Imagen de archivo de una operación de la Guardia Civil desarrollada en Granada. pepe marín

«Hace veinte años nos enfrentábamos a escopetillas de plomo, ahora nos disparan con rifles con silenciador»

El capitán de la Policía Judicial de Guardia Civil en Granada apuesta por endurecer las penas para disuadir a la delincuencia organizada que se ha instalado en la provincia atraída por la marihuana

Domingo, 29 de enero 2023, 00:06

Pocos pueblos de Granada deben quedar sin que se hayan localizado plantaciones de marihuana, un problema que se extiende por toda la orografía de la ... provincia. El capitán de Policía Judicial de la Guardia Civil de Granada, M. A. L., lleva más de veinte años luchando contra la criminalidad y tiene una visión general de los problemas que ha generado ese cultivo y la delincuencia organizada que ha atraído. La situación actual no es optimista, pero insiste en algunas posibles soluciones.

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-¿La marihuana ha traído consigo otros delitos en Granada? ¿Cuáles?

-Así es. Lo atestiguan los procedimientos judiciales y se ve en las operaciones policiales. A partir de 2008 Granada empieza a producir marihuana con un THC muy alto y eso llama la atención de la delincuencia organizada, que pone su foco en Granada. Se implantan aquí con sus métodos: extorsión, retención ilegal, secuestros entre ellos… La marihuana como planta no ha provocado nada, pero la llegada de delincuencia organizada, es lo que hemos notado que ha hecho crecer la delincuencia aquí. En sí, la marihuana no es el problema, es la delincuencia organizada que se asientay que procede e Polonia, Holanda, Alemania, Albania, kosovo, etc.

-Esa delincuencia organizada que se implanta aquí, ¿se contagia entre los locales?

-Expande sus métodos. Aquí estábamos acostumbrados a una delincuencia autóctona en la que no proliferaban las armas. Como mucho había alguno con una escopeta de caza, pero no todos tenían armas. Se basaban en el ajuste de cuentas, se devolvían los hechos. Aquí está implantada en una jerarquía. Una banda, para implantarse, necesita hacer ver que es el jefe de una zona y tiene que atacar al jefe de esa zona.

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-¿Esos enfrentamiento son para marcar su territorio?

-Protegen sus zonas de producción. Aquí hay 'comerciales', no hay un enfrentamiento territorial. Hay varios comerciales extranjeros, implantados en Granada, que son de donde están obteniendo la producción esas bandas organizadas que pagan muy bien y que son los que ponen las normas. Esa producción que compran para exportar, la contratan en origen. El estándar de calidad lo pone la propia organización, con un tipo de semilla, unos niveles de THC, etc…

-¿La producción de Granada ya está toda vendida cuando se planta?

- Una gran parte la tienen vendida y apalabrada fuera. El resto de vecinos, que ve que le compran al de al lado y que le va bien, copia el sistema. Buscan comerciales holandeses o alemanes que compren la producción. Ahí es donde empiezan a luchar entre ellos. Luchan por sacar el producto, por llevarse el mejor producto. Y también hay luchas por vender. El productor, el que tiene una plantación, necesita conocer al comercial y hay otros productores que no quieren que su comercial trabaje con más gente, y ahí empiezan los problemas. Por querer saltarse el escalón es donde detectamos los primeros problemas, en 2009. A partir de ahí vemos que todo el mundo produce y es cuando llega el listo de turno que cree que es mejor robar que producir. Ahí es cuando empiezan a armarse los que quieren pegar el vuelco y también los que están de seguridad. Empiezan con armas normales, escopetas de caza, hasta que entran armas de guerra. Comienzan a llegar kalashnikov, HK, Glock, armas cortas. Ya tienen armas de guerra, chalecos antibalas y perfeccionan la técnica. Y para dar mejor el vuelco, se hacen pasar por policías. Y nosotros en medio. Cuando entramos en una operación, ellos ya no saben si vamos a robarles o somos policías, y así nos responden como nunca nos habían respondido, a tiros, poniendo en peligro nuestras vidas. Todo, por una cuestión económica, para ganarse al comercial y poder sacar mejor su producto.

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-¿Hasta qué punto han notado esa proliferación de armas?

-Es raro el registro de organización criminal de marihuana en el que no hay armas. Hay que distinguir tres actuaciones. Las de prevención, las de investigación y un tercer escalón que son las operaciones contra la delincuencia organizada, que es cuando entras a plantaciones y hay entradas con orden y registro. Entras, te llevas las plantas y detienes a los testaferros. En esas operaciones contra la delincuencia organizada, que conllevan intervenciones telefónicas, operatividad, blanqueo de capitales, siempre hay armas. El que tiene una plantación tiene un arma para defenderla, el que tiene el dinero, junto a los billetes tiene un arma corta, el que va de viaje con dinero, tiene un arma, y el que hace de contravigilancia también está armado.

- ¿De cuántas armas se puede estar hablando?

-No se puede dar un número, porque no hay un control de cuántas armas se convierten en ilegales. Pero sí hemos visto cómo trabajan, en las operaciones Fastdancer 1 y 2. Estamos viendo que hay testaferros que ponen su nombre porque tienen licencia. La organización va a ellos y les piden seis escopetas tipo policiales para cazar. Y luego les piden que compre 16 rifles con munición metálica, que son ilimitados. Esos 16 rifles los compran en una armería con la que ya ha hablado la organización. Cuando las reciben, cumplen los requisitos que piden. Pero en cuanto llegan desde la armería, la organización criminal ya las ha hecho circular. Son rifles que convierten en armas automáticas, solamente cambiando el selector de tiro. Así es como las sacan, no necesitan ni traerlas de la extinta Unión Soviética. Kalashnikov hay muchos, pero no hay munición para esas armas. Mientras que la otra es municion de caza, que la venden en cualquier armería. Hablamos de cientos de armas que se compran de forma legal y luego están en esas circunstancias.

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-¿Les preocupa el aumento de los episodios con presencia de armas de fuego?

-Totalmente, pero no solamente porque el número esté aumentando, tanto los tiroteos, las extorsiones, las lesiones, los homicidios. Sino porque además nos jugamos la vida cada vez que intervenimos. Un chaleco que nosotros llevamos está hecho para un 9 milímetros parabellum. Con lo que nos van a disparar nos atraviesa seguro.

-Les preocupan por su seguridad, ¿y porque se están extendiendo?

-Claro. Esas armas que tú tenías en tu casa, mañana la usas para cualquier discusión de lindes. O mi hijo, que sabe que tengo una pistola discute con el vecino y le pega un tiro.

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-¿Hay muchos episodios violentos, dentro de esas organizaciones, que no trascienden?

-Muchos. Cuando hay disparos, es más difícil de ocultar porque hay un ruido y la gente llama. Y no solo hay violencia con armas de fuego, sino también con armas blancas. Amenazas y lesiones con arma blanca que no se denuncian, detenciones ilegales que no se denuncian. Y hay colaboración cero por parte de las víctimas. Nos preocupan muchísimo las armas blancas y las de fuego. Hace 23 años, yo me enfrentaba a escopetas de caza o escopetillas de plomo. Ahora nos enfrentamos a fusiles de guerra con silenciador, algo ha cambiado.

-¿Como se lucha contra eso, por dónde empezar?

-En mi opinión, y así lo he dicho a jueces y fiscales, en foros de la Universidad, partimos de un error. Ellos se basan en que no es ilegal comercializar la semilla, lo permite la norma. Si se elimina la opción del cultivo para consumo propio, se eliminan los grow shop.

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-¿Urge ese cambio legal?

-El legislador debe entender que hay que modificar un aspecto de la ley para que esos grow shop dejen de ser legales. Si en vez de marihuana fuera cocaína, si nos dejan tener la semilla de la planta de cocaína y dejáramos plantar cocaína, tendríamos un problemón. Yo lo he expuesto en todos los ámbitos, y solo hay que eliminar la palabra cultivo del Código Penal.

-¿Hay alguna aproximación de lo que mueve el negocio de los growshop en Granada?

-Mucho dinero. En Granada, huele a marihuana y alrededor de su zona industrial proliferan los grow shop. Hay mejoras genéticas, lámparas mejores...se ha desarrollado una industria alrededor de la marihuana. ¿Por qué esa industria que antes estaba en Holanda, ahora está aquí? Somos los principales consumidores, pero no porque la gente fume. El consumo es una cosa, pero el plan industrial que tiene Granada es otra cosa.

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-Es una paradoja que haya un negocio legal, el del grow, que alimenta otro ilegal y que a su vez acarrea violencia….

-El consumo de marihuana nunca ha sido un problema en Granada. La marihuana de la Alpujarra, cuando la gente iba a Beneficio, era cotizada. Se consumía en un entorno de paz y armonía , pero nadie ganaba para comprarse un cochazo. El cultivo indoor empieza en 2006 y 2007. Eran muy poquitos y con poca producción. El salto se da cuando llegan unas semillas transgénicas, con un alto índice de THC. Despierta la atención de los narcos, que van abandonando el hachís por la marihuana. Son semillas transformadas para sacar varias cosechas al año.

-Mientras llega o no llega ese cambio legal, ¿faltan medios?

-Le corresponde al legislador, pero yo tengo claro que hay que endurecer el Código Penal. La pena no puede ser rentable. En Francia, ese delito puede ser de 25 años de cárcel, cuando en España ven que son máximo 2 o 3 años. En el caso del tráfico de cocaína, te caen de 6,5 años a 9 años de prisión. El riesgo del tráfico de cocaína, que algo llegue de Colombia hasta aquí es mucho mayor, y aquí la marihuana está mas cerca y la pena es mínima. Las organizaciones no se arriesgan y se instalan aquí por la marihuana. Hasta que no empecemos a aplicar el delito de delincuencia organizada como se tiene que aplicar, y empecemos a concienciar de que debemos luchar contra la delincuencia organizada, independientemente de que venda perfume o marihuana, seguiremos con este fenómeno. El cultivo se tiene que eliminar, el tener algo para elaborar droga, sea semilla o lo que sea, tiene que estar penado. Y si no, hay otra opción, legalizarla como el tabaco o el acohol, con un impuesto especial, y todos los españoles recibimos una parte de ese impuesto. Hay que elegir entre A o B.

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-¿No es entonces un problema policial?

-Los cuerpos policiales solo estamos poniendo parches. El sistema jurídicopenal no da respuesta, porque no hay un efecto disuasorio de la pena. No van a Francia o Alemania porque las penas son muy altas, por eso se instalan aquí.

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