Vivienda quemada en Pinos Puente en la madrugada de este miércoles. Pepe Marín

Queman otra casa en Pinos Puente relacionada con el homicidio de un joven

La Guardia Civil trabaja con esta hipótesis, al ser propiedad de la familia del presunto autor del crimen

Laura Velasco

Granada

Miércoles, 27 de agosto 2025, 20:08

A lo largo de poco más de un kilómetro hay ocho viviendas quemadas en el mismo pueblo, Pinos Puente. Una de ellas ardió en 2020; ... pertenecía a un hombre que mató a su vecino con una escopeta tras una discusión por el aparcamiento. Ha pasado un lustro y nadie ha vuelto a vivir ahí, el color negro sigue inundando las paredes. Las otras casas han corrido la misma suerte este mes. Seis de ellas sufrieron un incendio el pasado lunes, 11 de agosto. Sus moradores -que no se encontraban allí- son familiares del presunto autor de la muerte de un joven de 20 años, Rafa. Las aguas parecía que habían vuelto a su cauce, pero en la madrugada de este miércoles otra casa de la misma familia ha sido quemada. En total, siete inmuebles.

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La Guardia Civil ha intensificado la vigilancia, según ha podido saber IDEAL, y trabaja con la hipótesis de que este nuevo suceso, que se ha producido en la calle Orosia sobre las 5.45 horas, está relacionado con el crimen de Rafael, que tuvo lugar el pasado 9 de agosto. Este nuevo domicilio quemado, en el que tampoco vivía ya nadie, pertenece a otros allegados del presunto homicida, que se encuentra en prisión provisional desde su detención poco después del crimen. La vivienda es antigua y ha quedado en una situación penosa. El fuego devoró su interior, la puerta salió despedida y algunas partes de la fachada cayeron. En el suelo hay un desfile de escombros y ladrillos. De todos los domicilios quemados en agosto, es el que peor parte se ha llevado.

La calle Orosia, una pequeña vía ubicada muy cerca del famoso puente de la localidad, fue desalojada de madrugada y nadie podrá volver a vivir allí de momento. El riesgo de derrumbe de la casa es evidente, según indicaciones de los técnicos de Urbanismo. Si se cae, podría afectar directamente a las otras. De hecho, Bomberos de Granada han extinguido el fuego desde fuera por su seguridad. Tampoco han podido acceder los Tedax de la Guardia Civil, que han realizado la inspección ocular.

La Policía Local ha cortado la calle y realizará visitas puntuales todo el día para asegurarse de que no hay nadie en el lugar. Solo se puede acceder para recoger pertenencias y rápidamente, no conviene transitar por allí. La luz también ha sido cortada por seguridad.

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Un vuelco de marihuana

El homicidio se produjo cuando la víctima presuntamente acudió a la casa del clan contrario para realizar un vuelco (robo) de marihuana. En teoría había unos 300 kilos de droga, aunque en la inspección ocular posterior no se encontró nada. Iba encapuchado y los otros lo detectaron gracias a las cámaras de seguridad. Ahí comenzó el tiroteo que acabó con la muerte de Rafa. Sobre la pared blanca se pueden apreciar los cinco agujeros en la pared, marcados por números, donde impactaron las balas.

El presunto autor fue detenido poco después. Tiene 31 años y fue enviado a prisión provisional. Se le investiga por la presunta comisión de un delito de homicidio consumado. Según fuentes del entorno de la familia, él mismo quiso entregarse como muestra de colaboración, para que no estallase la guerra entre ambos clanes.

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Dos días después del suceso, se produjeron diversos incendios en viviendas propiedad de los familiares del presunto homicida. Estaban ubicadas en las calles Batán y Visillo de Santa Eugenia. Es esta última localización se encuentra el domicilio en el que habrían tenido lugar los disparos que le costaron la vida al joven de 20 años.

Según ha podido saber IDEAL por fuentes cercanas a la investigación, familiares del supuesto homicida y la víctima llegaron a un acuerdo para la tregua, pacto que ahora se podría haber roto con este nuevo suceso. Incluía el destierro de los primeros, aunque en la práctica no era necesario, ya que los allegados directos del único detenido se fueron desde el primer momento del pueblo por miedo. Lo que sí establecía es que ya no pueden «trabajar» allí. Este es el punto clave, puesto que pierden su medio de ingresos; no pueden cuidar ni gestionar las plantaciones de marihuana. Tienen que buscar otro lugar para continuar su actividad. Por último, el acuerdo conllevaba un pago económico.

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Fuentes policiales indican que aún quedan un par de viviendas de familiares que no han sido atacadas; temen que sean las siguientes. La Guardia Civil ha intensificado su presencia en el pueblo para evitar más incidentes.

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