El camarero que ayudó a los inquilinos en el incendio del piso de Arabial
Pablo, trabajador del bar que se ubica en el bajo del edificio, relata cómo ha sido el incendio que ha tenido lugar este viernes en el número 111 de calle Arabial
Todavía huele a humo en el 111 de la calle Arabial. En la sexta planta de un edificio de siete se puede ver todavía el ... hollín en el suelo y un techo teñido de negro como consecuencia de las llamas que se han originado en un dormitorio después de arder una cortina. La causante del incendio ha sido una vela, según ha confirmado el cuerpo de Bomberos de Granada, que ha acudido al lugar junto a la Policía Nacional y efectivos del 061.
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Pablo, camarero en el bar 'El Barrio', ubicado en los bajos del bloque de pisos, estaba trabajando cuando se originó el incendio. «Sobre las 15 horas vimos a una persona llorando que decía que se habían quemado las cortinas del piso y se propagó a los muebles», relata. Minutos después vio cómo salía humo de la sexta planta y poco tiempo más tarde salía por el portal.
Él, su padre y su hermano, preocupados, decidieron entrar al portal y subir para ayudar a los vecinos. «Como cada planta tiene una ventana al patio interior, conforme íbamos subiendo, las íbamos abriendo. Conseguimos llegar al sexto piso, pero estaba todo negro y lleno de humo, no se podía pasar», manifiesta. El joven señala que las inquilinas del piso donde se originó el fuego eran estudiantes y cree que pueden «haber sufrido alguna quemadura».
Otra vecina de unos 60 años, según relata Pablo, decidió bajar en el ascensor y, al concentrarse todo el humo en el interior, salió muy afectada. «Al quedarse el humo dentro, la mujer salió muy mal. Le costaba respirar y no podía levantarse, la tuvieron que sacar fuera». Fueron ayudando a todas las personas que pudieron mientras los servicios de emergencias se trasladaban a la zona.
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Seis personas fueron atendidas en el lugar por inhalación de humo y otra tuvo que ser trasladada a un centro hospitalario. Su padre también estuvo perjudicado por el humo, ya que subió hasta la última planta. «Íbamos avisando a los vecinos, pero había otros que bajaban chillando por el pánico y hacía que el resto se percatara de lo que estaba pasando». «Gracias a Dios no ha pasado nada más preocupante», comparte aliviado.
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