El reto del Almería es ganar, ganar, ganar y volver a ganar

El Almería está envuelto en la filosofía atlética. Curioso, porque lo del partido a partido del Cholo Simeone se ha implantado en el fútbol, primero, y en el resto de deportes, después, y lo de las victorias, repetitivas, nacen de aquella exposición del desaparecido Luis Aragonés cuando le preguntaron que qué era el fútbol para él.

Para el Almería, entre ambas connotaciones, versa el partido de hoy. Los rojiblancos reciben a un CD Mirandés disfrazado. Es cierto que en los cinco últimos partidos solo en uno, el disputado en Anduva frente al Málaga, consiguió vencer, estando próximo a sus buenos momentos, que no han sido muchos esta temporada, pero el cambio en el banquillo, más allá de quien lo ocupe, supone siempre la reactivación de motivos para los que no juegan pedir sitio y los que sí lo hacen proponer un 'no volverá a pasar'. Joseba Exteberria anunció que habrá cambios, no dijo ni cuántos, ni cuáles, pero el gallo de Elgoibar, que tendrá a un exrojiblanco como Jorge Pérez como ayudante en el banquillo, seguro que propone aspectos diferenciales para que siga siendo un equipo con gol –octavo en registros cara al marco rival–, pero que cierre la sequía a la hora de encajar –el segundo más encajador y eso que ha mantenido su puerta a cero en siete partidos–.

Los rojiblancos están en el buen camino. Ya lo mostraron en los dos últimos partidos disputados, finalizados con victorias y sabiéndose adaptar a los escenarios propuestos por sus rivales. El triunfo en casa de hace dos semanas, frente a la UD Ibiza, sirvió para romper una racha implantada con el cambio de hoja del calendario, rodeada de muchas cosas en contra que han pasado al olvido pasando por encima del equipo pitiuso y de una victoria en Málaga, la pasada semana, con más connotaciones que el reflejo de los tres puntos logrados gracias al segundo gol en dos partidos del recuperado Sadiq Umar, que además provocó dos penaltis en el primer encuentro y un par de ocasiones de gol en el duelo disputado en Málaga.

Aquello fue una fiesta que hoy debería tener continuidad. Los más de mil rojiblancos en la grada fueron, sí o sí, un jugador más que hoy debe jugar ante el Mirandés, para cantar el himno o no 'a capela', pero para jugar un compromiso crucial porque los tres puntos que hoy se ponen en juego no se jugarán más y el tren que pasa hoy no se cogerá mañana. Hay que subirse al tren de la Liga siendo fiel a un estilo que lo mismo hoy requiere de armarse de paciencia si el Mirandés dice de 'guardarse' para tapar la sangría en defensa, pero que es capaz de correr a la contra para sembrar dudas, algo que ya hizo con el Almería de Guti, con aquella sociedad dirigida por Andoni Iraola –'consejero' de Exteberria estos días– formada por Iñigo Vicente y Marcos André que hoy solo tiene al primero y tampoco atraviesa sus mejores días, falto de continuidad en la etapa final de Lolo Escobar. Ahora, con Etxeberria, al que dirigió en el Athletic, como ocurrió con Imanol García de Albéniz, tratará de sacarle jugo con unas formas que apuestan claramente por un fútbol vertical, de carácter ofensivo, no exento de intensidad.

Ante eso, el Almería tiene recursos en su libro de estilo para buscar la victoria. Ayer, en el Estadio de los Juegos Mediterráneos y a puerta cerrada, Rubi dio los últimos toques a un equipo que seguramente se parezca mucho al que jugó en Málaga, en cuanto a los futbolistas que lo interpreten, aunque puede que diferentes estilos, como ya se ha visto. El técnico rojiblanco tiene la baja de Juanjo Nieto que, como se sabe, se lesionó en Málaga dando muestras de profesionalidad y acabando el partido con el ligamento cruzado anterior de la pierna izquierda roto. Una demostración para el resto, crecidos e ilusionados con vistas a la cita de hoy, en la que volverá Largie Ramazani y su ubicación, al margen de dejar fuera a Arvin Appiah, supone la llegada de un jugador diferencial y fundamental, la pareja perfecta por su entendimiento con Sadiq Umar. Ambos aparecen en las quinielas para ser titulares, con el belga en la izquierda y el nigeriano en punta.

Eso de filtrar balones también será cuestión de quienes les acompañen en la segunda línea, con Francisco Portillo ayudando y Lucas Robertone como uno más de este centro del campo en el que Samú Costa y César de la Hoz se han hecho eternos a base de sostener al equipo, aportando el equilibrio que, por ejemplo, le falta a su rival de esta noche.

La defensa se apuntala con Fernando bajo palos, buscando el tercer partido consecutivo sin encajar y si es sin trabajo como en Málaga –solo despejó un balón, pero su labor no se circunscribe solo a eso– mucho mejor. Por delante todo apunta a una presencia de Alejandro Pozo y un Sergio Akieme que ha vuelto para ser el de la pasada temporada, con Chumi y Babic en el centro de la zaga, puede que siendo la pareja más sólida de la Liga.

El CDMirandés llega con un técnico nuevo cuya apuesta pasa claramente por un fútbol vertical, de carácter ofensivo, no exento de intensidad, como ha demostrado en sus etapas anteriores. En el último partido disputado por el cuadro burgalés, Lolo Escobar propuso jugar con tres centrales y dos carrileros, prescindiendo de Riquelme, el máximo asistente del campeonato. Lo más normal es que Etxeberria apueste por la 'normalidad' con lo que se caería Datkovic del once y también un jugador al que el nuevo técnico mirandilla conoce de su etapa en el CD Tenerife como Jorge Sáenz. La entrada de Onaindia supondría la salida del jugador exchicharrero.

También es cierto que la victoria frente al Málaga, la última conseguida por los jabatos, fue con tres centrales, con Oriol Rey por la derecha, y con Álex López en el centro del campo. De todas formas, todo está sujeto a la incógnita de un equipo que seguramente será diferente o, al menos, esa es una máxima que persigue un técnico que, como Rubi, busca eso de 'ganar, ganar y ganar y volver a ganar'.