Rubi da forma a la nueva UD Almería
El técnico rojiblanco encuentra un once estable y una identidad reconocible tras diez jornadas de Liga
Juanjo Aguilera
Martes, 21 de octubre 2025, 23:17
La UD Almería ha empezado a parecerse a sí misma. Después de un arranque de temporada marcado por la confusión y los desajustes, el conjunto ... rojiblanco ha encontrado en el trabajo de Rubi un punto de equilibrio que parecía perdido. El técnico catalán, en su segunda temporada consecutiva de su segunda etapa, ha conseguido estabilizar un vestuario que necesitaba referentes, estructura y una idea clara de juego.
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El paso de las semanas ha dado forma a un bloque que transmite continuidad. Rubi ha apostado por un sistema base —el 1-4-2-3-1— que favorece la convivencia entre el talento joven y la experiencia. Los nombres se repiten, los automatismos se consolidan y el equipo, sin grandes alardes, comienza a competir con madurez. El Almería vuelve a ser un conjunto reconocible, con un plan definido en cada fase del partido.
El crecimiento del conjunto indálico no solo se refleja en los resultados, sino también en la sensación de seguridad colectiva. El Almería ya no se parte en los repliegues, maneja mejor las transiciones y ha ganado confianza con balón. Rubi ha reordenado piezas, ha corregido perfiles y, sobre todo, ha devuelto a los jugadores la naturalidad para rendir donde mejor se expresan. Esa coherencia, tan ausente meses atrás, es hoy el rasgo más distintivo del equipo.
Equilibrio defensivo
En la portería, Andrés Fernández se ha erigido en una figura capital. Ha disputado todos los minutos posibles y su fiabilidad ha sido determinante para sostener al equipo en los momentos más delicados. La experiencia del guardameta de Alcantarilla ha dado serenidad a una defensa que ha ido consolidándose con el paso de las jornadas.
Por delante, la línea de cuatro se ha estabilizado con Daijiro Chirino como gran revelación en el lateral derecho. El curazoleño aporta energía, concentración y recorrido ofensivo. En el eje, Nelson Monte, que vive su segunda etapa con más protagonismo que aquella primera 'experiencia' y Federico Bonini forman una pareja equilibrada. El portugués cumple como central diestro con rigor táctico, mientras que el italiano, de perfil zurdo, se ha asentado por su serenidad y su buena salida de balón. El carril izquierdo tiene dueño. Álex Muñoz, lateral de largo recorrido y criterio táctico, completa una defensa que transmite fiabilidad.
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En el centro de la zaga no hay que olvidarse de Chumi, titular en cuatro partidos, pero golpeado por las lesiones –lleva dos–. Formó pareja con Álex Muñoz ante el Albacete y con Bonini los tres restantes.
El motor del equipo
El doble pivote es la base del nuevo Almería. Iddrisu Baba, pese a tener menos minutos que Dion Lopy o Gui Guedes ha recuperado su nivel, tras casi diez meses entre recuperadores y fisios, y ejerce como mediocentro posicional, sosteniendo al equipo en defensa y ofreciendo la primera salida limpia. Su capacidad para interpretar coberturas y ordenar al bloque es esencial. A su lado, Gui Guedes ha crecido hasta convertirse en pieza clave. El portugués combina técnica, lectura del juego y esfuerzo, aportando equilibrio y continuidad en la posesión. Lleva un minuto más que Lopy, que por galones es básico, aunque obligado a atemperar sus formas para evitar tarjetas.
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Y es que la irrupción de Guedes ha permitido dosificar a Dion Lopy, que sigue siendo un recurso de intensidad en los partidos más físicos. Rubi ha sabido combinar perfiles: el músculo de Lopy, el orden de Baba y el criterio de Guedes forman un triángulo que da sentido al sistema. En esa estructura se apoya el resto del equipo, que se libera para desplegar su talento ofensivo. No caen en saco roto el jovencísimo serbio Stefan Dzodic, con tres partidos jugados de inicio, es un jugador de futuro que ya empieza a dar señales por ser un mediocentro defensivo 'atlético'.
Arribas, el faro
En la mediapunta, Sergio Arribas se ha convertido en el líder creativo. El madrileño actúa como enlace entre líneas y referencia ofensiva. Su capacidad para girarse, filtrar pases y llegar desde segunda línea lo ha hecho indispensable. Arribas interpreta los ritmos del juego y marca diferencias en la frontal, donde se mueve con instinto de delantero.
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A su alrededor, Rubi ha construido una línea muy móvil. Adrián Embarba parte desde la izquierda, pero con libertad para diagonales interiores, donde ha encontrado el gol con regularidad. Nico Melamed también puede aparecer por ese costado trasladando a Embarba a la derecha. El catalán ofrece dinamismo, pausa y asociación. Ambos intercambian posiciones con naturalidad, lo que dota al ataque de imprevisibilidad. Ese intercambio, unido a la lectura de Arribas, da fluidez a un equipo que por momentos juega de memoria. Luego, Arnau Puigmal se ha ido ganando la titularidad o ser alternativa. El rubinense ha estado en los diez partidos con más o menos minutos, siendo titular en tres, pero aportando casi en todos en los que entró como revulsivo.
Baptistao y la referencia
En la punta del ataque, Leo Baptistao mantiene su papel de referencia. Aunque no es un delantero de área al uso, su trabajo táctico resulta vital. Fija a los centrales, genera espacios para las llegadas de los mediapuntas y ofrece una línea de apoyo constante. Rubi valora tanto su compromiso como su capacidad para dar sentido al juego ofensivo.
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El brasileño simboliza el espíritu del nuevo Almería. Es un jugador solidario, competitivo y generoso. Su experiencia ayuda a cohesionar a un grupo que ha aprendido a sufrir sin desordenarse y a atacar sin precipitación. Baptistao es la pieza que equilibra la juventud de la segunda línea y la veteranía que Rubi considera imprescindible. También Soko o Thalys han sido utilizados, con el camerunés apareciendo como titular ante el Sanse, en banda, y en Las Palmas como referencia.
Un once reconocible
El once tipo se ha consolidado con Andrés Fernández; Chirino, Monte, Bonini, Álex Muñoz; Baba, Gui Guedes o Lopy; Embarba, Arribas, Melamed, y Baptistao. Ese bloque resume la evolución del equipo. Rubi ha logrado que los roles estén claros, que cada jugador sepa lo que debe hacer y que la estructura se mantenga estable incluso con cambios. El Almería ha pasado de la improvisación a la coherencia.
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El técnico catalán ha devuelto la identidad a un club que necesitaba reencontrarse con su esencia. El equipo defiende junto, transita con criterio y, sobre todo, ha recuperado la confianza. Todavía faltan resultados que lo consoliden en la clasificación, pero el camino está trazado. Rubi ha conseguido que el Almería vuelva a tener una idea, un once y un propósito. Y eso, en apenas diez jornadas, ya es un éxito.
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