Juan Manuel de Prada | Escritor y periodista
«Ser lacayo o rebelde del poder no equivale a ser buen o mal escritor»Nueva charla en el ciclo 'Encuentros en el Museo Íbero' con el Denario de Augusto (2 a.C. a 14, d.C) como inspiración del autor y crítico literario
El escritor y periodista Juan Manuel de Prada participa hoy, martes, en el ciclo 'Encuentros en el Museo Íbero' de El Centro Andaluz de las ... Letras, gestionado por la Consejería de Cultura y Deporte a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales. El objetivo del ciclo es divulgar y poner en valor el patrimonio que alberga el Museo Íbero de Jaén, por lo que se aúna con la literatura y los escritores «adoptan» una pieza íbera, que interpretan ante los asistentes con sus propias experiencias vitales y su visión personal. Es esta tarde, a las 19:00 horas, con entrada libre hasta completar aforo.
–Ha elegido el Denario de Augusto (2 a.C. a 14, d.C), en la que Augusto se exhibe con la corona de laurel, ¿qué le ha llevado a escogerlo?
–Son muchas las razones. El denario invita a múltiples reflexiones. En primer lugar y la más evidente, la relativa a la Evangélica, que suscita una reflexión en Jesucristo, a quien le ofrecen un denario y le preguntan, de forma malévola, si pagar impuesto al César o no, y responde «Dad pues a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios».
–¿Cuál sería la otra reflexión?
–Interesa mucho la figura de Augusto, como cúspide del esplandor de Roma y la semilla de lo que será corrupción y decadencia. Él hereda toda una tradición republicana en un momento de máxima expansión de Roma, lo convierte en un imperio y eleva a máximo esplendor, y este será el inicio de decadencia. La Pax Romana será augurio de la degeneración de imperio.
–¿Y otro pensamiento más?
–También interesa Augusto como figura gobernante que mantiene unas relaciones muy estrechas con escritores, en quienes busca, sobre todo, que inmortalicen su figura. Para que no olvidemos, para exaltar la figura de César Augusto y su ascendencia, que enlaza con Eneas, el mismo héroe troyano. Así, se reflexiona sobre la actitud del escritor ante los gobernantes, que buscan ponerlo a su servicio, con el problema de lo que implica hacer eso. Es una de las ideas circulantes de nuestra época, reflexionar sobre peligros de la disidencia intelectual en tiempos como el nuestro.
–¿Es una idea que se repite?
–Los poderosos siempre han querido el respaldo de los intelectuales, y estos el del poder, con un acercamiento mútuo y estrechamiento. En la corte quieren que les doren la píldora, siempre ha sido. Siempre ha habido escritores mercenarios.
–¿Y cómo son estos escritores?
–Cada uno toma su decisión. Ha habido escritores que han vivido al cobijo del poder, lo cual no les hace mejores o peores desde el punto de vista de calidad literaria. Virgilio, por ejemplo, estuvo bajo un evidente cobijo de poder y no le resta un ápice de su grandeza literaria. Ha habido escritore expulsados por el poder, perseguidos, incomprendidos, como Unamuno, a quien todos quisieron tener a su lado, pero él, arisco, se mantuvo crítico con todos, en quienes reconocemos la grandeza. También hay muchos escritores mercenarios que son una birria, pero también los hay disidentes que son unos cantamañanas. El hecho de que uno sea más o menos lacayo o rebelde frente al poder no equivale a que uno sea buen o mal escritor, son cosas distintas.
–Entonces, ¿es posible separar al escritor de su obra?
–Efectivamente, una obra literaria puede parecer desde un punto de vista ideológico o moral detestable y quien la escribió puede ser un gran escritor, es un dilema terrible, pero ahí está.
–¿Qué ofrecerá en la charla?
–Plantearé los temas evangelista y del escritor con poder, leeré un relato que escribí con 18 años sobre César Augusto y Virgilio, y espero que los asistentes disfruten de las reflexiones que haga y se incorporen para participar en el coloquio posterior.
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