«Muchas personas no saben cómo reaccionar ante una crisis epiléptica»
El Día Nacional de la epilepsia se celebra cada 24 de mayo, una enfermedad con estigma y que dificulta la calidad de vida de los pacientes
David Roth
Almería
Viernes, 23 de mayo 2025
Cada 24 de mayo se conmemora el Día Nacional de la Epilepsia, una enfermedad neurológica que afecta a unas 400.000 personas en España. Aunque ... es una de las patologías neurológicas más frecuentes, sigue envuelta en estigmas y desconocimiento. Con motivo de esta fecha, Teresa Ramírez, neuropsicóloga en Neurodem y Hospital Vithas Almería, que explica cómo afecta esta enfermedad al cerebro y la importancia de la neuropsicolía.
–¿Cómo llegó a especializarse en epilepsia como neuropsicóloga?
–Mi especialización en epilepsia comenzó cuando empecé a trabajar en una consulta especializada junto con el Dr. Pedro Serrano. A partir de ahí, fui formándome cada vez más en este campo. He tenido la suerte de poder participar en investigaciones clínicas, publicar artículos científicos y asistir a muchos congresos, lo que me ha permitido profundizar mucho en esta especialidad. Además, la experiencia clínica con los pacientes ha sido fundamental para entender no solo la parte médica, sino también las necesidades emocionales y cognitivas que muchas veces se pasan por alto.
–¿Cómo afecta la epilepsia al cerebro desde el punto de vista neuropsicológico?
–Las crisis epilépticas producen alteraciones en la actividad eléctrica del cerebro y pueden alterar determinadas funciones cognitivas dependiendo de la zona cerebral afectada. Por ejemplo, si la actividad epiléptica se localiza en el lóbulo temporal, pueden verse afectados la memoria o el lenguaje; si es en el frontal, las funciones ejecutivas o la atención. A esto hay que sumar otros factores como la edad de inicio de las crisis, la frecuencia con la que se presentan, el tipo de epilepsia o incluso los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos. También hay que tener en cuenta que algunas personas presentan lo que se denomina disfunción interictal, es decir, alteraciones cognitivas incluso cuando no están teniendo una crisis. Todo esto puede tener un impacto importante en su día a día, en el trabajo, los estudios o su vida social.
–¿Qué papel tiene la neuropsicología en el abordaje de la epilepsia?
–La neuropsicología es fundamental para conocer el perfil cognitivo de la persona, saber qué funciones están preservadas y cuáles pueden estar alteradas. Hacemos una valoración completa que permite orientar el diagnóstico, el tratamiento y también hacer un seguimiento de la evolución. Además, intervenimos para compensar o rehabilitar las funciones afectadas mediante programas de estimulación cognitiva adaptados. No hay que olvidar tampoco la parte emocional. Muchos pacientes con epilepsia sufren ansiedad, depresión, estrés o problemas de autoestima derivados de la enfermedad, y desde la neuropsicología también trabajamos esa parte. Nuestro objetivo es que la persona recupere su funcionalidad y se sienta capaz.
–¿Existen diferencias entre epilepsia infantil y epilepsia en adultos desde la neuropsicología?
–Sí, hay diferencias importantes. En los niños, la epilepsia puede afectar a un cerebro en desarrollo, y eso implica un riesgo para la adquisición de habilidades cognitivas básicas como el lenguaje, la atención o el aprendizaje. Hay síndromes epilépticos infantiles que conllevan dificultades específicas en el rendimiento escolar o en la conducta. En adultos, las alteraciones pueden aparecer tras años de evolución o por el daño que produce la causa de la epilepsia, como un traumatismo o un accidente cerebrovascular. Además, el impacto emocional y social puede ser distinto según la etapa vital en la que se encuentre la persona. Por eso es importante adaptar tanto la evaluación como la intervención a cada edad y situación.
–¿Qué papel juega la educación y el entorno del paciente?
–Es clave. A veces nos encontramos con niños diagnosticados a los que no se les adapta el entorno escolar o con adultos que ocultan su enfermedad por miedo al rechazo. La educación de las familias, los profesores, los compañeros de trabajo y la sociedad en general es fundamental. El desconocimiento genera miedo y eso lleva al estigma. Por ejemplo, muchas personas aún no saben cómo actuar ante una crisis, o creen erróneamente que la epilepsia siempre implica convulsiones. Hay muchos tipos de crisis, algunas muy sutiles, y no todas suponen una pérdida total de conciencia. Informar y normalizar es la mejor manera de apoyar a quienes conviven con esta enfermedad.
–¿Cómo valoras la atención que se da actualmente a los pacientes con epilepsia en nuestro entorno?
–En general, hay muy buenos profesionales y un avance importante en el conocimiento de la epilepsia, tanto a nivel diagnóstico como terapéutico. Sin embargo, aún faltan recursos específicos, sobre todo en el ámbito de la neuropsicología. En muchas ocasiones, la atención se centra en el control farmacológico de las crisis y se deja de lado el impacto cognitivo y emocional. En Almería, como en muchas otras provincias, sería muy beneficioso contar con unidades multidisciplinares donde neurólogos, neuropsicólogos, psiquiatras, logopedas y otros profesionales trabajemos de forma coordinada. Desde Vithas intentamos dar una atención integral, pero sería ideal que esto estuviera más extendido también en la sanidad pública.
–¿Qué mensaje lanzaría con motivo del Día Nacional?
–Me parece fundamental aprovechar este día para dar visibilidad a la epilepsia, informar correctamente y romper estigmas. Aún hay muchas personas que desconocen qué es realmente esta enfermedad, y eso genera barreras. La epilepsia no define a quienes la padecen. Es importante hablar de personas con epilepsia y no decir «epiléptico», porque si no, estás definiendo a la persona por su enfermedad, y no es así. La epilepsia es una condición, pero no define a la persona.
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