La UDA anima a sus rivales
«La derrota de los rojiblancos en Elda, más que nada por la forma cómo se produjo, puede no afectar a los almerienses que saben que su equipo titular es otro, pero es indiscutiblemente un grito de aliento para sus rivales que no necesitan ver el partido copero para venirse arriba con tamaño bofetón»
Dice Rubi que la eliminación en Copa no va a influir en la marcha de la UDA en la Liga. Debería ser así porque, de ... lo contrario, mal vamos. Es cierto, no obstante, que sí va a influir en cómo los rivales ven a la UDA en Liga. Los directos, especialmente. Porque en una temporada en la que el ascenso inmediato va a estar especialmente complicado, por aquello de la desesperación de tres clubes de esos llamados 'históricos' –como si los demás no tuvieran pasado– por recuperar una plaza entre los mejores, no conviene despistarse ni hacer concesiones innecesarias. Que para eso están los penaltis 'modelo Ceuta'.
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La derrota de los rojiblancos en Elda, más que nada por la forma cómo se produjo, puede no afectar a los almerienses que saben que su equipo titular es otro, pero es indiscutiblemente un grito de aliento para sus rivales que no necesitan ver el partido copero para venirse arriba con tamaño bofetón. La incapacidad para hacer un gol al Huesca en liga, cuando lo único que hizo fue ordenarse con rigor táctico atrás, dejando a la vista las carencias rojiblancas para resolver este tipo de planteamientos y la ausencia de un 'killer' de los de toda la vida, ya puso las orejas de sus rivales arriba del todo, salivando y oliendo sangre rojiblanca. Pero esto de Elda, a continuación de lo del Huesca, literalmente ha sido un masaje en las sienes de los rivales que, de sentir estrés por el vuelo imparable de los Rubi, pueden mirarlos ahora como los primeros candidatos a caerse de la nómina de aspirantes al ascenso directo.
Porque, no nos engañemos, las aficiones de Almería, Santander, Las Palmas y La Coruña vamos haciendo cuentas sin rigor alguno sobre los que, tarde o temprano, se caerán de la lucha por el ascenso directo. Más un deseo y una forma de soportar la presión que algo científico, claro está. Todos, literalmente, se ven subiendo a Primera por la vía rápida y ninguno contempla una caída de tensión.
Todos se miran de reojo y desean el tropiezo ajeno, lógicamente, para motivarse aún más con el premio final. Y, claro, ver a la UDA estamparse en Elda después de hacer lo propio con el muro del Huesca, justo cuando llega el frío, como ocurriera en temporadas anteriores, puede no afectar a la mentalidad de los chicos de Rubi en sus partidos de Liga, eso está por ver, pero lo que sí es cierto es que inyecta moral, ánimo y autoestima a los adversarios.
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No digo con esto que la UDA se vaya a caer de los candidatos al ascenso, no. Simplemente que, lejos de quitarle importancia a una eliminación en Copa como la vivida y, sobre todo, por la forma en que se padeció, convendría hacer un acto de contrición y jugar cada minuto como exige el nivel del proyecto rojiblanco y, además, moverse en el mercado de invierno con el mismo nivel de exigencia y acierto.
A mí la Copa no me motiva especialmente aunque algunos de los mejores momentos los hemos vivido en esa competición. Pero menos aún me motiva tener que digerir un sapo como el de Elda. Y ya van unos cuantos en nuestra historia. Porque históricos, como Hacienda, somos todos.
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