Mohammed Fatau anotó el gol de la victoria ante el Llagostera.
UD ALMERÍA

Entre perdones e ilusión recobrada

Fatau señaló que se dejó llevar tras perder el puesto con Carrillo y ahora ha recuperado las ganas

JORDI FOLQUÉ

Miércoles, 13 de enero 2016, 00:25

Mohammed Fatau está viviendo esta campaña una particular montaña rusa. Bueno, como casi en toda su carrera deportiva. De ser indiscutible pasa a no contar ... para nada. Y viceversa. Poca explicación. Poco conocimiento, quizás, de un jugador que no ha terminado de explotar en los equipos que ha militado en España. El Granada no ha contado con él salvo para cederlo. El pasado ejercicio, en el Rayo Vallecano, estuvo más en la grada o en el banquillo que en los planes de Paco Jémez. Todo parecía cambiar con su llegada al Estadio de los Juegos Mediterráneos. Dejar la parte baja de la Liga BBVA para estar, en la teoría, en el equipo más puntero de la Liga Adelante. Con la vitola de importante en el doble pivote. Para ser la continuidad de su 'hermano' Thomas Partey en el centro del campo del Almería. El equilibrio, con llegada y disparo, entre la defensa y la delantera. Formando, tal y como dijo Alberto Benito (director deportivo de la UDA), el «mejor doble pivote de la categoría» con Lolo Reyes.

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El comienzo no pudo ser más espectacular. Un golazo en la presentación del equipo ante sus aficionados, frente a la UD Las Palmas. Ya se veía una especie de 'mezcla' entre Thomas y Felipe Melo. Los dos centrocampistas más poderosos que han pasado por el Estadio de los Juegos Mediterráneos, defendiendo la elástica rojiblanca, desde su inauguración en julio de 2004. Pero del todo se fue pasando a la nada. Pérdida de importancia en el terreno de juego. Pérdida de protagonismo, salvo cuando hablaba claro (tras perder ante el Albacete).

Bilbao Athletic

Pero se mantenía, de una manera u otra, en el equipo titular. El doble pivote formado por él y el chileno parecía lo único 'válido' en la UDA, pese a que las jornadas pasaban y no se ganaba. Hasta que llegó la cita ante el Bilbao Athletic. Ahí fue titular. Pero se acabó. Joan Carrillo tomó la determinación de cambiarlo. Miró al banquillo y vio a Fran Vélez. El equipo mejoró, aunque tampoco se ganase ningún partido.

Esta cita marcó su presencia en el equipo. Joan Carrillo, pese a que hubiera bajas en el centro del campo o tuviera que modificar la zaga y pasara Fran Vélez al centro de la defensa, no confiaba en Fatau. Ayer, en su primera comparecencia desde el cambio de técnico y haber recuperado la titularidad, quiso aclararlo todo. No echó la culpa al entrenador catalán. «Ponía a los que creía que estaban mejor», dijo. Para, a continuación, significar que «yo no estaba en un buen momento». Quizás porque no se atrevió a tener una conversación con el que era su 'jefe'. «Yo no quise hablar. No soy fuerte en ese aspecto (mental)», así que se vino abajo.

Veía pasar las jornadas y, en su puesto, se probó de todo. Hasta Jonathan Zongo estuvo de doble pivote. Nada salía. Y con Fatau en el banquillo o en la grada. De ahí que su nombre saliera como una de las primeras salidas del club en este mercado de invierno. «Yo nunca me he querido ir. Me gusta Almería y quiero ayudar al equipo», significó. Nadie dijo que de él partiera la idea de retornar al Granada, club que lo tiene cedido a la UDA. Partía desde la propia entidad almeriense, dado que no podían tener una de las fichas importantes para un jugador al que no se le esperaba ninguna reacción, pese a reconocer el gran potencial que tiene. También era una idea del conjunto nazarí, que prefería un cambio de aires del jugador para que no pasase, como un año antes en el Rayo, más tiempo sin jugar que sobre el rectángulo de juego.

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Su nombre salió, como también han salido otros y siguen saliendo. Algo lógico habiendo reconocido la entidad almeriense que busca refuerzos, por la mala situación del equipo en descenso, y porque tiene todas las fichas cubiertas. Valorando el fichaje de Kalu Uche como «un acierto. Que puede aportar mucho al equipo», no quiso 'meterse' en ningún charco cuando se le preguntó por el ambiente en el vestuario sabiendo que a Míchel Zabaco se le quiere dar la baja. Que a otros compañeros (Antonio Marín y Cristian Herrera) se les ha comunicado que tendrán pocos minutos. Sin olvidar los que, en los próximos días, pasarán por las oficinas del club para poder salir al no contar mucho para Néstor Gorosito. Fue muy 'correcto' al apuntar que lo «importante es el Almería». Frase para resumir todo.

Sin miedo

Ahora, tras la llegada de Néstor Gorosito, los jugadores han comenzado de cero. Al menos, en el caso del ghanés. Ha pasado de tener un pie fuera a que el argentino dijera que es «fundamental». Y se le nota. «Habla conmigo y me da ánimos para que siga trabajando así», declaró el centrocampista sobre las conversaciones, varias, que ha tenido con su nuevo entrenador. Es la única diferencia que ve en el día a día de alto 'tangible'. De lo intangible, los cuatro puntos ganados en las dos últimas jornadas (por primera vez en la temporada se ha conseguido esta puntuación de un par de partidos seguidos) ha provocado que el equipo «ya no tenga miedo». Como sí lo tenía al ver que pasaban los encuentros y la racha sin ganar llegó hasta los 15 de forma continuada. «Teníamos miedo en el equipo que llegase el partido siguiente», lo que se notaba en el terreno de juego desde que comenzaba un choque.

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Se nota en los rostros de los jugadores. Asumiendo que no se ha hecho nada hasta ahora, siguen en puestos de descenso, sí que afondan la cita del domingo frente al Córdoba de una mejor manera. Pese a que llegará el segundo clasificado (puesto de ascenso directo), para Fatau «es un rival más». Ya no miran el nombre del oponente para pensar si tienen más o menos opciones de conseguir algo. Todo por los cuatro puntos logrados. Todo porque «el míster tiene las ideas muy claras sobre la forma que quiere que juguemos y estamos trabajando para conseguirlo. Su forma de trabajar es muy positiva», admitió Fatau.

Gol con dedicatoria

Pero antes de todo esto, Fatau quiso hablar primero sin necesidad de ninguna pregunta. Para «pedir perdón, otra vez, a los aficionados por el gesto que tuve cuando marqué ante el Llagostera». Para el ghanés, fue producto «de lo que llevaba dentro por todo lo que había pasado en las últimas semanas».

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Para la siguiente vez que marque, ya tiene una dedicatoria especial. Será para Thomas Partey. «Él me ha estado apoyando cuando las cosas no me han ido bien y me ha animado. Me ha llamado todos los días», para decirle «que en el fútbol las cosas cambian». Fatau es el ejemplo.

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