«Me siento querido y acogido en Granada, y me gustaría seguir aquí»

–Estamos en la mitad de su 'primer' contrato con la OCG.

–Es verdad. ¡Cómo pasa el tiempo! La pandemia ha enlentecido todo y a la vez lo ha acelerado. Todo ha sido tremendo, muy deslucido. Ver una sala con 200 personas separadas y con mascarilla, la orquesta y yo mismo con la mascarilla... Han sido dos años muy tristes.

–Como artista, ¿está comenzando a respirar?

–Sí, probablemente. Para un artista, trabajar en las condiciones en las que lo hemos hecho ha sido muy duro. Y ahora es cuando nos estamos dando cuenta de la dimensión y las consecuencias del periodo que hemos pasado y aún estamos pasando.

–¿Esperaba encontrar lo que encontró en Granada y en la OCG?

–Cuando llegué, los problemas económicos estaban en vías de solución, y la gestión de Roberto en lo económico ha sido muy sólida. Así, artísticamente es posible crecer. A nivel humano, me he encontrado a un grupo con un espíritu artístico enorme. Están volcados en su trabajo, y muy compenetrados. Quizá tenga que ver en ello que son de la misma generación, que haya diferentes procedencias pero una sola sintonía. Con la representación artística también hay muy buena conexión. Estamos pensando en cómo mimar al público. En cuanto a Granada, el nivel cultural de esta ciudad es altísimo, y su patrimonio incomparable.

–Los músicos fueron en buena medida, 'culpables' de su contratación.

–Sí, sí... Me siento muy querido por ellos. Trabajar con personas con las que te sientes a gusto es clave siempre, para que todo haya bien.

–Su predecesor, Andrea Marcon, decía con frecuencia que las temporadas salían adelante porque tiraba de agenda, llamaba a amigos y estos cobraban poco. ¿Cuál ha sido su técnica?

–Hemos mirado nuestra disponibilidad, nuestros medios, y aunque de momento no ha sido necesario tirar de agenda, sí que hemos 'apretado' un poquito a Christian Zaccharias para que aceptara el puesto de principal director invitado. Le dijimos claramente lo que le podíamos pagar, que queríamos que viniera, y aceptó. Además, hemos conseguido que tenga un vínculo estrecho con la orquesta, alentado por su amor por la cultura y la ciudad.

–Musicalmente, ¿cuáles son sus intenciones?

–Mantener un balance entre el repertorio clásico y el contemporáneo, con una fuerte presencia del romántico, con Brahms o Schumann, donde tenemos un buen camino por recorrer. En el clásico y el barroco se defiende muy bien. El concierto de hoy, 'Tres guerreros', con el estreno de José López Montes, es una buena muestra de este espíritu.

–¿Le queda mucho por cambiar?

–Hay aspectos por cambiar, pero la pandemia lo ha bloqueado todo. Era utópico ir a hablar con una empresa o una institución cuando apenas podíamos tocar.

–Ahora comenzarán las jubilaciones en cascada. ¿Qué perfil le gustaría ver en la OCG para sus nuevos componentes?

–Quiero contar con los mejores músicos posibles. Jóvenes, con preparación, con nivel, y con muchas ganas de trabajar.

–Ahora hay granadinos y andaluces muy buenos en todas las familias orquestales, algo que no era así en 1991...

–Completamente de acuerdo. En nuestro entorno hay muchos músicos jóvenes excelentes. Creo que continuarán con la tradición de este grupo, que tiene un espíritu artístico envidiable.

–¿Le gustaría estar más en Granada, quizá establecerse aquí?

–Sí, sin duda. De hecho, el otro día, cuando dejé a mis hijos en Barcelona, pensé que estaba triste por dejar a mis hijos en casa, pero me alegra mucho venir, porque el día que me marcho, normalmente el domingo, me voy con la sensación de haber parado el tiempo.

–¿Cómo se ha entendido con las personas con las que tiene relación en la ciudad?

–Me he sentido muy bien acogido, incluso por los políticos... (sonríe). Me han dado apoyo, cariño, comprensión en unas circunstancias muy difíciles, como las que he pasado con la enfermedad de mi esposa. Siempre han estado ahí, tanto ellos como mis compañeros los músicos.

–Escríbales una carta, ¿qué les pediría?

–Más presupuesto, para que el proyecto crezca.

–¿Falta que a la OCG se la vea más fuera?

–Pienso que sí. Presentar la orquesta en otras ciudades de Europa sería estupendo porque es embajadora de la ciudad. También en el resto de España. Tenemos mucho bueno por mostrar.

–¿Ha pensado si quiere renovar su contrato?

–No tengo que pensarlo, lo tengo clarísimo... (sonríe). Ahora, falta que quienes tienen que renovarlo estén de acuerdo conmigo. No sé si continuaré simultaneando con Oviedo Filarmonía, esta orquesta exige un gran esfuerzo.