¿Por qué no se encuentran camareros, albañiles o peones para el campo en Granada?

En construcción, tanto Patronal como sindicatos coinciden en el análisis del origen del problema. El sector en Granada aún está pagando aún la factura de la crisis inmobiliaria que destruyo el 78% de sus empleos. El estallido de la burbuja provocó en Granada una estampida de 33.600 profesionales que se fueron al paro o buscaron refugio en otros sectores como la hostelería y que no han dado el relevo ni trasvasado sus conocimientos a nuevos profesionales en ferralla, encofrado, solería, albañilería o cerramiento.

A las empresas, a día de hoy, les sigue faltando de todo y la urgencia de un sector en expansión no casa con los ritmos de formación. «Se necesita una cooperación mucho más amplia entre el sector productivo y la administración, en este caso la consejería de Educación y Empleo, para conectar los contenidos formativos con las necesidades reales de las empresas», analiza el gerente de la Asociación de Constructores y Promotores de Granada, Francisco Martínez Cañavate.

La realidad es que las empresas se topan con alumnos salidos de FP que no pueden ni entrar en las obras porque no tiene el curso de prevención de riesgos laborales. «La falta de formación se resuelve con políticas y recursos adecuando programas», insiste Cañavate, que recuerda que la licitación se ha disparado, que hay gran demanda de vivienda y por tanto las necesidades de mano de obra en el sector van a más. De hecho, habla de que las empresas necesitarán cinco mil profesionales tan solo en la provincia para acompañar el crecimiento de los dos próximos años.

«La oferta formativa apenas supera el centenar de profesionales que se incorporan cada año, es totalmente desproporcionado», valora. A su juicio, la salida a la encrucijada pasa también por ilusionar a los profesionales reivindicando las bondades de un sector reinventado, que aprendió de los errores del pasado, que cada vez está más tecnificado e industrializado y que ofrece «buenas condiciones y trabajo garantizado».

La lectura sindical, sin embargo, pone el foco en la necesidad de mejorar las condiciones laborales. «Concretamente, en el caso de la Construcción, CCOO no ha firmado el calendario laboral del sector porque impone jornadas que además de suponer una sobrecarga de trabajo conllevan un elevado riesgo para la salud de los trabajadores y trabajadoras, entre otras cuestiones por el estrés térmico al que se ven sometidos», advierte el secretario general de CC OO Granada, Daniel Mesa.

La hostelería granadina vuelve a enfrentarse a un verano que se prevé de récord sin resolver el problema latente del déficit del personal especializado, que siempre sale a flote en las fechas de mayor actividad. El boom de las celebraciones y las necesidades de reforzar plantilla en la Costa agravan las dificultades para contratar buenos camareros o cocineros que tienen en bares, hoteles y restaurantes todo el año.

El presidente de la Federación provincial de Hostelería y Turismo de Granada, Gregorio García subraya los avances en conciliación y en la mejora de condiciones laborales en el sector para intentar retener el talento. «Tenemos que apostar por profesionalizar a nuestra gente, formarles más y que estén a gusto, la empresas avanzan y estamos en esa línea pero lo que no puede faltar es la vocación. Te tiene que gustar trabajar en hostelería», explica García, que reivindica el prestigio y lo bonito de las profesionales hosteleras y las condiciones en las que se ejercen en Granada «con uno de los convenios mejores de España».

La lectura sindical es clarísima y opuesta: lo que falta para atraer gente al sector son mejores condiciones laborales. «A la precariedad se unen los incumplimientos que se producen durante la jornada de trabajo. En hostelería se añade además un porcentaje de fraude en la contratación y una inestabilidad laboral permanente que se consolida en el nuevo convenio», lamenta el secretario de CC OO Granada, Daniel Mesa. «De hecho, muchos jóvenes que accedían a la hostelería como primer empleo ven como sus contratos de formación reducen su salario en un 25% a causa del nuevo convenio. Todo ello lleva a la imposibilidad de emancipación y conciliación de la vida personal y laboral, por tanto los trabajadores buscan alternativas en otros sectores».

La despoblación del ámbito rural está en la raíz del problema de la falta mano de obra en el campo y hasta ahí coincide el acuerdo entre patronal y sindicatos a la hora de analizar una cuestión llena de aristas que, además se va agravando años tras año. «Hay un problema de orden generacional, los jóvenes abandonan el medio rural, adquieren formación y aspiran a otros mercados de trabajo mejores retribuidos o más estables. Y un problema social, que viene determinado por un sistema de protección generoso que hace que una persona no tenga necesidad de ir al tajo», analiza el secretario de la Unión de Pequeños Agricultores, Nicolás Chica, que pone así el dedo en la llaga al advertir que hay perceptores de subsidios que no están disponibles para trabajar.

«Es necesaria la sensibilidad social en los gobiernos pero se descuida un criterio de control y de filtro que permita a las personas que están en edad y con posibilidades de trabajar que opten por una relación laboral y no por depender de os recursos públicos», asegura sin ambages.

La salida en su opinión pasa por las contrataciones de trabajadores inmigrantes en sus países de origen, pero tras la experiencia piloto de la temporeras de Marruecos contratadas para la campaña del espárrago que se fugaron también reivindica más controles para garantizar el retorno a sus países y que esta fórmula no se conviertan en una vía para entrar en el país de forma irregular.

«La mirada habrá que dirigirla no solo a Marruecos sino a países que están a más de dos horas de España, no me cabe duda de que es la única solución que tenemos en el campo para tener la mano de obra garantizada», defiende Chica, que asegura que los jornales se pagan por encima de convenio ante el déficit de profesionales en el sector.

El análisis de CC OO Granada pone, por contra, el foco en que en el campo los empleos son de temporada «y no ofrecen posibilidad de estabilidad laboral». «En muchas ocasiones, los desplazamientos por la provincia no cubren las necesidades salariales básicas para la empleabilidad en el sector», inciden.