Alonso Cano y José Guerrero, dos genios granadinos que crearon en la torre de la Catedral
El primero tuvo su estudio en la segunda mitad del siglo XVII y el segundo en los años treinta de la pasada centuria
Fue el 11 de septiembre de 1651 cuando AlonsoCano tomó posesión de su plaza como pintor de la Catedral de Granada por decisión de Felipe ... IV. El Cabildo, que estableció una serie de condiciones como que Cano fuera presbítero, habilitó como estudio el primer piso de la torre que probablemente, según Garzón, no tendría ningún uso. ¿El encargo? Completar el programa pictórico del templo, empezando por los siete cuadros de la vida de la Virgen de la capilla mayor. El primero, dedicado a la Encarnación –la misma advocación de la Catedral–, lo terminó en 1652 con financiación de terceros. El último lo entregó en 1664.
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El cabildo tuvo sus más y sus menos con Cano por la demora en la realización de sus obras –asumía muchos encargos– y porque también tardó en hacerse presbítero.La relación se deterioró tanto que Cano tuvo que pedir la intermediación de la Corte. Al final las aguas volvieron a su cauce. Hasta el punto de que fue enterrado en la cripta de la Catedral.
Pero no fue Cano el único que pintó en la torre de la Catedral de Granada. También tuvo ahí su taller en los años treinta del pasado siglo José Guerrero, que mantenía una estrecha relación de amistad con Santiago Martín, el último campanero de la Catedral. No hay documentación al respecto, pero lo más probable es que Guerrero se asentara en un nivel superior, donde había otra vivienda.
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Guerrero se aproxima así a uno de sus grandes referentes, Alonso Cano. No solo encontró la solución de disponer de un lugar físico donde crear –los artistas noveles no lo tenían fácil–, sino que se dejó permear por el encuentro entre el paisaje construido y mirado y el paisaje sonoro en un espacio donde se cruzaban historia y cotidianidad.
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