«La sostenibilidad no puede hacerse matando de hambre a los pescadores»
Manolo Puyo, patrón del barco Nuevo Manuel Puyol destaca los grandes desafíos a los que se están viendo expuestos
La situación se agrava por la falta de relevo generacional y el desinterés por trabajar en el mar. Donde hace 30 años había 50 barcos ... de arrastre, hoy apenas quedan 12. La plantilla apenas supera las 60 personas, frente a los 500 marineros que llegaron a faenar desde Motril hace décadas.
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Sergio Jiménez es uno de los marineros más jóvenes de la lonja, y explica que son tantas las «trabas» que se está convirtiendo en un sector que no llama la atención para dedicarse a ello. «Los jóvenes no quieren venir. Demasiados cursos, demasiadas restricciones y muy poca estabilidad». «Cada dos por tres al paro. Dos meses de parada biológica, mientras tanto las ayudas llegan tarde».
Aún así, los pescadores que aún siguen aferrados a la dársena motrileña coinciden en la misma idea: «Queremos trabajar, pero con normas justas. La sostenibilidad no puede hacerse matando de hambre a los pescadores», explica Manolo Puyol, patrón del pesquero Nuevo Manuel Puyol.
A pesar de todas las dificultades a las que se enfrentan, aseguran que la pesca ha mejorado en los últimos años. «Nunca en la historia se ha capturado tanta gamba como ahora», asegura Puyol. «Pero es que no nos dejan trabajar. Es un sinsentido».
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«Estamos hartos de palos. Cada año nos quitan días, cada año nos ponen más trabas. Al final el mar se va a quedar solo, sin barcos, sin pescadores y sin futuro», concluye.
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