor lo 'perra' que es la vida, asunto candente que alternan con recetas de calabacines. En los repartos de los martes suelen ser un clásico, como también lo son los pimientos verdes. «¡Qué hartura!», se le escapa a una de ellas, desesperada por la poca variedad del menú que puede servir en casa.

De momento nada de pasta, ni arroz o latas de conserva. Ingrid, una de las voluntarias de la asociación Diálogo y Acción, explica lo que pasa. Llevan poco tiempo dando comida, y de momento no cuentan con productos no perecederos. Pero está convencida de que acabará llegando porque cada día hay más familias en apuros. Actualmente atienden a 55 y hay lista de espera. Empezaron con apenas una decena hace poco más de un mes.

El aumento en la demanda de alimentos ha hecho a esta asociación, al igual que muchas otras en la provincia, tomar la decisión de empezar a hacer repartos de comida. En su mayoría con la ayuda del Banco de Alimentos. Según los datos que ha recabado para IDEAL esta entidad sin ánimo de lucro, desde el pasado mes de marzo las peticiones de colectivos para distribuir comida han crecido exponencialmente. En total, se han firmado convenios de colaboración con un total de 15 asociaciones nuevas y también ayuntamientos que se han visto obligados a incorporar este servicio para atender al mayor número de familias que se encuentran en apuros económicos por culpa de esta crisis.

Huétor Vega, Padul, Albuñuelas, Escúzar o Lecrín han firmado recientemente convenios de colaboración con el Banco de Alimentos. José Manuel Prieto es el alcalde en funciones de Huétor Vega. Explica que acudieron en busca de apoyo a principios de marzo. Lo hicieron para ayudar a seis chavales inmigrantes a quienes les había el estado de alarma en el pueblo. «Pero enseguida llegaron los ERTE y todo lo demás. Y de seis pasamos a 20 personas con problemas, y luego a 40. Hoy esa cifra parece haberse estabilizado en unas 65, que es gente que vivía al día, con trabajos parciales y que todo esto les ha perjudicado muchísimo», cuenta Prieto.

En Huétor Vega hacen el reparto semanalmente. En otros sitios es mensual. Todo depende del número de personas que se atienden o de la capacidad que tienen estos colectivos para almacenar alimentos. Si no tienen un local, lo normal es que el reparto sea una vez por semana y de producto fresco. Es el caso de Diálogo y Acción, que junto a la asociación senegalesa Takou Liguei, es promotora de la distribución de comida de los martes en la iglesia San Juan Bautista. Rafael Payán es el portavoz de esta organización no gubernamental sin ánimo de lucro. Aunque explica que ya llevaban tiempo detrás de repartir comidaen la zona Norte, Payán apunta a la crisis de la Covid-19 como el verdadero acelerador que lo ha puesto todo en marcha. Con elBanco firmaron el pasado mes de junio.

Tuvieron que acreditar que tenían la casa en orden y también hacer un pequeño informe de todas las personas que iban a ser beneficiarias de las ayudas. La comida de la que disponen depende del número de personas que van. «De momento no tenemos la infraestructura para poder ampliar más el servicio. En cuanto tengamos un local ya podremos plantearnos extender un reparto que cada vez es más necesario», cuenta Payán.

Y no se equivoca. Los datos que tiene el Banco de Alimentos confirman esta cruda realidad. Según una de las responsables de esta entidad en Granada, Teresa Martínez, desde marzo se ha producido un incremento muy significativo en el número de beneficiarios. Si antes de la pandemia se atendía a 39.000 personas, en la actualidad esa cifra ha aumentado hasta los 50.000.

«Sobre todo lo notamos en los primeros meses de marzo y abril. Ahora parece que la demanda se ha estabilizado, pero no sabemos que pasará a partir de septiembre tal y como van las cosas», apunta Martínez, que destaca otro dato a tener en cuenta: la avalancha de solicitudes en la zona Norte de Granada desde marzo. De acuerdo con su estadística, de las 15 nuevas entidades que colaboran con ellos, nueve se ubican en este distrito de la capital. A la ya citada Diálogo y Acción se suma también Rey Badis o La Paz, entre otras. Las cifras son elocuentes, de los 11.000 nuevos beneficiarios a los que se les da alimentos, un total de 6.000 viven en Norte.

El Defensor del Ciudadano de Granada, Manuel Martín, lleva muchos años alertando de la situación de «extrema necesidad» que se está viviendo en este pabellón de vecinos vulnerables. Una realidad que se está haciendo cada vez más preocupante a raíz de la pandemia. Martín tiene claro que en el distrito Norte hay un problema de desigualdad «muy grave» que provoca «pobreza y marginación». «Y cuando ambas se unen durante mucho tiempo, se alimentan y se refuerzan», denuncia.

De ahí que solicite a las administraciones competentes que se impliquen con este barrio de Granada. ¿Cómo? Cree que hay que declarar determinadas zonas de Norte como una situación de «emergencia al igual que cuando ocurre un terremoto o una catástrofe». Y una vez que se haga, cree que todas las administraciones tienen que actuar al «unísono» con soluciones «integrales», concluye.