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«No hay lugar en el mundo como Almería»

«No hay lugar en el mundo como Almería»

Arnold Schwarzenegger recibe el premio 'Almería, tierra de cine' y destapa su estrella de la fama

Miguel Cárceles

Lunes, 29 de septiembre 2014, 01:27

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La instantánea descrita parece sacada de un libro de Corín Tellado. Un hombre musculado que se monta a un caballo y que pasea, al amanecer por la orilla del mar. Sin embargo, esta bucólica imagen, esa captura más propia de la literatura o del cine que de la vida real, fue la que Arnold Schwarzenegger guardaba en la memoria del rodaje, allá por 1982, del histórico film 'Conan, el Bárbaro'. «No hay lugar en el mundo como Almería», lanzó este domingo recordando un rodaje que le trajo por vez primera -y única, hasta este domingo- a una Almería ya madura en la producción de largometrajes de éxito y que marcó el inicio de una exitosa y, sobre todo, bien pagada vida de cine. La verdadera catapulta de quien después se enfundara el papel de Terminator.

Por aquel entonces, en la ochentera Almería, se prometió que volvería («I'll be back» es, probablemente, la frase más repetida por Schwarzenegger en toda su trayectoria interpretativa). Y lo cumplió, pese a su corta estancia, con creces. En olor de multitudes, el actor protagonista de películas como 'Mentiras arriesgadas', 'Comando', 'Desafío total' o 'Poli de guardería' se dejó querer ante una rendida Almería que le recibió como lo que es, uno de los más reconocidos rostros de Hollywood.

No era para menos. Schwarzenegger venía a recibir el mayor galardón filmográfico patrio en agradecimiento a una larga y prolífica carrera en el mundo del cine que lleva grabada a fuego el nombre de Almería. Eso y dejar su nombre inscrito en el aun escueto Paseo de la Fama de la que es, por derecho propio, la Meca ibérica del cine. «Es muy importante para mí», deslizó el actor de origen austriaco, con el galardón 'Almería, tierra de cine' estrechado entre sus manos. «Ha sido maravilloso volver y encontrar a tantas personas para darme la bienvenida, y más en un momento en el que estamos mirando dónde rodar la nueva edición de Conan». Se permitió entonces bromear: «Sois muy listos de buscar este mismo instante [para el premio], cuando estamos buscando escenarios».

En el Patio de Luces del Palacio Provincial, cerca de ochenta periodistas acreditados -y la práctica totalidad de las corporaciones provincial y municipal- fueron los testigos privilegiados de la entrega a Arnold Schwarzenegger de la estatuílla con la figura de Clint Eastwood ante el sol del atardecer. El pequeño objeto material con el que Almería rinde sentido homenaje a las figuras de la historia de la cinematografía que han llevado sus paisajes hasta lo más recóndito del globo.

Podrá sumar la humilde estatuílla de mármol a su Globo de Oro y a sus numerosos títulos de culturismo (entre ellos el Mister Olimpia) tras una atípica entrega del premio, al margen del Festival de Cortometrajes 'Almería en Corto' que, sin embargo, se coló en forma de vídeo promocional -igual que lo hizo con grandes pancartas la marca 'Costa de Almería'- durante el breve acto ante los medios.

«Su regreso es la mejor promoción que puede tener la provincia como plató de cine y como destino turístico», elogió Gabriel Amat, presidente de la Diputación, antes de ofrecerle el marmóreo recuerdo. Eso sí, nada gratuito, con 'regalo' en forma de 'y qué hay de lo mío', Amat elogió las posibilidades de Almería para acoger rodajes cinematográficos y animó a Schwarzenegger a conocerlos, a ver más, a explorar las posibilidades de sus paisajes y sopesar la posibilidad de atraer nuevas filmaciones.

No era gratuito porque esa misma mañana Fredrick Malmberg, productor de la futura secuela de Conan, se había adelantado al aterrizaje de Schwarzenegger -que tomó tierra en El Alquián al borde de las cuatro de la tarde- y visitó diversas localizaciones posibles para el proyecto, cuyo rodaje está previsto para el próximo año.

«Mi obligación es intentar el desarrollo de la industria del cine en California», le respondió sin tapujos el ex gobernador republicano de dicho Estado americano. «Sin embargo, en Almería hace buen tiempo, y probablemente pueda ser más económico rodar. Estaré encantado de defender Almería y España, cuando volvamos a Estados Unidos, para el rodaje de la nueva película de Conan», tranquilizó Schwarzenegger.

A las puertas del Palacio Provincial, más de un centenar de personas se agolpaba a la espera de la salida de Schwarzenegger para intentar lograr el recuerdo más preciado: un autógrafo del hollywoodiense estampado en estuches de películas, camisetas, libros, fotos o incluso -se dio el caso- en un muñeco de Terminator. El griterío anunciaba la presencia del intérprete de Conan en las pacíficas calles de domingo del centro de Almería.

Entre un férreo -y probablemente algo exagerado sistema de seguridad, el impuesto por el actor- el ex gobernador de California se trasladó entonces a la calle Francisco Villaespesa, el pequeño Paseo de la Fama almeriense, que ya por esos momentos estaba absolutamente desbordado de público en sus dos bocas, la del Paseo de Almería y la de la plaza del Marqués de Heredia.

Allí, envuelto entre música épica -la banda sonora de 'Conan, el Bárbaro'- y entre los gritos de «¡Arnold, Arnold!», Schwarzenegger recorrió a pie los apenas 30 metros que separan la calzada del Paseo de Almería del lugar que, desde este domingo, ocupa el sexto lucero del Paseo de la Fama, el que lleva su nombre. Estrechó manos, dio besos, firmó autógrafos y, sobre todo, sonrió. Incluso permitió algún que otro 'selfie' que, de buen seguro, este domingo recorrió más de un teléfono móvil de alta gama.

A su espalda, un enorme cartelón recordaba su aportación a la cinematografía almeriense. Su imagen de culturista alzando una tizona bárbara. De aquello se cuentan ya 33 años -Schwarzenegger, pese a lo que pueda desprenderse de su físico, suma ya 67 primaveras-. Y allí mismo estampó su rúbrica en una réplica de aquella inmensa espada que, desde hoy, forma parte de los fetiches del Museo Casa del Cine de Almería.

«El nombre de Arnold se une desde hoy [por este domingo] al de otros profesionales y artistas que han integrado la luz y el paisaje de Almería en el escenario de la emoción, el sueño y la aventura que delimitan los cuatro lados de una pantalla de cine», expuso el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador. «Estamos en lo que necesita Almería, que es más empleo», lanzó por su parte Amat en un pequeño atril justo antes de que se destapara la estrella. El contenido -con altos tintes políticos- de las alocuciones y su larga extensión terminó por cansar a parte del público que, lejos de aguardar, empezó a mostrar su malestar con aislados abucheos.

Schwarzenegger tiró entonces de la cuerda y destapó el bloque de mármol de ocho centímetros de anchura que, anclado al suelo, convertirá en permanente la efímera relación del actor con la provincia. Al menos por el momento, porque el ex gobernador de California no la dio por extinta. Y tirando de repertorio, con su contundente tono de voz, volvió a esgrimir su frase más escuchada y la más esperada por el entregado público. «I promise, I'll be back», «Lo prometo, volveré». Quién sabe. Si la visita de Malmberg surte efecto, quizá pisa suelo almeriense antes de que nos demos cuenta.

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