Dos meses
«Esta jornada,marcará los próximos sesenta días. Dos meses viéndote medio mal o medio bien. Dos meses sudando estrés o adrenalina. Dos meses con un gesto vinagre o una sonrisa nerviosa. Dos meses a base de percusión o de violines. Dos meses destrozando el claxon o sacando el brazo por la ventanilla»
Todo aquel que se ha comprado una vivienda sabe el sufrimiento que se experimenta justo en la parte final del proceso. Cuanto más cerca está ... la culminación, más largo y empinado se convierte el proceso. Se llama desesperación. Ocurre también en la cola del súper cuando te va a tocar a ti pero el abuelo de delante empieza a contar monedas para quitarse la calderilla y la cosa se eterniza. Ídem en el centro médico, donde el turno corre y la puerta se abre y se cierra con cierta premura hasta que llega tu turno; el paciente que te precede ha muerto ahí dentro y nadie levanta el cadáver.
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El cortisol empieza a correr por tus venas como el cava en Navidad. La desesperación infinita desata nuestra ansiedad. Y una vez que empiezas a derrapar, es muy complicado volver al deseado equilibrio. El sistema nervioso se desajusta en una décima de segundo y sin embargo cuesta semanas volver a la normalidad. Si es que lo consigues, claro.
Es justo lo que debemos evitar en la tarde de hoy ante el Getafe. Los lunes en descenso no solo transforman las semanas futboleras en bosques obscuros sino que dotan al próximo partido en un examen de Selectividad. Esta jornada, la que disputamos en unas horas, marcará los próximos sesenta días. Dos meses viéndote medio mal o medio bien. Dos meses sudando estrés o adrenalina. Dos meses con un gesto vinagre o una sonrisa nerviosa. Dos meses a base de percusión o de violines. Dos meses destrozando el claxon o sacando el brazo por la ventanilla.
Los dos próximos meses de nuestra vida estarán marcados por estos últimos noventa minutos previos a Qatar. Y cuando el Mundial sea historia, nuestra próxima salida será en Cádiz. Imagínense. Lo de hoy es un tema serio. Muy serio. Excesivamente serio. El viento empuja a favor o en contra. Y esta noche veremos hacia dónde indica la veleta.
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