¿Adiós a la arquitectura popular?

Sin perder del todo la actualidad, el tema ha vuelto a ocupar un lugar destacado con motivo de la presentación del trabajo 'Arquitectura y tecnología popular en Almería', de Antonio Gil Albarracín, editado por G.B.G con la colaboración de las fundaciones Cajamar, Bahía Almeriport y Museo Casa Ibáñez, los ayuntamientos de Níjar, Fiñana y Pulpí, y la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos. Fotografías, mapas, gráficos, planos y documentos a lo largo de 415 páginas aportan la visión tal vez más profunda de la manifestación que para el autor se erige como «seña fundamental de la identidad y diversidad» de la provincia.

Matices geográficos

Y es que no puede darse un paso sin que aparezca un elemento de esa arquitectura popular en una gama que no presenta, y perdón por las comparación, la arquitectura moderna o actual: viviendas, cuevas-viviendas, ermitas, cruces, calvarios, palomares, hornos domésticos, eras (de tierra, de piedra o mezcladas), molinos, ingenios, almazaras, lagares, bodegas, pozos, norias, molinos. Y, frente tal vez a una cierta uniformidad globalizadora del hoy, en la arquitectura popular almeriense, que, según el autor de la publicación, presenta prácticamente todos los modelos de la arquitectura de la cuenca mediterránea o quizás por este motivo, se pueden distinguir, y únicamente desde una mirada geográfica, arquitectura del litoral, arquitectura el interior, arquitectura de montaña, arquitectura levantina y arquitectura alpujarreña.

Similar variedad se descubre a la hora de enumerar los materiales usados: arenas, arcillas, tierras royas o laúnas, yeso, cal, cantera, pizarra, maderas, hierbas, arbustos, materiales cerámicos, hierro, plomo bronce, cinc y hasta sal, con la que se conservaba el calor en los hornos. Con raíces en la Prehistoria y conformadas con la gran tradición islámica, las soluciones constructivas, tal como destaca 'Arquitectura y tecnología popular en Almería', tienen presentes los muros de carga con columnas y pilastras mientras que la mampostería es el 'exterior' más frecuente.

Iluminación

En el norte de la provincia destacan las viviendas de dos plantas frente a planta baja solamente en el resto. Los porches no constituyen un rasgo típico ni en Los Vélez ni en zonas del Campo de Níjar y se considera «corriente» la iluminación cenital para dotar de luz a las estancias interiores, especialmente si la cubierta ha optado por el 'terrao'. El autor sostiene que las cuevas-viviendas provienen de la época medieval.

Debido sin duda a esa carácter popular, el libro resalta el papel de los maestros albañiles, que, como tales profesionales, no existen en estos momentos, pese a que en la primera mitad del pasado siglo XX pudieran acercarse al medio millar. El oficio, su desempeño (en cuadrillas y tajos), la transmisión oral y demás detalles recogidos en la publicación derivan de las entrevistas que el autor mantuvo con los últimos representantes de ese gremio, que tienen entre 50 y 80 años.

Conservación

Un escepticismo, con algunas gotitas de esperanza, sobre la conservación de esta arquitectura popular rezuma la publicación, que ve en la declaración por la Junta de Andalucía de 'Lugar de interés etnológico' una cierta tabla de salvación. «Abandonada y despreciada por los descendientes de aquellos que la apreciaron, construyeron y se sirvieron de la misma, a los que debemos ya haya llegado hasta nosotros», se puede leer en uno de los últimos párrafos. Aunque habla de irrecuperabilidad, el autor apuesta, no obstante, por la rehabilitación de los elementos que aún puedan reutilizarse como segunda residencia y excepcionalmente como vivienda permanente.