Me niego a resignarme

Supongo que lo que estarán sopesando es la necesidad de otro cambio de entrenador porque los números del técnico deriotarra son tan fríos como contundentes: cinco derrotas en cinco partidos. En cierto modo recuerda al Elche de la pasada temporada, cambiando de cromos en el banquillo para nada y resulta que el mejor era Francisco, el que ahora no pierde frente a los grandes en el foso de Vallecas.

Los aficionados de la UD Almería se preguntan si a lo mejor les han vendido la moto de una mejor plantilla que el año pasado para no pasar apuros y resulta que es peor y que la culpa no es del entrenador de turno. En ese caso se debería hacer autocrítica desde el club y decir que nos hemos equivocado y que ahora en el mercado de invierno lo vamos a intentar corregir y compensar con la llegada de futbolistas que cubran las carencias que se están evidenciando día sí y día también.

Los más pesimistas creen que hay cierta dejación o resignación porque no entienden que no se haya ido a cubrir las bajas de larga duración antes de que sea demasiado tarde. Un plantel cogido con alfileres que pierde a sus dos delanteros, Luis Suárez primero e Ibrahima Koné después, o tiene mucha fe en Marciano y trae a un terrícola que esté libre. Ni lo uno ni lo otro por lo que estamos viendo por ahora, con enero a la vuelta de la esquina.

Así las cosas, el equipo rojiblanco sí es verdad que compite, llega al final con opciones pero se viene de vacío. La suerte, como diría el maestro Lalo, también influye en los ascensos y descensos y, sin duda, no está de cara pero es un factor, uno más. Los fallos en defensa penalizan al Almería porque tampoco tiene un killer que disimule los errores puntuales que le están costando puntos marcando goles.

Para concluir, dos apuntes con aroma oportunista, pero que está en boca de los aficionados: añoranza a Joan Francesc Ferrer Sicilia y precipitación con la destitución de Vicente Moreno.

Opinen ustedes.