Agreden y vejan en Tánger a una activista almeriense al grito de «puta española»
Un grupo de personas armadas con machetes y piedras asaltaron el bus en el que iba y la atacaron junto a otras mujeres, según alertó ella misma en su perfil de tuiter
Sergio González Hueso
Domingo, 17 de agosto 2014, 02:35
«Ante la pasividad de la policía, pidiendo socorro a un taxista he podido salir de Boukalef. Hemos sido 3 mujeres agredidas sexualmente». [sic] Así ... comenzaba su estremecedor relato la activista almeriense Helena Maleno, quien la madrugada del sábado fue agredida, vejada e insultada violentamente en un barrio de Tánger por un grupo de marroquíes armados con machetes y piedras al grito de «puta española vete a Tindouf», entre otras lindezas.
La también investigadora y oriunda del municipio de El Ejido, Helena Maleno, quien realiza desde hace más de cinco años labores sociales con inmigrantes subsaharianos en la frontera con Marruecos, se vio envuelta en la madrugada del viernes al sábado en un altercado entre vecinos de origen marroquí del barrio de Boukalef y gente de origen subsahariano la cual suele esperar en esta zona el momento de cruzar a España.
Todo empezó cuando un grupo de mujeres regresaba en autobús de un festival de música africana que se celebra estos días en Tánger, el cual distribuyó comida para los inmigrantes en situación de vulnerabilidad.
En declaraciones a la Agencia Efe la ejidense relata lo que sucedió a continuación: «Cuando las mujeres volvían a Boukalef, los marroquíes empezaron a sacarlas del autobús con machetes y les impedían entrar en el barrio». Fue entonces cuando se le ocurrió llamar a la Policía y al Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para que enviasen protección. No hubo suerte, por lo que tuvo que llamar una segunda vez mientras los subsaharianos de la barrio, ante las agresiones que estaban sufriendo, se reagruparon frente a la mezquita de la zona. Tras hacerlo, decidió dirigirse al lugar donde estaba el comisario de Policía que se encontraba «rodeado de marroquíes».
«Parecía que sabían que habíamos llamado a la Policía», subraya Maleno, mientras explica que en ese momento y ante el comisario «un señor empezó a tirarme de un pecho y del brazo» y a gritar «puta española, vete a Tindouf (sur de Argelia, lugar donde se encuentran los campos de refugiados saharauis), cristiana de mierda». Lo que a continuación relata Maleno es estremecedor. Según explica, cerca del lugar donde ella estaba sufriendo la agresión, a dos chicas subsaharianas «les metieron los dedos en la vagina, mientras decían que era ahí donde las negras llevaban el dinero», cuenta a Efe y continúa: «Por lo que le dije al comisario que detuviese a la persona que me estaba agrediendo y a los demás. Contestó que yo estaba provocando».
Fue en el momento en el que esta ejidense se da cuenta de que «no querían que nadie viese lo que estaba ocurriendo allí». «Los chicos subsaharianos -prosigue su relato- me sacaron al escuchar que me iban a matar y me llevaron hasta una furgoneta policial, pero me obligaron a abandonarla». A partir de ahí, según Maleno, los marroquíes con machetes y piedras comenzaron a perseguirla hasta que una taxista paró el coche y la sacó del barrio.
Una pesadilla vía tuiter
Una vez montada en el taxi y ya a salvo, esta ejidense de 44 años comenzó a relatar lo sucedido de manera frenética y atropellada en su perfil de tuiter. Tras unos primeros 140 caracteres donde denuncia la «pasividad» policial e informa del número de mujeres agredidas, los siguientes cinco mensajes expresan a la perfección la pesadilla vivida. «La última imagen que he visto antes de correr ha sido a un policía empujándome lejos de la furgoneta y detrás un machete que me esperaba». Según el relato de Maleno, a pesar de que el grupo de marroquíes armados estaban atacando a mujeres y niños subsaharianos, la Policía no movió ni un dedo. Así lo cuenta en otro tuit: «Los machetes, las piedras, las agresiones sexuales, todo se pasa delante de la Policía que se niega a intervenir».
Parece ser que un rumor que se extendió como la pólvora hizo, precisamente, que esta estallara. Entre la gente que vive en este barrio fronterizo entre Marruecos y España se corrió un bulo en el que los activistas habían solicitado la documentación de mujeres y niños subsaharianos para llevárselos en autobús a España tras el festival de música. Todo era falso, lo que no impidió que muchos subsaharianos acudieran prestos a la supuesta llamada ni tampoco que un grupo de marroquíes detuviese los autobuses, hicieran bajar violentamente a los ocupantes y comenzasen una madrugada cargada de ira.
«Si hoy estoy viva es gracias a los compañeros subsaharianos que han hecho un cordón de fuerza, y han recibido los golpes»; «los marroquíes les decían 'marchad al agua, partid a España'. La Policía miraba impasible las agresiones»; «Cinco personas heridas con machetes en el hospital». Y ahí terminaba la primera parte del relato en tuiter de una Helena Maleno que dos horas después volvió a exponer en la red social su intranquilidad por aquellos que le habían salvado, literalmente, la vida: «'Escondid@s' en las casas, dispersos y escondidos, huyendo del fuego, machetes y piedras. La policía se ha ido, les ha abandonado»; «Entran a las casas, queman y roban. La policía les deja #Marruecos». [sic] Tras lo cual, la denuncia pública, las gracias y un aviso a navegantes: «Aún nadie de las autoridades españolas a las que pedí socorro anoche me han llamado», dejaba escrito en su último tuit.
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