Viviendo peligrosamente
La UD Almería lleva 42 jornadas, de las 62 que ha disputado en Segunda División A, en puestos que conducen a salir de la LFP
JUANJO AGUILERA
Lunes, 9 de enero 2017, 00:47
El que viene el lobo es un refrán que al final, si no se toman las medidas oportunas, termina convirtiéndose en cruda realidad. La UD ... Almería lleva tiempo tentando la suerte, en concreto las dos temporadas en las que milita en Segunda División A. En ambos casos porque lo que se ficha no cumple con las expectativas de cuando se realizaron las respectivas operaciones, que no todo va a ser responsabilidad de quienes se sientan en el banquillo. Lo cierto es que, lo sucedido en Primera División no debe ser motivo de análisis, porque si se añade lo sucedido entonces, los números sería aún más negros, pese a que estuvo fuera del descenso en menos ocasiones que en plazas de permanencia -16 veces con billete certificado en la última jornada-. Aquella campaña acabó siendo al final el fruto de lo que se había sembrado y el descenso era la posibilidad más próxima a concretarse cuando comenzaron a hacerse las cosas mal, que fue cuando a Francisco no se le dieron los jugadores que necesitaba y el despropósito continuó con su destitución a principios de diciembre.
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El Almería, que cumple ahora su segunda temporada consecutiva en la División de Plata, en la que debería ser uno de los 'gallitos' de la citada categoría -así se vendió la 'burra' en la campaña del descenso en la que debería haber experimentado una situación parecida a la que ahora tiene el Getafe-, ha ido de mal en peor por culpa de los resultados. ¿Responsables? Cada 'santo que aguante su vela'. Lo cierto es que a los rojiblancos les sucede lo que a aquel periodista que cubrió la información de la rebelión comunista en Indonesia, que vivió un año peligrosamente. El Almería, en este caso, lleva viviendo peligrosamente algo más de doce meses, en concreto desde septiembre de 2015, fecha en la que, tras saborear puestos para los que se había hecho el equipo, entró en un 'bucle', donde, sin explicación, ha salido pocas veces, menos de las esperadas.
En arenas movedizas
Lo cierto es que la UD Almería, desde la sexta jornada de la pasada temporada, vive en zona complicada. Entonces, como en la presente campaña, en la que son doce las jornadas que ocupa puestos de descenso, las primeras jornadas estaban marcadas por la tremenda igualdad existente en el campeonato liguero, donde por un empate podías pasar de ser sexto a ocupar zona complicada. Esta temporada, esa igualdad es incluso mayor porque, con 20 jornadas celebradas, un triunfo del antepenúltimo no te coloca en play off, pero la diferencia con respecto a esa zona está a dos o tres partidos de diferencia. Tal es la igualdad, que el Levante es el único que más cerca tiene la permanencia -a diez puntos o siete si el próximo miércoles gana al UCAM Murcia-.
Lo cierto es que el equipo rojiblanco, en ese proceso de adaptación a la categoría de plata, está sufriendo más de la cuenta. Desde que comenzara su participación en la competición, tras el descenso de Primera, el equipo rojiblanco ha disputado 62 partidos como equipo de Segunda División -42 en el pasado campeonato y 20 en la presente temporada-. A lo largo de ese 'trayecto' ha habido más sobresaltos que alegrías porque son 42 las jornadas que ha estado metido en zona de descenso a Segunda División B, en esa zona que señala el pozo al que nadie quiere volver, pero que llama continuamente a la puerta de la sede rojiblanca.
Sólo al principio de la pasada campaña, la UD Almería estuvo en zona tranquila e, incluso, situado en una posición que le permitía pisar esa zona que para la que había estado hecho el equipo. Los dos triunfos conquistados en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, en la primera jornada, frente al CD Leganés, y en la tercera, frente a Atlético Osasuna, permitieron a los rojiblancos, entrenados entonces por Sergi Barjuan, ocupar la sexta posición al término de aquella jornada.
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El equipo unionista nació aquel año con las prisas por subir de nuevo a Primera División y esas prisas fueron las que terminaron metiendo al equipo en la zona de descenso, con la presión de los resultados en contra, que al final terminaron por partir la cuerda por donde siempre. El Almería encadenó tres derrotas consecutivas, en Lugo, ante el Alavés en casa y en Albacete, para 'acomodarse' en la antepenúltima posición de la tabla de clasificación. Durante 28 jornadas, las derrotas y empates de la etapa de Joan Carrillo mantuvieron al equipo en zona de descenso.
Con la llegada de Néstor Gorosito tampoco se salió de inmediato, pero se empezaron a sumar victorias en casa, anclado por los malos resultados a domicilio. La primera y única victoria sumada en 33 partidos a domicilio desde aquel 29 de agosto de 2015, día en el que se perdió en La Romareda (3-2), sacó a los unionistas de la zona de descenso, en la que estuvieron cuatro semanas. Valió la segunda victoria seguida, frente al Bilbao Athletic con aquel gol in extremis de Kalu Uche, pero las posteriores frente a Numancia (2-0), Nàstic (1-2) y Huesca (2-1) le devolvieron a su 'hábitat', donde, pese a estar acostumbrado a pisarlo, no fue capaz de adaptarse -nadie es capaz de tener tranquilidad cuando las cosas van mal dadas-.
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Durante las últimas nueve jornadas, en las que se incluyen las cuatro citadas anteriormente, el Almería sí que supo salir de la zona de descenso, en la que estuvo dos de esas siete jornadas. Entró como consecuencia de esa derrota en El Alcoraz y por el empate en Palamós-Costa Brava ante la Llagostera, pero los triunfos frente a Oviedo (3-1) y Mirandés (2-1) le dejaron con la ventaja de afrontar la última cita del campeonato fuera de descenso para salvarse haciendo lo mismo que la Ponferradina. Esta cayó en casa y el Almería empató en Córdoba, para conseguir estar fuera de descenso en la única ocasión en la que valen las cuentas, a final de temporada.
Así, desde la quinta jornada, en la que fue decimosexto, los 'propietarios' del Estadio de los Juegos Mediterráneos, nunca estuvieron por encima de esa posición cuando pisaron la 'tierra prometida'. Así, fueron decimosextos en dos jornadas, la quinta y la trigésimo quinta; decimoctavos, en las jornadas trigésimo cuarta, trigésimo sexta, trigésimo séptima, trigésimo novena y cuadragésimo segunda. En la penúltima ocupó la decimoséptima posición.
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Y no se aprende
En la presente temporada no se ha aprendido y casi se repiten las posiciones, que como des obvio son fruto de los malos resultados obtenidos a lo largo de las veinte jornadas que se llevan celebradas, incluso se pisa zona de descenso antes y salvo en tres jornadas, las primera, tercera y cuarta, en las que ocupó la décima y undécima posición, siempre ha estado desde la decimoséptima hasta, incluso, la penúltima posición -el Almería no ha tocado la última plaza-, en la que tomó aposento en seis de las doce veces en las que ha estado en 'billete' para Segunda División B. En tres jornadas ocupó la décimo novena plaza y otras tres ocupó la vigésima plaza que ostenta en la actualidad -a la espera de ver qué pasa el próximo 11 de enero con el partido aplazado a jugar entre UCAM Murcia y Levante UD-.
Desde que pisara, en la segunda jornada del campeonato, la zona de descenso, en siete ocasiones ha estado fuera de ella como consecuencia de la victoria frente al Rayo y el empate en Girona. Pese a perder en casa frente al Tenerife, no entró en zona peligrosa. Sin embargo, la caída en La Condomina frente al UCAM le mantuvo en descenso, hasta que logró imponerse al Nàstic de Tarragona en el Estadio de los Juegos Mediterráneos (3-0), también porque sólo perdió un partido, el jugado en Huesca, sumando tres empates -ante Lugo y Levante, en casa, y en Alcorcón- y si ganando al Córdoba logró escapar del descenso, por el golaveraje. El triunfo frente al Elche le permitió 'evadirse', pero la rémora de este equipo lejos del Estadio de los Juegos Mediterráneos, con derrota en Miranda, le volvió a meter en su 'hábitat', para ponerse una 'pesada camiseta' que caracteriza a los partidos en casa cuando fuera no se 'rasca'.
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