La granadina María Pérez se convierte en la mejor atleta en la historia de España
La granadina marcha ya hacia el oro olímpico en la prueba individual de los 20 kilómetros de Los Ángeles como la única medalla que le falta
Dos años de ensueño convierten a María Pérez ya a sus 29 años en la mejor atleta española -hombre o mujer- de la historia nacional, ... o al menos en la del palmarés más excelso más allá de debates. Su nuevo título mundial en la prueba de 35 kilómetros de Tokio le permitió batir con tres medallas de oro tanto al propio Álvaro Martín como al maratoniano Abel Antón, este último como el único que hasta ahora había revalidado título, de 1997 a 1999. La granadina puede incluso aumentar su dominio si este próximo sábado renueva también su condición como la mejor marchadora del mundo en la prueba de 20 kilómetros. De los doce títulos planetarios en la historia del país, un tercio son suyos y ocho, en total, de la marcha como disciplina.
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María Pérez vuelve a proclamarse campeona del mundo en 35 kilómetros
Una medalla de oro en el relevo mixto y otra de plata en la prueba individual de 20 kilómetros en los Juegos Olímpicos de París, tres títulos mundiales entre los dos de Budapest y el que por ahora lleva en Tokio y la presea dorada del Europeo de 2018 en Berlín ilustran el palmarés de María Pérez hasta la fecha, además de sus innumerables conquistas nacionales con récords que ella misma fue batiéndose. De su doblete global en 2023 conserva la plusmarca global de dos horas, 37 minutos y 15 segundos en la distancia larga de 35 como la primera mujer española en ostentar un récord del mundo del programa oficial de World Athletics.
María Pérez figura todavía como la única bicampeona del mundo en la historia de España por sus títulos en Budapest, que ahora quiere emular en Tokio para más historia aún. El atletismo nacional apenas contaba con una medalla de oro global hasta entonces, la de Niurka Montalvo en la prueba de longitud de Sevilla en 1999. Las seis medallas internacionales de la granadina en pruebas individuales, que pueden ser siete el sábado que viene, apenas pueden compararse con las de Ruth Beitia en salto de altura y Marta Domínguez en fondo y medio fondo pero con competiciones de pista cubierta a las que la de Orce no puede aspirar con la marcha. La historia de la de Orce, no obstante, también se construye sobre decepciones como las de las dos descalificaciones consecutivas en el Mundial de Oregón y el Europeo de Múnich en el verano de 2022 al cuestionarse su técnica al marchar o la lesión en el sacro que a punto estuvo de llevarle al quirófano entre Budapest y París mientras se divorciaba.
Asignatura pendiente
María Pérez marcha ya hacia la única medalla que le falta en un palmarés legendario: el oro en la prueba individual de 20 kilómetros de unos Juegos, que buscará en los de Los Ángeles en 2028 con 32 años. La granadina asume que este será su último ciclo olímpico, con el deseo de ser madre después, y esa es su última asignatura pendiente ya sin presión tras proclamarse campeona en los de París gracias al relevo mixto que compartió con el ya retirado Álvaro Martín. Allí apenas pudo con ella la china Jiayu Yang por 25 segundos. Esa plata la introdujo en el 'top-8' del atletismo español entre aquellos con preseas olímpicas, mundiales y europeas junto al propio Álvaro Martín además del también granadino Paquillo Fernández, Daniel Plaza, Fermín Cacho, Valentí Massana, Orlando Ortega y Ruth Beitia, esta última como la única mujer hasta entonces.
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Los 20 kilómetros de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles figuran ya como el nuevo reto de María Pérez antes de la retirada, que no espera alargar más allá del placer que le proporciona buscar sus propios límites sin haberlos encontrado aún como volvió a demostrar ante la humedad de Tokio mientras muchos hombres desfallecían. En la cita estadounidense, sin embargo, no podrá doblar prueba al eliminarse el relevo mixto -que ya había reemplazado a los 35- sin posibilidad alguna de defender su título. «Una falta de respeto», en palabras de la granadina, siempre reivindicativa, que no hace más que estimularle para volver a elevar la tradición de la marcha española sobre cualquier otra disciplina. Hasta entonces, no obstante, le aguardan nuevas pruebas mundiales y europeas con las que prolongar su dinastía.
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