Ramón Mendoza | Bar Bahía de Palma
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«Por mucho que se innove, los clásicos permanecen y van a estar al pie del cañón»Ramón Mendoza se jubila del Bahía de Palma, pero deja el testigo a una nueva generación que promete seguir trabajando
David Roth
Almería
Domingo, 4 de agosto 2024
Ramón Mendoza Espinosa se retira del Bahía de Palma, uno de los bares más emblemáticos de Almería, después de 20 años al frente y con ... 60 años de historia a sus espaldas. Desde 1976, Ramón ha dedicado su vida a la hostelería, pasando por distintos locales, incluyendo 15 años en el Baviera junto a Pedro Sánchez-Fortún, actual presidente de Ashal. Ahora, en 2024, ha decidido colgar el mantel y ceder el testigo a la próxima generación de trabajadores.
–Nos trae aquí su jubilación. ¿Cómo ha llegado a la conclusión de que ya era el momento de ceder el testigo a la próxima generación?
–Pues porque son ya muchos años. Empecé en La Espumosa con don José, pasé al Machín Blanco, trabajé en El Sevilla, en el Baviera, 20 años aquí, y ya llegaba el momento de darle un parón al trabajo, de legar la confianza en mi hija, en mi mujer y en mi sobrina. Llega un punto en el que el cuerpo no da para más, lidiar con el público, quema mucho. Pero gracias a Dios estoy muy contento, porque disfruto de lo que hago. Disfruto limpiando mi 'pescao' y me encanta lo que hago.
–Le costará alejarse del bar durante un tiempo, entonces.
–Sí, aunque sea un ratito por la mañana para estar con mi hija. Pero ya soy abuelo desde hace cuatro meses que soy abuelo y en eso va a consistir mi jubilación, en mi nieto. Entretenido, voy a estar, y no me van a faltar distracciones.
–¿Hay ya algún cambio planteado para el bar?
–Siguen los mismos, no va a haber ningún cambio. Mi hija lleva muchos años trabajando conmigo y mi mujer encargándose de la cocina. Cambio, no habrá ninguno, será cambio generacional. Aunque ella ya podrá tomar sus decisiones.
–Habrá cambios desde que cogió el restaurante hace 20 años.
–Sí, esto ha evolucionado bastante. La cocina de mi mujer ha hecho que evolucione bastante. Hemos mantenido tapas de Diego, que en gloria esté, y mi mujer ha añadido más tapas. Hemos puesto en cocina el trigo, que lo hacen en feria, las migas, las papas en ajo pollo... Son comidas tradicionales que no teníamos antes. También la carne de toro, la 'marraná' de pulpo con la que gané un concurso en 2012...
–¿Con qué historia o momentos gratos se queda de estos años?
–La verdad que me acuerdo de muchos clientes, de amigos que tengo, de las tertulias flamencas que se hacían aquí, de las zambombas que hago el día 22 de diciembre, los conciertos...
–Por el Bahía de Palma han pasado decenas de personalidades.
–Del mundo del toro, ¿qué te voy a decir? Muchísima gente y del mundo del flamenco, Enrique Morente, Manolo Caracol, Camarón de la Isla, Tomatito, Xano Lobato… Pepe Habichuela, Juan Habichuela, Paco Camino o Estrella Morente, entre otros. Los festivales de flamenco siempre se han hecho en la Plaza Vieja, y antes y después todos pasan por aquí. Venían a las siete u ocho de la tarde y acababan a las cinco o las seis de la mañana cantando. Del mundo del flamenco todos han pasado el Bahía de Palma.
–¿Sigue atrayendo el nombre de Bahía de Palma?
–Aquí me han venido matrimonios que me han dejado sorprendido, diciendo que «por fin estamos en el gran templo del Bahía de Palma». También recuerdo un cliente mexicano que había venido de Erasmus a Granada, y que vino desde allí a Almería expresamente al bar. Le regalé un CD de Marifé de Triana, porque era un fanático, y me dijo que ya se podía morir tranquilo.
–¿Cómo es posible que los bares tradicionales perduren entre los nuevos modelos de negocio?
–Yo pienso que, aunque vayan innovando nuevos bares, sin quitarles mérito, los viejos como El Quinto Toro, Casa Joaquín el Puga o el Bahía de Palma, son referentes en la hostelería de Almería. Cada día que pasa, van tomando más auge. Por mucha innovación que haya, los clásicos permanecen y van a estar al pie del cañón. Al quinto toro justo lo han homenajeado con el Escudo de Oro de la ciudad por sus 75 años, que tiran para adelante.
–¿Cómo ve el futuro de la hostelería?
–Lo veo difícil porque no hay gente que quiera trabajar. El motivo no lo sé, si es que la juventud está aletargada y se apañan con las cuatro gotas que le dan los padres. Pero no quieren tirar del trabajo. En ese sentido, no veo un futuro muy halagüeño en la hostelería. Esperemos que haya un cambio generacional.
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