Rubi medita y busca para que se confíe en la reacción del equipo. A. Lof
UD Almería

Tic tac de Rubi

Al Almería le cuesta arrancar en los dos últimos campeonatos, calcando resultados en ambos

Juanjo Aguilera

Almería

Martes, 9 de septiembre 2025, 23:02

[Texto-texto texto texto texto texEn Almería cada minuto pesa. La Segunda División ha arrancado y Rubi lo tiene claro. Su equipo sigue en ... plena construcción. La plantilla indálica ha cambiado mucho –de momento son once los futbolistas que no militaron en la UDA el curso pasado, a la espera de Aridane, si se queda o no–, con jugadores que se marcharon dejando huecos y otros que han llegado para ocuparlos, adaptarse a un sistema exigente y encajar en un bloque que todavía no tiene automatismos completos y eso, sin duda, es algo que cuesta conseguir porque cada jugador es un mundo, un estilo, una mecánica de juego que se conoce partido a partido. 

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Los veteranos de la plantilla tratan de mantener la memoria del equipo y transmitir identidad, mientras los nuevos buscan espacio y protagonismo. La convivencia en el vestuario -mejor que la que se dio el año pasado a tenor de las explicaciones que entonces y ahora dio Rubi- y la comprensión del plan de juego son tareas que llevan tiempo, pero no hay margen para errores. Cada semana el Almería se mide contra rivales que no perdonan despistes.

Similitudes

El tic tac del calendario no da tregua. La temporada comenzó con un empatado 4-4 frente al Albacete, en el UD Almería Stadium, en un partido que dejó claro que la ofensiva puede generar ocasiones, pero que la defensa todavía carece de sincronización. La grada, exigente y crítica con 15.000 entrenadores-cada uno con una alineación distinta-, no olvida los goles encajados y analiza cada error como si fuera definitivo. La victoria posterior en León ante la Cultural y Deportiva Leonesa (0-1) calmó tensiones y demostró que el equipo puede sostener un resultado ajustado en un partido en el que lo importante fue eso, saber leer el partido para maximizar los aciertos y minimizar los errores. Sin embargo, el empate en Anoeta contra la Real Sociedad B (2-2) -obligado a remontar como contra el Albacete- y la derrota en casa frente al Racing de Santander (2-3), viendo escapar un 2-0, reflejan que los altibajos siguen presentes: el bloque aún no es consistente y los errores puntuales siguen costando puntos.

No es la primera vez que el Almería enfrenta un inicio irregular. La temporada pasada arrancó con empate en El Sardinero ante el Racing de Santander (2-2), igualando un 2-0, victoria en Tenerife (0-1), empate en casa contra el Sporting (1-1) y derrota en Elda frente al Eldense (1-0). La similitud entre ambos arranques demuestra que adaptarse a la categoría plata del fútbol español  no es sencillo. El equipo necesita rodaje -la plantilla se cerró con la llegada de Thalys y un Aridane todavía no inscrito, el pasado lunes-, automatismos y una identidad clara que le permita competir con regularidad. Las coincidencias entre estos inicios ponen de manifiesto que la transición entre partidos, rivales y semanas de competición exige paciencia, planificación y resiliencia.

El curso glorioso

Si se echa la vista atrás y se mira a la temporada 2021/22, la del primer año completo de Rubi en la UDA, la perspectiva cambia. Aquel curso, la UD Almería ganó en Cartagena (1-3), venció al Real Oviedo (2-1) en casa, perdió frente al Amorebieta (2-1) y superó al Málaga (2-0). Aquellos cuatro primeros partidos mostraron un equipo capaz de gestionar mejor el gol a favor y en contra, con un bloque que sabía cerrar partidos y mantener la ventaja. La diferencia es evidente. El caso es que en tres temporadas y solamente una portería a cero en cuatro partidos evidencia la dificultad histórica para sostener el equilibrio defensivo, pero también muestra cómo un equipo bien estructurado puede minimizar los riesgos y aprovechar cada acierto para sumar puntos.

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Rubi insiste en que la paciencia es clave, aunque la afición indálica exige resultados inmediatos. Cada error defensivo se amplifica, cada balón perdido genera tensión, y la grada del UDAlmería Stadium no se conforma con intentos, quiere señales de solidez, intensidad y claridad en la propuesta. La presión es constante y el técnico sabe que el margen para equivocarse es bastante escaso. La combinación entre expectativas altas y realidad deportiva convierte cada encuentro en un examen de carácter, resiliencia y capacidad táctica.

Eje del proyecto

La defensa se ha convertido en el eje del proyecto indálico. Después de un curso pasado en el que los errores atrás costaron puntos y tranquilidad, Rubi ha trabajado en reforzar la línea defensiva con la llegada de centrales y laterales que aporten jerarquía, consistencia y equilibrio. El portero también juega un papel decisivo. Cada parada y cada salida bien medida son la base de la confianza del grupo. La Segunda no perdona. Los equipos que encajan menos goles tienen más opciones de pelear arriba y la UD Almería necesita convertir la defensa en un terreno fiable para luego construir desde allí.

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Pero la retaguardia en cualquier equipo no depende exclusivamente de nombres, sino que es un concepto colectivo. Los laterales deben equilibrar proyección y vigilancia, los centrales organizar la línea y el bloque completo cerrar espacios, presionar en el momento justo y transformar cada acción defensiva en ventaja. La capacidad de sostener resultados ajustados y aguantar la intensidad rival será el termómetro que marque el recorrido del Almería en la categoría. Cada balón ganado, cada transición bien ejecutada y cada despeje limpio es una señal de progreso.

Pruebas de paciencia

El tic-tac sigue sonando en el vestuario y en la capital almeriense. Cada jornada es una prueba de paciencia, pero también de carácter y consistencia. La UD Almería necesita tiempo para ensamblar el equipo, adaptarse al ritmo de Segunda y, sobre todo, demostrar que puede competir sin depender de milagros individuales. La afición, exigente y apasionada, observa, juzga y exige, pero también celebra cada gesto de compromiso y cada síntesis de equilibrio entre ataque y defensa.

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Los partidos de esta temporada muestran que la construcción del equipo es todavía frágil. Los empates y derrota recientes reflejan errores puntuales en la presión, en el cierre de espacios y en la concentración defensiva. Sin embargo, hay señales de progreso porque el Almería genera ocasiones, sostiene resultados ajustados y empieza a mostrar un patrón táctico más reconocible, incluso frente a rivales más rodados. La combinación de juventud, experiencia y refuerzos aún en proceso de adaptación define la complejidad del proyecto.

Con los aprendizajes de los inicios anteriores y la base defensiva reforzada, el técnico vilarense y su equipo buscan transformar las dificultades en crecimiento. La Segunda no espera, pero el Almería tiene claro que el éxito llegará cuando logre unir acierto, regularidad y solidez. El tiempo corre, pero cada segundo cuenta en la construcción de un bloque capaz de aspirar a competir arriba, de gestionar los goles y de cumplir con las altas expectativas de su exigente afición.

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