José Antonio, a las puertas de su negocio en Vélez de Benaudalla. MJAT

«Entró con un ojo morado y me pidió el teléfono para llamar a su mujer»

El empresario de Málaga, secuestrado a punta de pistola en su taller, apareció horas después en Vélez de Benaudalla donde un lotero le socorrió

MJ Arrebola

Granada

Jueves, 6 de marzo 2025, 00:44

La tarde del pasado lunes, 3 de marzo de 2025, se tornó en pesadilla para un empresario de la localidad malagueña de Vélez-Málaga. A ... plena luz del día, en torno a las 17.30 horas, tres individuos encapuchados irrumpieron en su taller de coches del polígono industrial La Pañoleta. Armados con pistolas, lo redujeron y lo introdujeron a la fuerza en el maletero de un vehículo ante la impotencia de su mujer y de varios trabajadores que presenciaron lo sucedido.

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Horas después, a unos 70 kilómetros del lugar del secuestro, la víctima apareció en Vélez de Benaudalla, desorientada, con signos evidentes de una paliza y completamente empapada, según ha podido conocer este periódico. En su búsqueda desesperada de ayuda, entró en una administración de lotería de la calle Mariana Pineda. Allí se encontraba José Antonio Moreno, su ángel de la guarda que no dudó ni un segundo en tenderle la mano.

El lunes, poco antes de cerrar su establecimiento, José Antonio vivió un episodio que nunca olvidará. «Estaba terminando de atender a la gente cuando un hombre entró con un ojo morado y me pidió el teléfono para llamar a su mujer». Según relata, el hombre estaba mojado y tiritando de frío. «Me dijo que no sabía dónde estaba», precisa. Algo que le llamó especialmente la atención fue que llegase empapado. «No estaba lloviendo en el pueblo, algo me hace pensar que lo mojaron los propios secuestradores cuando le propinaron los golpes», precisa.

El empresario le confesó que había intentado pedir ayuda a varias personas que iban andando por la calle, pero nadie le había prestado su teléfono. «Me dijo que lo habían secuestrado, que le habían pegado una paliza y lo habían dejado allí tirado un poco más arriba de mi local. Intentó pedir un móvil a varias personas y nadie se lo quiso dejar. Supongo que por su aspecto, con la cara llena de golpes y la ropa de trabajo sucia, pensarían que era un vagabundo o que quería robarles», lamenta José Antonio.

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Lugar donde dejaron al empresario de Vélez-Málaga sus secuestradores. MJAT

El lotero no dudó en facilitarle su teléfono. «Me dijo que le pusiera el móvil en manos libres si no me fiaba, que solo quería llamar a su mujer. Le costaba recordar el número, estaba muy desorientado. Al final marcó el teléfono de su propio taller en Vélez-Málaga, y allí su esposa le contestó», detalla.

La mujer del empresario le aseguró que iría a buscarlo, pero por protocolo, fueron agentes de la Policía Nacional de Vélez-Málaga quienes se desplazaron hasta Vélez de Benaudalla para recoger a la víctima.

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Una tila caliente

Mientras esperaban a la policía, José Antonio notó que el hombre temblaba de frío. «Me dijo que tenía mucho frío y que si podía quedarse dentro un rato para resguardarse. Lo vi tan mal que lo llevé al bar de enfrente, el Umami, y le invité a una tila caliente para que entrara en calor y se tranquilizara un poco. Le habían quitado todas sus pertenencias», cuenta el lotero.

Los agentes de la Policía Nacional de Vélez-Málaga llegaron al lugar y trasladaron al empresario al Hospital Comarcal de la Axarquía, donde fue atendido por las lesiones provocadas por la agresión. La madrugada del martes recibió el alta médica y regresó a su domicilio para continuar su recuperación.

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El secuestro y la brutal paliza han conmocionado a la ciudad axárquica. La Policía Nacional ha abierto una investigación para identificar y detener a los tres secuestradores. En el operativo participan agentes de la Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado (UDYCO), quienes barajan diversas hipótesis sobre el móvil del suceso.

Mientras tanto, el taller mecánico donde se produjo el secuestro ha reabierto sus puertas. José Antonio, el ángel de la guarda del empresario, se mantiene humilde tras lo sucedido. «No hice nada especial, solo ayudé a alguien que lo necesitaba. Me sorprende que nadie más le ayudase. Al final, cualquiera puede verse en una situación así», reflexiona.

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