El Jaén FS jugará la final con el Barça

Los jienenses habían jugado tres veces las semifinales por el título liguero: en la 2017/18 perdieron por 6-1 y 3-5 contra el Movistar Inter FS; en la 2018/19 les eliminó ElPozo Murcia por la vía rápida (4-2 y 3-4) y el curso pasado, con un formato de ida y vuelta, vencieron por 2-0 en casa a Mallorca Palma Futsal pero perdieron en Son Moix por 3-6. Estaban llamando a la puerta con humildad y trabajo.

El choque de este miércoles suponía la ocasión de romper un techo de cristal para el equipo: son ocho participaciones en 'play off' y, por fin, su primera final. Con un presupuesto infinitamente inferior al de otras entidades.

El choque arrancó con Palma intentando llevar la iniciativa ante un Jaén Paraíso Interior muy vertical. Alan Brandi y Chaguinha firmaron los primeros intentos serios. Luan Muller, cancerbero de Palma, insistía, como en el choque en Son Moix, con sus subidas buscando hundir la defensa amarilla. La igualdad reinaba en la cancha de un Olivo Arena en el que no cabía un alfiler.

A los puntos, Palma se mostraba algo más incisivo. Lon conseguía por medio de la posesión del esférico. Pero en las gradas la Marea Amarilla empujaba con todas sus fuerzas. Camino del ecuador del primer round el duelo quedó preso de un rígido corsé táctico. Eliminatorias de este tipo se deciden por detalles nimios y nadie quería cometer un error que acabara penalizando.

Rodríguez apostó por poner bajo palos a Henrique con algo menos de nueve minutos para llegar al descanso. Tres faltas en ambos bandos. Palma estaba creciendo y Dani Rodríguez apostó por pedir tiempo muerto con el que oxigenar las ideas de los suyos.

Con 7.26 por jugarse antes de enfilar el túnel de vestuarios, Palma Futsal entró en el bonus fatídico de las cinco faltas. Chino, de falta directa, puso en muchos aprietos a Muller. YNem, con dos disparos consecutivos, estuvo cerca de abrir el marcador. El Olivo Arena eran más de 6.000 gargantas y una sola voz:«¡Vamos mi Jaén, vamos campeón!».

Jaén, dos minutos más tarde, hizo su cuarta y la afición reclamó una posible infracción sobre Míchel que hubiera supuesto un doble penalti. Yotra, doble, poco después con Mati Rosa como protagonista.

El partido fue subiendo decibelios. Jaén FS, con 2.50 para el descanso también entró en el bonus de las cinco faltas. En el saque de esa penalización Tomaz tocó, de forma absurda, el balón con la mano cuando iba a rematar. En el doble penalti Carlos Barrón le ganó la mano a Chino.

Alan Brandi se asoció con Taborda pero Luan Muller se lució para evitar el uno a cero. El partido estaba destilando sus mejores y más bellos momentos de juego. Fútbol sala de primer nivel para degustar en el Olivo Arena.

En los últimos segundos Alan Brandi destapó el tarro de las esencias futbolísticas que destila por sus botas para irse de todos sus defensores pero falló en la definición. Sin goles al descanso. Todo por decidir.

El partido se reanudó con un intento lejano de César que encontró a Muller muy atento.

Y con el premio del gol para los amarillos. Un disparo de César se le escapó a Muller y el rechazo lo cazó en boca de gol el argentino Alan Brandi. Las prisas se apoderaron de los de Antonio Vadillo. Espíndola sacó un pie salvador en un disparo de Cléber.

El Jaén Paraíso Interior se defendía con la habitual sobriedad defensiva que le ha permitido ser la zaga más sólida del campeonato regular. El Jaén FS tiene su paraíso en el orden y la sobriedad ofensiva. Pero tampoco rehuye, ni se siente incómodo, cuando reina el caos.

La grada coreaba el «¡a por ellos..!» y al partido no le cabía un ápice de mayor emoción e intensidad. Nem se retiró del terreno de juego lesionado. Los amarillos marraron varias ocasiones con las que hubieran ganado algo de tranquilidad. Al Olivo Arena llegaron noticias de la victoria del Barça ante Movistar. Los blaugranas esperaban rival en la final.

Toca poner en valor la figura del arquitecto de este proyecto, un Dani Rodríguez del que hace unos meses algunos, presos de impaciencia, pedían su cabeza. Preparaban un funeral y ahora se visten de los colores festivos del amarillo. Apuntaban al precipicio y a la necesidad de regenerar el banquillo y Rodríguez les regaló una nueva Copa de España en Granada, la tercera, y la posibilidad de codearse con los tres grandes del fútbol sala nacional y con los nuevos ricos de igual a igual. En su marmita se cocina el secreto de los milagros de este deporte, la locura de lo inesperado. Su trabajo no se valora lo suficiente.

Rodríguez cedió en la previa del choque el papel de favorito al reciente campeón de Europa. Y subrayó las palabras de su técnico, Antonio Vadillo, en la que dejaba ver que solamente un mal partido de sus jugadores daría opciones a los jienenses. Más leña a la caldera motivacional de unos lagartos con las garras afiladas.

Ambas escuadras se veían las caras por quinta vez en lo que va de temporada. Tan solo cinco puntos separaron a los baleares de los jienenses en la Liga donde empataron el encuentro de ida disputado en el Olivo Arena (2-2) mientras que los de Vadillo se impusieron en el encuentro de vuelta en la jornada 26 por 5-3. En la competición copera, disputada en Granada, los dos rivales volvieron a empatar en los cuarenta minutos 1-1, pero los amarillos lograron la clasificación en los penaltis. En el partido de ida de estas semifinales, los jienenses se impusieron por dos a cinco.

Los baleares viajaron con las bajas de Moslem y de Jesús Gordillo. Renato y Attos, en las filas amarillas, pese a estar tocados dispusieron de minutos.

Con 4.32 para el final Vadillo pidió un tiempo muerto para arriesgar con el juego de cinco. Espíndola salvó, con su antebrazo, el empate ante un viejo conocido como Eloy Rojas. Se sufrió hasta el final, pero se disfrutó de forma especial. La afición lo hizo con sus héroes sobre la cancha del Olivo Arena. Una fiesta amarilla que tiene el premio de medirse al Barça en un duelo a cinco partidos.

La grada tornó en delirio. Y la fiesta se transformó en locura con el pitido final. Una nueva página para la historia del deportes jienense. Un paraíso amarillo.