Los tres granadinos que aspiran al Goya de la fotografía
Faustino Maldonado, Jesús Vergara y Diego Paredes están nominados en el certamen profesional más prestigioso de España que también lleva el nombre del gran pintor aragonés
En Granada hay miles de fotógrafos. Quizá, incluso, decenas de miles. Pero la cosa se reduce exponencialmente cuando hablamos de tipos y tipas que cada ... vez que hacen 'clic' están haciendo también Arte. Arte con mayúsculas. Tres de ellos, Faustino Maldonado, Diego Paredes y Jesús Vergara, están nominados al Goya de la Fotografía. El verdadero Goya de la Fotografía, un premio que se entrega en Zaragoza desde hace cuarenta y dos años y que lleva el nombre del baturro más insigne de todos los tiempos, don Francisco de Goya y Lucientes –la Academia de Cine eligió la figura del pintor para sus galardones con posterioridad–.
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El estar seleccionados en este certamen, que cuenta con diez finalistas en cada una de las siete categorías, es una pasada. Básicamente porque ahí concurren lo mejor de lo mejor. ¿La única condición, además de ser muy bueno? Vivir de ello. Ser profesional.
Faustino Maldonado aspira al Goya en la categoría de Boda y Comunión, Diego Paredes en Libre Creación y Jesús Vergara en Comunión e Infantil. Cinco instantáneas que evidencian que, en efecto, detrás de esas fotos hay muchísimas horas detrás de la cámara y delante de ordenador –la postproducción es casi tan importante ya como la propia producción–. Una chiquilla que se apresura a subir al tren, la niña que mueve su vestido y que parece sacada de un cuadro de Velázquez, un bulanico que se confunde con una lámpara y una lámpara que se confunde con un bulanico, una pareja de recién casados en un escenario onírico, un chavea con una bici en el medio del mar. ¿Ganará alguno de los tres? El fallo del jurado se conocerá en una gala el día 1 de febrero pero, como confiesan los tres, «estar ahí ya es un premio».
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IDEAL los reunió el pasado miércoles a los tres para hablar con ellos y para cazarlos en acción, haciéndole una sesión a la modelo y actriz Eva Gutfreund. Porque aunque cada uno desarrolla su vida profesional por separado, a los tres les une una gran amistad y, sobre todo, una gran pasión, la fotografía. «Estamos muy contentos de compartir esta experiencia de los Goya», asegura Maldonado, el más veterano de los tres, pero con una forma de narrar súper actual. «No pongas mi edad, a ver si no me contratan», bromea.
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Faustino Maldonado empezó con tan solo dieciséis años, allá por los ochenta. «Hacía retratos durante el día para el Documento Nacional de Identidad que luego revelaba por la noche con la ampliadora», recuerda. «En estos años, desde mis comienzos hasta ahora, el panorama ha cambiado mucho», agrega. «Ahora vivimos un mundo de pequeñas mentiras, ya que todo se mezcla», reflexiona Maldonado, quien lamenta que, desde la perspectiva del público, estén sometidos a la especulación permanente sobre si una imagen es real o invención. «Cualquiera puede disparar con su móvil con una calidad razonable, capturas que pueden servir para algo, pero que no son válidas cuando se busca la excelencia», dice en relación al intrusismo que tanto daño está haciendo a un sector que, según él, obliga a estar reinventándose y reciclándose permanentemente. Sobre todo en el procesado, donde la tecnología no para de evolucionar.
En este mismo sentido, Jesús Vergara recalca el valor de tener el 'ojo educado'. «Todos podemos mirar, pero la diferencia está en saber mirar», asegura. Porque detrás de cada uno de sus fogonazos no solo hay un perfecto conocimiento de la técnica, sino de un bagaje que ha adquirido durante décadas. Desde que, con cinco o seis años, se metía en la cama de sus papis para jugar a enfocar antes de dormir. Y es que su señor padre se llama don Jesús Vergara. Que levante la mano el granadino que no haya pasado por el mítico estudio Vergara en la calle Puentezuelas.
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Para Jesús Vergara, la clave de un buen disparo es la luz. «Lo es todo». A partir de ahí, ya hay que tirar de oficio para lograr la mejor composición y la mejor narración. «La espontaneidad del modelo es también básica porque aporta frescura; hay que estar siempre preparado para congelar ese momento».
Diego Paredes es la cuarta generación de una de las sagas fotográficas más conocidas de Granada, los Paredes. Los que tenían su negocio primero en la calle Fábrica Vieja y ahora en la Cuesta del Progreso. «Mi bisabuelo, José Paredes, era un 'minutero', el que se escondía en la caja de madera con su trípode, donde también revelaba y entregaba el material pasados unos minutos», comenta Diego, quien creció y se educó rodeado de cámaras.
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Ahora no niega su preocupación por el futuro. «La inteligencia artificial es una amenaza, pero también una oportunidad», afirma. Una amenaza porque alguien puede tener la tentación de suplantarlos, y una oportunidad porque agiliza determinados procedimientos. «Pero lo auténtico siempre será lo auténtico».
No lo dude. No es lo mismo tener una foto generada por IA que una foto realizada por maestros como Faustino, Jesús y Diego. Ustedes tendrán entre manos 'sencillamente' una obra de arte.
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