Tomás Rejón (izquierda) con su hijo Tomás, en una foto de archivo. En la imagen pequeña, el negocio familiar. IDEAL
Obituario

Tomás, el maestro de los churros que deja Armilla huérfana: «Lo vamos a echar de menos»

Ha fallecido a un mes de cumplir 80 y tras toda una vida dedicada a la hostelería, con negocio propio que ahora gestiona su hijo

Laura Velasco

Granada

Sábado, 20 de agosto 2022, 00:06

«Maestro del arte de los churros y la hostelería. Me has sabido transmitir esta preciosa y sacrificada profesión, y me has enseñado a respetar. ... Hasta la próxima, papá». Este fue el mensaje que encontraron el pasado fin de semana los que acudieron al Kiosko Churrería Tomás, un negocio que jamás echa la persiana. Pero esta vez estaba justificado. Tomás Rejón Morales, el fundador, perdió la vida el pasado 13 de agosto, un mes antes de cumplir 80 años. Su hijo y sucesor, Tomás, colocó entre lágrimas el cartel. Una semana después, el teléfono no deja de sonar para expresar condolencias y las visitas a la churrería con el mismo fin se cuentan por decenas. No es de extrañar: era un hombre de los que no se olvidan.

Publicidad

Tras un par de meses con idas y venidas al hospital a causa de una pancreatitis, finalmente esta inflamación provocó su muerte, dejando devastados a su mujer, Paqui -con la que llevaba 52 años casado-; sus hijos, Tomás, María José, Jesús y Pablo; y a sus cinco nietos. «Ha sido una semana muy complicada. Lo que lo vamos a echar de menos nosotros y los clientes… Mi padre ha sido un hombre muy bueno», asegura su hijo mayor, que también es concejal de Deportes de Armilla.

En la primera imagen, durante su etapa trabajando en la plaza Bib-Rambla. En la segunda, panorámica del quiosco. En la última, en su boda con Paqui en 1970. IDEAL

Vida ligada a la hostelería

El fallecido se dedicó durante toda su vida a la hostelería. Aprendió el oficio durante 25 años en la cafetería Bib-Rambla y el café Flor, ambos situados en la céntrica plaza granadina. Después, decidió dar el paso y emprender por libre. Tuvo la oportunidad de contar con un negocio propio en Armilla y se tiró a la piscina. Durante 15 años trabajó junto a su mujer en el quiosco antiguo de la Avenida Poniente del municipio. «Lo levantó con su experiencia y trabajo, no descansaba ni un día. Es muy sacrificado, sin ellos yo no estaría donde estoy. Él me enseñó el arte de los churros», relata el hijo mayor, que abre la churrería de martes a domingo a las 5.30 horas, y a las 6.00 horas los domingos y festivos. El único parón fue cuando el local fue derribado en 2009 por las obras del Metro. Unos meses después, fue inaugurado de nuevo.

Tomás, en una imagen de archivo de su 77 cumpleaños. IDEAL

Y es que cuando Tomás se jubiló en 2004, su hijo mayor no dudó en tomar las riendas del negocio. La profesión, tal y como expuso en el cartel que colocó el día que murió su querido padre, la ha aprendido íntegramente de él. Siendo un adolescente empezó a trabajar de forma puntual a su lado, y cuando este abrió el kiosko le acompañó allí cada domingo de su vida.

Tomás hijo seguirá adelante con el trabajo, con la figura de su padre siempre presente. «Le dio un vuelco al municipio con sus churros. Lo voy a recordar como alguien bueno y respetuoso que ha ayudado a mucha gente», asegura. Así lo recordará también Armilla, ese pueblo que con su partida se ha quedado un poco huérfano.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad