Poner en práctica las primeras pistas
Joan Carrillo no paró en todo el partido de corregir y animar en su estreno en Almería
JORDI FOLQUÉ
Martes, 3 de noviembre 2015, 00:23
¿Cómo es Joan Carrillo? Es la pregunta que el entorno de la UDA, también el de la Liga Adelante, se ha hecho con más ... frecuencia desde que saltó su nombre como uno de los candidatos para hacerse cargo del banquillo del conjunto rojiblanco. En su forma de ser, de entrenar y de dirigir los partidos. Todo era una incógnita. Para el público y para los propios jugadores. Los que son 'suyos' desde hace dos semanas. Días que han pasado pero que, hasta el pasado domingo, no permitieron verlo en el banquillo local del Estadio de los Juegos Mediterráneos. Con los focos y las miradas de todos puestas en el catalán. Fue su estreno ante el que es ya su afición. A la que, en el primer día, pudo dar las gracias por haber apoyado al equipo pese a que desde el césped no se transmitía nada positivo (en cuanto a resultados y, también, en sensaciones) desde la tercera jornada del campeonato liguero. Unos seguidores que no lo habían visto en directo ninguna vez. Unos aficionados que no habían podido observarlo en pleno trabajo. Y frente al Real Valladolid pudieron hacerlo por fin.
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Muy activo
Desde la distancia, con corbata azul y camisa blanca, el técnico se le pudo observar muy activo. Pidiendo calma a los componentes del banquillo en algunas jugadas y, a la vez. mostrándose enérgico cuando entendía que debía protestar. El colegiado, incluso, se acercó a su área técnica para pedirle que tranquilizase a los que tenía a su alrededor y, de paso, que no protestase de forma airada.
Porque en ese no parar hubo de todo. Sabiendo en cada momento al que tenía que recriminarle una pérdida o una mala ejecución de una acción determinada. Sabiendo en cada momento si tenía que despertar a un jugador en concreto para que fuese más activo en sus jugadas. Sabiendo en cada momento dar un grito de aliento por una jugada positiva y aumentar la autoconfianza de un futbolista. Sabiendo que a los veteranos, quizás, no hacía falta tanto 'cariño' y sí a los más jóvenes. Sabiendo, por tanto, en cada momento lo que necesitaba un colectivo (de forma individual) que no está en su mejor momento y para el que necesita, como ha reconocido, hacerle sentir que no se les puede haber olvidado jugar al fútbol y que son, por lo hecho en otros equipos, un bloque llamado para estar arriba por calidad y que, por otros aspectos, está como colista de la Liga Adelante.
Desde el primer momento tuvo la premisa de que el equipo no encajase goles y que, por tanto, cortase la sangría de tantos que hacen ser a la UDA el equipo más goleado de toda la categoría. El recibido por parte de Mojica es el vigésimo en once partidos. Y eso que en los dos últimos han sido uno en cada choque. El domingo la tarea no era nada fácil. Sobre todo al ver que había dos debutantes en esta temporada como titulares en Liga. Antonio Marín y Míchel Zabaco se estrenaron. Hacia ellos, más hacia el más joven de la zaga, fueron sus consignas. El hecho de que en la segunda parte lo tuviera pegado en su banda llevó a que el granadino tuviera 'en el cogote' la voz de su entrenador. Corregirle y darle ánimos se mezclaban cada vez que se dirigía al campeón de Europa sub-19. Sin aspavientos. No los necesitó en ningún caso. Ni con Antonio Marín ni con nadie.
Ni tan siquiera cuando Morcillo emuló a Carles Puyol en el Mundial de Alemania y quiso conducir, al ver que no le salía nadie, desde el centro de la zaga hasta, prácticamente, el borde del área contraria provocando una acción de peligro a su favor. Del 'susto' inicial pasó a la felicitación a un jugador que cuajó su mejor partido desde que viste la elástica rojiblanca. Mandando en defensa y sintiéndose cómodo como pareja de Fran Vélez. ¿Tuvo que ver que Dubarbier no estuviera de lateral y Zabaco no subiera tanto? Se verá en próximos encuentros al no estar el argentino por lesión.
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Con la línea de atrás con más confianza, su siguiente misión fue el centro del campo. Repetía en el doble pivote Fatau con Lolo Reyes. Ya sin la presencia de un tercer jugador de contención (el sacrificado fue José Ángel), la pareja formada por el africano y el chileno ofreció muestras de lo que se espera de ellos. Pero, también, mostró errores que el domingo no fueron aprovechados por el rival y que, en otros encuentros, han costado puntos.
Fatau y Lolo Reyes
El ghanés fue pulmón y destrucción. Hasta que le fue mostrada una tarjeta amarilla. Joan Carrillo sabía que se la estaba jugando con mantenerlo en el terreno de juego. Así que, antes del cambio, entre pedirle calma (algo difícil por el juego del cedido por el Granada) y que no fallase en los pases en la salida del balón. Al final del choque, el propio Carrillo insistió en que Fatau puede aportar mucho más en ataque pero que, ahora mismo, «está haciendo lo que le estamos pidiendo para ayudar en defensa». Como también espera mucho de Lolo Reyes. La otra pata del banco de lo que debe ser el aumento de consistencia en la UDA. Quizás fue al que menos tuvo que nombrar en todo el partido para corregir o darle ánimos.
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Algo similar a Fernando Soriano. El maño jugó todo el partido. Una situación a la que ya no está muy habituado el centrocampista maño que siempre ve su dorsal en la tablilla del cuarto árbitro. Bien para entrar desde el banquillo o para salir del campo. Frente al Real Valladolid aguantó los 95 minutos del choque e, incluso, puso el centro que pudo ser el del 2-1 definitivo en la contra tras fallar Mojica el penalti ya en tiempo de prolongación.
Para acabar con los titulares, tres zurdos. Uno con una gran confianza (Quique González) en todo lo que hace y suma ya cinco goles en el campeonato liguero. Otro que el gol es una obsesión (Chuli) y que asumió la responsabilidad de lanzar el penalti que pudo suponer el 2-1. El tercero, con una extraordinaria calidad en sus botas (Iván Sánchez) y que ha estado viviendo estas diez primeras jornadas, casi, pidiendo perdón por intentar algo. Para los tres tuvo palabras durante el choque y después del mismo.
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Quique, Chuli e Iván Sánchez
A Quique González le pidió que presionara cuando hubiese una cesión a Kepa. De ahí que dijese en rueda de prensa que el gol no viene de la casualidad. «Dijimos que presionaran porque siempre juega el balón con los pies. Estaba ensayado y salió bien porque Quique creyó que podía pasar». En cuanto a Chuli, «solamente fallan los penaltis los que lo lanzan. Él necesita estar en racha como todos los delanteros y creímos que debía lanzarlo». Para el jiennense, sus palabras fueron durante el choque. Tras un inicio en el que seguía mostrándose como en la primeras jornadas (sin confianza), el '22' fue tomando el pulso al partido y soltando el lastre que lo ha acompañado. El cambio fue espectacular. Tanto que pudo dar la impresión que en el vestuario, durante el descanso, lo habían cambiado por el verdadero Iván Sánchez. El que maravilló la pasada campaña en el filial y que se ha ganado tener ficha con la primera plantilla y un nuevo contrato profesional con la UDA. Así de sencillo. Así resultó la motivación desde el área técnica.
Y faltaban los cambios. Tras varias semanas, de nuevo los comentarios después del partido (incluso del presidente) eran de que «el banquillo ha aportado». Montoro permitió tener mayor fluidez en el centro del campo para aportar una variante más al juego mostrado por un Fatau que ya rozaba la expulsión. Cristian Herrera pudo ser objeto de un penalti, aunque ni lo reclamó, saliendo en lugar de un Quique González que ya había puesto todo lo que tenía en el partido. Y, como mención especial, Pozo.
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El malagueño tuvo media hora. Pese a ser el más joven de toda la plantilla, pidió el esférico. El técnico le pidió desborde, conducción y pase. Su particular 'abc'. Permitió un juego distinto.
En dos semanas
Todo lo dicho por el técnico a sus propios jugadores, visto desde la distancia, fue corroborado por los protagonistas. Los pupilos de Joan Carrillo consideran que su nuevo jefe, tras dos semanas al frente del equipo, «transmite lo que quiere. Con convicción y nos ha liberado. Estamos con más confianza. Ahora depende de nosotros que lo que ensayemos lo traslademos al césped y logremos salir del pozo.
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Fue una pequeña dosis, unas primeras pistas, de lo que, según el presidente y el propio técnico, debe aportar el equipo para salir, primero, de los puestos de descenso y, después, «lo que sea». No se quieren poner metas. Solamente una a día de hoy: Alcorcón. Será la tercera pista que se vea de Joan Carrillo. Tal y como aseguraron dueño y responsable del banquillo, «en dos semanas debe verse ya al Almería que queremos». Así que la cita en la Comunidad de Madrid debería ser el último ensayo.
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