Condenada por dar 'bolsazos' a los policías que acudieron a calmarla en un banco de Granada

Según consta en una sentencia a la que ha tenido acceso IDEAL, los hechos ocurrieron sobre las 10.30 horas, cuando una dotación policial se personó en la indicada sucursal a requerimiento del propio personal de la oficina. El motivo: la acusada, como casi todos los días, se había presentado «pidiendo explicaciones a gritos y malos modos» por no tener ingresada su pensión, «perturbando» el trabajo de los empleados, al director de la sucursal y la atención al público.

Cuando llegaron al banco, los funcionarios policiales se encontraron a la exaltada mujer -que tiene antecedentes penales en vigor por maltrato familiar y por delitos leves de hurto- ya en el exterior del local, junto a la puerta de entrada, «así como al director de la oficina expresando su voluntad de denunciarla».

En ese momento, los agentes pidieron a la sin techo que se identificase, pero ella solo les facilitó un nombre de pila «inventado» y se negó a entregarles cualquier documentación identificativa. Ante su negativa, los agentes le dijeron que tenía que ir con ellos a la comisaría para proceder a su identificación. Ella les contestó «que no pensaba acompañarles», al tiempo que «cogió una bolsa de rafia grande donde llevaba sus pertenencias e hizo amago de marcharse del lugar».

Fue en ese momento cuando uno de los agentes trató de impedirle que se marchara sujetándola del brazo, «a lo que la acusada reaccionó, para desembarazarse de los agentes, lanzando contra ellos la bolsa que llevaba». Les propinó «varios golpes», aunque no les causó lesión alguna. Lo siguiente fue su detención.

A la hora de revocar la condena a prisión que inicialmente se había puesto a la procesada, la Audiencia ha tenido en cuenta el contexto en el que se produjeron los bolsazos (se revolvió cuando uno de los policías la agarró del brazo para evitar que se marchase) y la patología mental de la denunciada, concluyendo que la mujer cometió un delito de resistencia a la autoridad con la eximente incompleta de alteración mental en lugar de un delito de atentado.

El fallo del tribunal, fechado el 27 de septiembre, recoge expresamente que la mujer padece una patología mental «que le impide reconocer adecuadamente la realidad y valorar las consecuencias de sus actos». Sufre «esquizofrenia paranoide y trastorno bipolar», una dolencia que la Audiencia ha averiguado consultando una sentencia anterior que la castigó por agredir a su entonces compañero sentimental el 8 de septiembre de 2020.

Los propios policías que intervinieron el día del incidente dieron fe en el juicio de que «la señora no está en su sano juicio». De hecho, la mujer acudió al juzgado el día de su enjuiciamiento, pero la vista se celebró sin su presencia porque se negó a entrar en la sala «pese a los consejos de su abogada».